A sus 83 años murió el mayor coleccionista de piezas prehispánicas que ha dado Sinaloa, el hombre que recorrió caminos, cerros y arroyos

Murió el Chino Billetero, el hombre que recorrió los caminos, cerros, arroyos de toda la geografía sinaloense, con un sólo fin: rescatar la riqueza arqueológica que estaba ahí a flor de piel; pipas, hachas, flechas, urnas funerarias, rodillos, collares.

Fue capaz de recolectar miles de piezas, aún cuando lo llamaron ‘saqueador’ y quedó siempre pendiente la promesa oficial de construir un museo con su nombre, aunque eso nunca minó su labor y las puertas de su hogar ubicado por la calle Benito Juárez entre Teófilo Noris y Vicente Riva Palacio, siempre estuvo abiertas.

Al canto de su guacamaya que bailaba al compás de sus palmas y decenas de palomas, siempre fue honesto y arriesgado. En los últimos años se había dedicado a acrecentar su colección con animales disecados, piedras y raíces del mar, en los viajes en su vieja camioneta de explorador color verde.

También recomendaba para la salud comer animales del monte y todo la natural, a su decir eso lo mantenía sano, pero el viernes 6 de agosto partió. Después de haber luchado contra el Covid, falleció a sus 83 años, dejando su historia para la memoria y la historia de Sinaloa.

Coleccionista de historias

Desde que era niño Héctor Manuel Delgado Salas, empezó a vender billetes de lotería, de ahí su mote y una actividad que le daba para vivir. Le tocó colocar varios premios mayores y con ello logró comprar tres casas para exhibir su colección de piezas.

Su afición como coleccionista llegó cuando miró que a orillas del río, justo abajo del Puente Negro, extranjeros sacaban piezas, quiso hacer algo para impedirlo y se dedicó a recolectarlas.

Primero las colocaba en su cuarto, su padre le hacía las vitrinas, pero cuando el espacio fue insuficiente ocupó toda la casa.

“Mi cuarto estaba lleno de piezas, no terminé sexto año de primaria porque tuve que mantener a mis padres, vendía billetes de lotería pero siempre estaba juntando piedras”, dijo en su momento.

Así recorrió Bacurimí, Baila, Navolato, La Sinaloa, Aguaruto, El Limón de los Ramos, Chametla, lugares donde confesó que las piezas se le ‘aparecían’.

“A mí las piezas se me aparecen, están en mi pensamiento, con sólo ver la tierra, sé que están ahí, dicen que estoy loco porque muchos van y no encuentran nada, pero nada de eso”.

“Yo sé que todo esto es de los sinaloenses, lo único que yo hago es mostrarlo, sin ningún interés personal, quiero que lo conozcan”.

Un adiós para el ‘Chino Billetero‘

Durante más de 60 años el Chino Billetero acomodó vitrinas, tablas, estantes en su museo para mostrar su colección, pero también se enfrentó al desinterés oficial de su labor, incluso en algún momento le prohibieron hacerlo.

“El INAH ya me lo prohibió, dicen que soy el saqueador número uno, pero no lo soy, nunca he vendido una pieza, ni las he sacado del país, yo no vendo nada, solo las muestro, me gustaría que me apoyaran a este museo”, apuntó.

Dicha ayuda nunca llegó, pero eso no lo detuvo, siguió con su labor, como recolector de historias y siendo ejemplo a nivel nacional por su labor de rescate.

Sin ningún título oficial, el mayor coleccionista que ha dado Sinaloa, es uno de esos personajes que no se dan a montones, ha partido, seguramente vestido con su guayabera de siempre.

Artículo publicado el 08 de agosto de 2021 en la edición 967 del semanario Ríodoce.