Emma Coronel Aispuro, esposa de Joaquín el Chapo Guzmán, se declaró culpable de los tres delitos relacionados al narcotráfico que le imputa el Departamento de Justicia de Estados Unidos, con lo que evita un juicio.
“Culpable”. “Culpable”. “Culpable”, así respondió en español Coronel Aispuro al juez Rudolph Contreras, cuando este le leyó cada uno de los tres cargos que le imputan y le preguntó si se declaraba culpable o inocente sobre las acusaciones en su contra.
La audiencia que duró cerca de una hora en la Corte Federal del Distrito de Columbia (Washington, D.C.) concluyó con la notificación y aceptación de las partes, de que la esposa de Guzmán Loera será sentenciada el próximo 15 de septiembre a las 2 de la tarde, de acuerdo a Proceso.
Antes de la declaración de culpabilidad, el juez Contreras se cercioró de que Coronel Aispuro entendiera todo por escrito y oral, respecto a los cargos que le achacan y el acuerdo que aceptó y que le ofreció el Departamento de Justicia para declararse responsable de los delitos.
Al declararse culpable, la esposa del Chapo evita un juicio como el de su marido en la que un jurado calificador determina si es culpable o inocente de los cargos, ahora en cambio, iniciará el procedimiento de cumplir con lo que el gobierno le ofreció a cambio de incriminarse.
El Departamento de Justicia a través del fiscal Anthony Nardozzi, resumió los tres cargos ante el juez y la acusada.
El fiscal informó que Coronel Aispuro conspiró junto con otros miembros del Cártel de Sinaloa, la exportación a Estados Unidos de múltiples toneladas de drogas ilícitas; como parte del cargo número uno.
Respecto a la segunda imputación, de lavado de dinero, el fiscal acotó que Coronel Aispuro en colusión con los hijos de su marido, coordinó y financió con dinero procedente del narcotráfico la fuga del Chapo Guzmán del penal del Altiplano, en julio 2015.
Para la última imputación, de crear empresas fantasma para ocultar el patrimonio de su marido, Nardozzi explicó por ejemplo, que en febrero de este año recibió dinero de su marido y que vivía y rentaba residencias adquiridas con fondos procedentes de la venta de enervantes.
– ¿Es verdadero y correcto lo que dice el gobierno que hizo usted y que se lo puede probar en un juicio?, preguntó el juez Contreras a la acusada.
– Sí– respondió enfática Coronel Aispuro.
Con su declaración de culpabilidad la esposa del Chapo declinó a su derecho de apelar los cargos, y a aceptar cualquier sentencia que le dicte el juez Contreras que no descartó, aunque está claro que no lo hará, castigarla con la pena máxima de cadena perpetua.
El juez le explicó a la acusada que, por el primer cargo, bajo el procedimiento de sentencias federales, podría ser sentenciada a cadena perpetua o 10 años de cárcel como mínimo, y recibir una multa de 10 millones de dólares.
Por el segundo cargo, una sentencia de 20 años en prisión y una multa de 500 mil dólares.
Respecto a la tercera imputación, la sentencia corresponde a 30 años de cárcel y una multa de 250 mil dólares, con la aceptación del acuerdo, después de una sentencia, Coronel Aispuro podría quedar en libertad bajo condicional y bajo supervisión por cinco años, antes de ingresar formalmente al programa de testigos protegidos.
La esposa del Chapo Guzmán se presentó ante el juez Contreras y estuvo representada por sus abogados Jefrrey Lichtman y Mariel Colón, mientras que por el Departamento de Justicia asistieron los fiscales Nardozzi y Katharine Wagner.
Como lo diera a conocer Proceso, el pasado 22 de febrero el gobierno de Estados Unidos reveló por medio de una queja criminal que tenía bajo su custodia a la esposa del Chapo Guzmán, quien fuera líder de una de las facciones del Cártel de Sinaloa.
Coronel Aispuro tras mantenerse en contacto con agentes federales de Estados Unidos, viajó al aeropuerto Internacional de Dulles, Virginia, para entregarse al FBI y a la DEA, buscando un acuerdo y convertirse en testigo protegido a cambio de información sobre el narcotráfico.
El cargo número uno indica que “comenzando en 2007 y hasta el 19 de enero de 2017” en Estados Unidos, México y otros lugares, Coronel Aispuro con “conocimiento de causa y manera intencional” conspiró junto con otros para traficar drogas ilícitas.
A la esposa del Chapo se le acusa de conspiración para exportar ilícitamente a Estados Unidos, un kilo o más de heroína, cinco o más de cocaína, 500 gramos o más de metanfetamina y mil kilos o más de mariguana.
El segundo delito sostiene que, de comienzos de 2007 al 3 de diciembre de 2019, Coronel Aispuro, de manera intencional y en colusión con otros, lavo dinero en México, Estados Unidos y en otros lugares, procedente de la venta de drogas ilícitas.
La imputación establece también que la esposa del Chapo conspiró para la importación y distribución de sustancias prohibidas (drogas) en los Estados Unidos, en colaboración con otras personas y con conocimiento de causa e intención.
Para el último cargo, el Departamento de Justicia sostiene que a principios de 2007 y hasta el 3 de diciembre de 2019, Coronel Aispuro, se involucró en Estados Unidos, México y otros lugares, en el manejo de propiedades y transacciones de una persona extranjera.
En términos prácticos el tercer cargo sostiene que Coronel Aispuro se prestó para establecer empresas fachada para ocultar patrimonios de su marido, Guzmán Loera, el extranjero designado por Estados Unidos como Narcotraficante Significativo.
La esposa del Chapo, que es ciudadana estadounidense, de convertirse en testigo protegido tendría que cumplir con alguna sentencia que le dicte un juez federal, para luego recibir una nueva identidad desconocida y vivir tranquilamente con su familia en Estados Unidos.
El beneficio de ingresar el programa de testigos protegidos le costaría a Coronel Asipuro el proporcionar información sobre todo lo que sabe del Cártel de Sinaloa que lidera Ismael el Mayo Zambada García, y de la facción que ahora encabezan los hijos de su marido.
En el verano de 2019 el Chapo Guzmán fue sentenciado a cadena perpetua más 30 años de prisión en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, luego de ser declarado culpable de delitos de narcotráfico por parte de un jurado calificador.