En caso Sanalona, justicia solo para una víctima

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La justicia para las dos jóvenes asesinadas por policías Elite empieza a llegar pero sólo para una de ellas. El primero de los cuatro involucrados fue declarado culpable del homicidio de Ana Carolina y absuelto del homicidio de Andrea.

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El viernes pasado el juez Sergio Valdez Meza dictó el fallo contra el agente del grupo Elite de la Policía Estatal Preventiva, Joel Noé, y este lunes 14 dictará la condena.

El juez también lo declaró culpable del delito de abuso de autoridad y lo absolvió de delitos cometidos por servidores públicos y homicidio en grado de tentativa en perjuicio de las dos víctimas que resultaron ilesas en el ataque.

El juez dijo que en el homicidio de Ana Carolina se acreditó que los policías señalados por la Fiscalía, entre ellos Joel Noé, dispararon hacia el vehículo.

Manifestó que la participación de Joel Noé fue indeterminada debido a que no se pudo establecer quién disparó la bala que privó de la vida a la joven.

En el caso de Andrea, indicó, la joven recibió un balazo y en su cuerpo encontraron una ojiva y según los peritos pesó 5.1 gramos y las balas que dispararon los agentes tienen un peso de 3.1 gramos cuando están completas.

Señaló que no hay correspondencia de la ojiva con la bala completa.

Manifestó que sí la ojiva hubiera sido de las balas que dispararon los policías debía pesar menos de 3.1 gramos por que ya solo es un fragmento.

Durante el fallo manifestó que tras el hecho un investigador le pidió a un policía la credencial que contiene la licencia de portación de arma y las que tenía registradas no eran las que portaba y la Fiscalía no investigó a ese agente.

El juez recriminó a la Fiscalía no haber ampliado la investigación a más agentes y haberse limitado solo a cuatro.

Por los delitos de homicidio en grado de tentativa y abuso de autoridad no quedaron satisfechos los requisitos para acreditarlos, indicó.

Joel Noé fue detenido desde marzo de 2020.

Las víctimas son Andrea y Ana Carolina, quienes fallecieron; y Dulce María y Julio César, que resultaron ilesos y fueron retenidos injustificadamente.

La agresión ocurrió la madrugada del 27 de enero 2020 en el templete de la presa Sanalona cuando los cuatro jóvenes circulaban en un automóvil Honda y desde una patrulla les dispararon sin motivo alguno.

Los agentes alteraron la escena del crimen y sembraron una pistola y cuatro casquillos, inventaron la historia de una quinta persona que bajó del vehículo y huyó, y contaminaron las manos de las víctimas con plomo para justificar un enfrentamiento.

Dulce María y Julio César fueron llevados ante el Ministerio Público quien se negó a recibirlos por retención prolongada y luego los trasladaron a Barandilla por supuestamente alterar el orden público pero minutos después fueron puestos en libertad porque no se acreditó la presunta falta administrativa.

El juicio contra Joel Noé empezó el 3 de noviembre pasado y hasta el 31 de enero concluyeron las declaraciones de más de 70 testigos.

La semana pasada, durante tres días la Fiscalía y la defensa expusieron sus alegatos de clausura y en el último momento el imputado decidió hacer una declaración.

“Señor juez, no soy responsable de los hechos, por favor estudie bien mi caso, yo soy inocente”, dijo.

Durante los alegatos de clausura, la Fiscal Marlén Medina dijo que acreditaron de manera contundente la intervención de Joel Noé.

Durante el juicio se estableció que el Honda era conducido por Julio César, como copiloto viajaba Andrea, en el asiento de atrás del chofer Dulce María y atrás del copiloto Ana Carolina.

Una mujer que se encontraba esa noche en el templete dijo cuando el Honda pasó por un lado del convoy desde una patrulla le dispararon.

Aseguró que las patrullas circulaban con las luces apagadas y nunca le marcaron el alto al vehículo y tampoco hubo disparos desde el Honda hacia las patrullas.

Declaró que del Honda nunca bajó una persona que corrió hacia el monte.

Dulce María declaró que los policías nunca les hicieron señalamientos para que se detuvieran y negó que viajara una quinta persona con ellos, que tras la agresión huyó.

Mencionó que después de que les dispararon ella bajó del vehículo y le gritaba a sus primas, hasta que los agentes la detuvieron y la llevaron a una zona donde ya no veía el Honda; y luego la subieron a un vehículo blindado en el que la trasladaron a una oficina que desconoce y después a Barandilla.

