Brian Gilberto Román Gastélum, es dentista de profesión, y fue ascendido a tesorero del municipio de El Fuerte, a cinco meses de ser el secretario particular del alcalde, Gilberto Leyva Ortega, y 151 días después de que fue coordinador de campaña del gobernador, Rubén Rocha Moya, en esa misma demarcación.

Justo antes de su ascensión, Rocha Moya y Leyva Ortega tuvieron un cónclave y se decidieron por el inexperto profesionista, y cuyo empleo anterior había sido el de dentista del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) municipal.

Román Gastélum suplía en ese momento a Fabián Cazárez González, un catedrático con especialidad en administración agropecuaria.

Él habría llegado al cargo por méritos propios, sin ser amigo del alcalde y ni haber participado en la campaña electoral. “Alguien me lo presentó, hablamos, vertí mi opinión respecto a cómo debería de manejarse los dineros públicos, y entonces, accedí a tomar la tesorería”, recordó Cázarez.

Durante los siguientes meses comenzó a trabajar reorganizando el descontrol del dinero público, priorizando el gasto, reduciendo deudas, pagando a proveedores, ahorrando para amortizar créditos fiscales, pero sobre todo, acopiando el dinero suficiente para no retrasar la nómina, explicó sin ahondar en mayores detalles, como el monto de la deuda heredada por la administración de Nubia Ramos Carbajal, pasivos y otros desarreglos.

Pero en un momento, las relaciones se tensaron, se hicieron tirantes, hasta que se fracturaron.

“Fue algo así como el teléfono descompuesto, en donde la información no fluía adecuadamente”, expuso el que hasta ese momento tenía claro que dejaría la administración e iría a la banca política.

A ese instante, el alcalde se había montado en el macho y no daba la cara para aclarar lo sucedido. Hasta el momento no lo ha hecho, y los regidores aún desconocen lo que pasó con exactitud para el rompimiento, pese a que tuvieron dos encuentros, uno en la sesión de cabildo en donde se mayoriteó al dentista y otra con Rocha Moya, intentando calmar los ánimos.

Jairo Samuel Leyva Soto, regidor independiente, Carlos Sarmiento Carabeo, edil por Movimiento Ciudadano, y José María Flores Soto, concejal por Morena y considerado el hombre fuerte del alcalde Leyva Ortega, coincidieron en desconocer el motivo de la renuncia del tesorero, pese a las dos entrevistas grupales.

A Flores Soto se le considera el vocero del alcalde y el encargado de haberle pedido la renuncia al tesorero Cázarez.
Él negó el caso, pero reconoció que habló con aquel para pedirle la reconsideración a la separación y que buscara el acercamiento con el Presidente Municipal, pero la petición no prosperó.

“Lo considero un muy eficiente tesorero, que supo poner en orden y bajo regla la administración. No hubo retraso en nómina, saldó proveedores, hizo ‘guardaditos’ para abonar a la deuda histórica con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y otros logros, pero optó por retirarse. En los cinco meses ocurrieron desacuerdos, y un distanciamiento que hizo crisis y motivó el relevo, del que ahora se espera la entrega-recepción”, explicó el concejal.

Para Jairo Samuel Leyva Soto, el despido del tesorero fue injustificado, a tal grado que el alcalde no sabe y no quiere dar las razones para ello. “Llevaba las finanzas al día, de toda la administración, incluyendo al propio Presidente Municipal, Fabián era el más tratable, el que resolvía al ciudadano los problemas que le presentan, el que los atendía afuera o dentro de la oficina; era lo que debía ser un verdadero funcionario, que quizá eso le provocó celos, y finalmente, la aversión del séquito del alcalde.

El regidor aseguró que la renuncia del tesorero desilusionó a la comunidad, porque los vicios de otras administraciones se enraízan.

En tanto que Sarmiento Carabeo opinó que la salida de Cázarez es una mala presentación para el Presidente Municipal, porque el trabajo que estaba realizando con los dineros, era excelente.

Y reiteró que a semanas del despido, el caso sigue siendo un tabú y un misterio.

Los regidores consultados respecto del tema, coincidieron en que las relaciones dentro del cabildo quizá no sean tersas ni sencillas, sino ríspidas y accidentadas, porque la administración no habla con la seriedad que requiere una administración municipal.

Los tres concejales consideraron que en la tesorería hay buenos empleados que ahora serán los que conducirán al dentista, porque dependerá de ellos en la política administrativa.

El resultado de esa dependencia se verá en los próximos meses, si la tesorería se hunde o flota será la consecuencia del acto del presidente, Gildardo Leyva Ortega, sentenciaron.

Artículo publicado el 17 de abril de 2022 en la edición 1003 del semanario Ríodoce.