La noticia causó dudas y temor más que furor: ya soltaron a Jesús Alfredo Beltrán Guzmán el Mochomito, se oía decir.
Ya libre se anticipa que el capo regrese a Culiacán a reclamar el imperio que le dejó su padre, Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo, condenado a pasar el resto de su vida en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos.
El Mochomito es el único capo que declaró la guerra a Aureliano Guzmán Loera el Guano y a Los Chapitos, cuando varios comandos subieron al corredor Bacacoragua-LaTuna para enfrentar a las fuerzas de los Guzmán.
“Yo supongo que va a Culiacán a alinear sus negocios, y seguro va a haber mucha gente que lo va a apoyar, porque su abuelo, don Neto, era muy querido y respetado en Badiraguato y también en Culiacán”, recuerda Pedro Guzmán, un sembrador de mariguana de la sierra de Badiraguato, y quien fue uno de las personas que fueron encañonadas por los pistoleros de Beltrán Guzmán durante la toma de La Tuna, en junio de 2016.
Según reveló el semanario Zeta, el medio que primero publicó la noticia, Beltrán Guzmán fue liberado del Reclusorio Metropolitano de Jalisco el jueves de la semana pasada, y aparentemente su liberación habría ocurrido de madrugada, tal como pasó con Rafael Caro Quintero, en 2013.
“Igual, así lo soltaron, como dice en el corrido de don Rafa”, remató Pedro Guzmán, contactado vía telefónica para esta nota.
A diferencia de Caro Quintero, el Mochomito no parece enfrentar cargos por tráfico de drogas en Estados Unidos, según constató este semanario en los archivos del Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ), aunque ello no significa que el gobierno del vecino país del norte no lo requiera.
“Hay casos o investigaciones a los que no tiene acceso ningún medio de comunicación ni tampoco ningún abogado, porque son investigaciones en proceso y abrirlos al público sería como alertar a los criminales para que huyan o estén alertas”, comentó a Ríodoce Mike Vigil, ex director de operaciones internacionales de la DEA.
Vigil lamentó entonces el proceder del gobierno mexicano, que libera a presos de madrugada, y sin ni siquiera informar a Estados Unidos, como lo dicta parte del protocolo de colaboración bilateral que existe entre ambas naciones.
“Es difícil saber si esta persona está siendo requerida por Estados Unidos porque yo no estoy a cargo de esa investigación, pero el hecho de que lo liberen en la madrugada, cuando nadie puede documentar el hecho, se presta para malas interpretaciones, y fue lo mismo que ocurrió con Caro Quintero, que fue puesto en libertad en medio de la noche y sin siquiera notificar al gobierno de Estados Unidos sobre lo que estaba pasando, y por eso yo veo mal la forma en que se liberan a este tipo de presos”, abundó Vigil.
Según documentos del USDOJ y la DEA, aunque el Mochomito es uno de los herederos del cártel de los Beltrán Leyva, este no representa la fuerza que tenía su padre ni ninguno de sus tíos, incluyendo Marco Arturo Beltrán Leyva, aunque el hecho de tener una red criminal a cargo, algo que no tuvieron ni Emma Coronel Aispuro ni Lucero Guadalupe Sánchez, ambas acusadas por conspiración para tráfico de drogas y actualmente presas en Estados Unidos, muestra una fuerte incongruencia en cuanto a personas que son acusadas en México, y que al mismo tiempo revela lo dañadas que están las relaciones bilaterales entre ambos países.
“Yo te puedo decir que las relaciones definitivamente están dañadas, y eso está impactando a ambos países en materia de seguridad, aunque definitivamente mucho más a México”, insistió Vigil.
El panorama se anticipa difícil, sobre todo si se considera que Beltrán Guzmán tomó por asalto el pueblo de La Tuna a mediados de junio de 2016, cobrando la vida de al menos diez colaboradores del Guano, para luego iniciar una guerra terrible en la sierra de Badiraguato, que no sólo costó la vida de decenas de víctimas que nunca reportaron las autoridades, sino que obligó a cientos de residentes a desplazarse de la sierra a Culiacán.
