Sentencian a detenidos con arsenal en el Tres Ríos

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Después de dos años se atienen al procedimiento abreviado

Cuatro hombres detenidos con un arsenal en el Desarrollo Urbano Tres Ríos de esta ciudad de Culiacán aceptaron su responsabilidad y fueron condenados en un procedimiento abreviado.

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Los sentenciados son José María, Alejandro y José Antonio, originarios de Oaxaca; y Francisco Javier, originario de Nayarit.

Los cuatro fueron detenidos el 21 de mayo de 2019 durante un operativo que implementaron elementos policiales tras el asesinato con más de 300 balazos de dos hombres en el estacionamiento de una farmacia ubicada por el bulevar Enrique Sánchez Alonso.

Los detenidos aceptaron su responsabilidad en los delitos de acopio de armas de fuego, portación de arma de fuego de uso exclusivo, portación de cartuchos de uso exclusivo y posesión de cargadores para armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.

La detención ocurrió a las 21:10 horas en la calle José Clemente Orozco, en el Desarrollo Urbano Tres Ríos.
Horas antes de la detención, a dos cuadras se había cometido el doble homicidio, pero los detenidos no fueron vinculados con los asesinatos.

Por los homicidios, elementos de todas las corporaciones policiales implementaron un operativo en la zona y durante los recorridos, agentes de la Policía Estatal Preventiva y el Ejército observaron un automóvil Toyota Corolla con las puertas abiertas, estacionado afuera de una casa y se dirigieron hacia el vehículo.

Cuando se acercaron, del lado del copiloto bajó José Antonio y corrió hacia la puerta de la vivienda y empezó a golpear la puerta mientras gritaba “nos cayó la policía”; y del lado del chófer bajó José María con una pistola calibre 45 con la que apuntó a los agentes.

En la casa estaba Francisco Javier quien abrió la puerta portando un fusil automático calibre .223 con dos cargadores para 100 cartuchos y un aditamento lanzagranadas calibre 40, y salió Alejandro con una pistola 9 milímetros.

Los civiles gritaban a los policías “bájenle de huevos, ábranse a la verga”; y José Antonio Corrió por un pasillo lateral hacia el interior; mientras los otros tres bajaron las armas y fueron sometidos.

En el patio de la casa José Antonio fue detenido cuando intentó brincar la barda trasera y se cayó.

La Fiscalía General de la República solicitó orden de cateo para ingresar al domicilio y fue ejecutada los días 22 y 23 de mayo.

Dentro del inmueble había una camioneta Chevrolet Express, en la que encontraron tres fusiles AK47, un lanzagranadas calibre 40, cinco granadas de alto explosivo y dos granadas de fragmentación.

En la cochera localizaron un fusil calibre 50, cargadores y una pistola calibre 45.

En total en la camioneta y en diferentes partes de la vivienda encontraron 3 mil 790 cartuchos, una cubeta con poncha llantas y 90 cargadores.

En el automóvil Toyota había un fusil AK 47 en el asiento del copiloto, un fusil del mismo calibre en el asiento trasero y seis cargadores.

La camioneta Chevrolet y el Toyota fueron trasladados a la pensión de la Fiscalía y un día después inspeccionados por agentes investigadores.

Los cuatro detenidos fueron llevados ante el juez y el 28 de mayo quedaron vinculados a proceso e internos en el Centro Penitenciario Aguaruto.

Semanas después, el 5 de julio, la Policía Federal Ministerial recibió una llamada anónima en la que un hombre decía: “quiero denunciar que irán por un carro que tiene armas en un clavo por atrás y en medio del carro, allá en las grúas unos batos armados, ese carro es donde agarraron a unos batos afuera de una casa que estaban armados y después se encontraron más armas dentro de la casa, de unos vehículos, una van y una pick up, allá por el Tres Ríos”.

Ese día a la media noche un grupo de agentes acudió a la pensión a revisar el vehículo y en compartimentos ocultos encontraron un lanzagranadas calibre 40, tres fusiles AK47, tres fusiles calibre 5.56, mil 382 cartuchos y 36 cargadores.
El Ministerio Público Federal intentó abrir otro proceso penal por el decomiso de las armas en los compartimentos ocultos y fueron vinculados a otro proceso penal pero un Tribunal Colegiado lo rechazó.

Los magistrados señalaron que las armas habían sido encontradas en el vehículo en el que circulaban el día de la detención por lo que no podía considerarse un delito distinto al que estaban acusados y ordenaron dictar auto de no vinculación en el segundo proceso penal.

La noche el 28 de mayo de 2019, tras ser vinculados a proceso por el arsenal asegurado el día de la detención y en el cateo, el defensor pidió al juez un procedimiento abreviado en ese momento.

El procedimiento no fue celebrado debido a que el Ministerio Público dijo que él necesitaba que se lo autorizaran en la delegación estatal de la FGR.

Dos años después, acordaron el procedimiento abreviado y en una audiencia celebrada en el Centro de Justicia Penal Federal recibieron una sentencia reducida.

“Aceptaron su responsabilidad en la comisión del hecho delictivo, después de que el agente del Ministerio Público de la Federación formuló la acusación, lo que si bien no constituye una confesión, sí conlleva a que se tengan por ciertos los hechos que se desprenden de los medios de convicción con los que aceptaron ser sentenciados”, señala la sentencia.

José Antonio, José María y Francisco Javier fueron condenados a nueve años nueve meses y 10 días de prisión y al pago de una multa de 22 mil 474 pesos; y Alejandro fue sentenciado a cinco años un mes de prisión y al pago de una multa de 8 mil 449 pesos.

El juez ordenó el decomiso de todo lo asegurado en la detención y las armas, cartuchos y cargadores encontrados un mes y medio después en compartimentos ocultos en el automóvil Toyota Corolla.

Nunca se supo, porque el Ministerio Público no lo consignó, para qué grupo criminal trabajan los sicarios.

Artículo publicado el 10 de octubre de 2021 en la edición 976 del semanario Ríodoce.

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