Julio César narró que tras la agresión su novia Andrea le dijo “me hirieron” e intentó auxiliarla pero los agentes lo sometieron y le pusieron la cabeza sobre el techo del vehículo mientras lo golpeaban y luego lo subieron a un blindado en el que estaba Dulce María.

Los padres de las víctimas acudieron a declarar y dijeron que sus hijas no pertenecían a ningún grupo criminal y no usaban armas de fuego.

Los peritos mencionaron que era imposible que hubiera un quinto pasajero que descendió de la parte de atrás porque el descansabrazos estaba hacia abajo con restos óseos y de sangre de Ana Carolina y si hubiera viajado otra persona ahí los restos hubieran quedado en la persona no en el descansabrazos.

Además, la joven murió en el vehículo y cuando los peritos llegaron estaba todavía en el asiento con el cinturón de seguridad puesto y también tenía restos de sangre.

Aseguró que no pudo haber ido otra persona en el asiento trasero junto con Dulce María y Ana Carolina.

Una perito señaló que las jóvenes tenían una cantidad de plomo excesiva en las manos y determinó que se las contaminaron de manera deliberada para justificar el enfrentamiento.

Manifestó que una persona puede tener esa cantidad de plomo en las manos por tres motivos: uno es que hayan disparado más de 30 balazos y en el lugar no había indicios de que lo hayan hecho; el segundo es que hayan recibido muchos disparos en las manos y eso tampoco ocurrió; y el tercero es que se lo pongan intencionalmente.

Una perito en balística dijo que los policías dieron positivo al rodizonato de sodio, lo que indica que sí dispararon; sin embargo, sus armas dieron negativo a la prueba que se les realizó para determinar si las habían disparado recientemente y determinó que limpiaron y tallaron las culatas antes de que les hicieran la prueba.

En el lugar recogieron 23 casquillos calibre .223 que los peritos establecieron que uno fue disparado por el arma que tenía Joel Noé, tres por Luis Antonio, detenido y sujeto a proceso penal; y 18 por Ismael y uno por Alfredo que se encuentran prófugos.

Un perito dijo que dentro del Honda encontraron dos casquillos que establecieron fueron disparados por el arma que encontraron en el monte pero en el vehículo no hay indicios de que hayan disparado desde el interior y solo tiene impactos de entrada.

En el juicio leyeron una declaración ministerial que dio el ex director de la Policía Estatal Preventiva, Joel Ernesto Soto, asesinado en mayo del año pasado.

El funcionario proporcionó informes de los nombres de los agentes que viajaban en el convoy y quién iba en cada patrulla, así como el informe que elaboraron los policías en el que señalan que se trató de un enfrentamiento.

La Fiscalía también llevó a declarar a 25 policías que formaban parte del convoy.

Los policías, según la Fiscalía, evadían las preguntas durante el interrogatorio y señalaban que no recordaban los hechos; y fue mediante diversos ejercicios en los que Fiscalía les mostró documentos para que recordaran, cuando dijeron que no vieron quiénes de sus compañeros dispararon, si habían disparado desde Honda y que no habían participado en la búsqueda de la persona que supuestamente se dio a la fuga.

No se justifica el actuar del acusado, no existe justificación alguna cuando su deber era proteger la vida, dijo la Fiscal? Marlén Medina.

Mencionó que no conforme con privar de la vida a Andrea y a Ana Carolina, alteraron la escena del crimen, contaminaron las manos de las víctimas y detuvieron de manera injustificada a Dulce María y a Julio César.

Señaló que durante el juicio la defensa quedó desmantelada.

La defensora Claudia Torres dijo que las pruebas que presentó la Fiscalía eran deficientes.

Manifestó que la FGE presentó testimonios de personas que no estuvieron en el hecho y que no dieron valor al esclarecimiento ni aportaron nada.

La única testigo que estuvo en el lugar, indicó, no señaló directamente al acusado de haber disparado.

Los agentes investigadores hicieron un trabajo que faltó a las bases de lo que debe ser una investigación, expresó.

Los agentes que formaban parte del convoy, dijo, reconocieron que Joel Noé era su compañero pero no que él había disparado.

La Fiscalía no respetó el derecho de las víctimas a que se conozca la verdad y se haga justicia, comentó.

El coordinador del grupo Elite y quien estaba al mando del convoy, Carlos Alberto, está vinculado a proceso penal por el delito de abuso de autoridad y en los próximos días se programará el inicio del juicio en su contra.

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