Por si eso no fuera suficiente, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) lo señaló como el autor intelectual y material del secuestro de Jesús Alfredo e Iván Guzmán Salazar, en el restaurante La Leche, en Puerto Vallarta, Jalisco, en agosto de 2016.
También se le señala de ser el responsable de ordenar secuestros y homicidios de algunos integrantes de otros grupos antagónicos, incluyendo el Cártel de Sinaloa. A pesar de todos esos señalamientos, Beltrán Guzmán fue liberado.
Curiosamente la libertad de Beltrán se materializó después que se revelara una investigación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) sobre las visitas presuntamente irregulares de internas del penal femenil a las prisiones de varones.
El Ombudsman de Jalisco documentó que 14 de los 23 traslados a presuntos eventos deportivos y ensayos de obras de teatro para las internas se realizaron precisamente al Reclusorio Metropolitano, donde era del dominio público que el Mochomito lideraba el llamado autogobierno desde hace por lo menos tres años.
Un pasado que pesa
El Mochomito fue arrestado el 9 de diciembre de 2016 por elementos del ejército mexicano y de la Armada de México en el municipio de Zapopan, en Jalisco, junto con cuatro de sus guardaespaldas, a quienes se les aseguraron ametralladoras, granadas de fragmentación, paquetes con más de tres kilos de cocaína, municiones, y dos vehículos.
Beltrán Guzmán fue presentado ante un juez, y tras un proceso judicial de varios meses fue encontrado culpable de todos los cargos que se le imputaron. Fue sentenciado a diez años de prisión, pero gracias a una serie de recursos y apelaciones presentados por sus abogados, la pena se le fue reduciendo hasta lograr la libertad a menos de cinco años de haber ingresado a prisión.
Su historia esta bordeada por el mundo criminal desde la misma cúpula del Cártel de Sinaloa: su padre, Alfredo Beltrán Leyva, se casó con Patricia Guzmán Núñez, hija de don Ernesto Guzmán Hidalgo, medio hermano de Joaquín el Chapo Guzmán.
Perdido en el emporio de sus tíos Arturo y Héctor Beltrán Leyva, la opulencia de su padre, la bendición y la guía de su abuelo don Neto Guzmán, y una cultura del narco que lo absorbió hasta la misma mitología del cártel, todo lo señalaba como un sucesor de la facción que construían su padre y sus tíos.
Hasta que el arresto de su progenitor en 2008, y casi dos años después la muerte de su tío Marco Arturo, apresuraron su ascenso en el negocio familiar. A cargo de la coordinación para la producción de enervantes en la zona serrana de Sinaloa, Beltrán Guzmán seguía preparándose para el gran brinco, siempre de la guía de don Neto, su abuelo.
Hasta que en abril de 2015, don Ernesto fue levantado, torturado, y asesinado por un comando en Bacacoragua, una comunidad anclada en la sierra de Badiraguato, 20 kilómetros antes de llegar a La Tuna.
De acuerdo a investigaciones de este semanario, el asesino de Ernesto fue identificado como “Cristóbal”, alias el 02, —un viejo jefe de sicarios de Aureliano Guzmán—, y el motivo de la ejecución fue porque don Ernesto “estaba poniendo al Guano para que lo arrestara el gobierno”, según le decía el propio 02 al Guano.
Ese incidente fue el detonante para que el Mochomito buscara vengarse del Guano, y por eso le habría declarado la guerra, para después poner a los Chapitos, en Puerto Vallarta.
Esas rencillas anticipan la posibilidad cada vez más latente de una guerra que, como puede ser en Culiacán, también puede ser en la zona serrana de Badiraguato.
“De por sí, hay mucha tensión ahorita en Culiacán; si inicia otra guerra va a ser más complicado para todos”, concluyó un sicario consultado por Ríodoce.
Artículo publicado el 05 de septiembre de 2021 en la edición 971 del semanario Ríodoce