Así infiltró la DEA al Cártel de Sinaloa

GOLPE DE LA DEA. Infiltración al cártel.

La agente que conectó Cancún con Las Arenitas y Nueva York

 

Danielle Dreyer, una agente de la agencia antidrogas estadounidense, se enteró a principios de este año del traslado por el mar de Cortés de un embarque “grande” de drogas. De algún punto de la costa de Sinaloa a San Felipe, Baja California.

De acuerdo al expediente 21-MAG-1432, radicado en el Distrito Sur de Nueva York, la agente Danielle Dreyer, habría logrado infiltrarse a las entrañas del Cártel de Sinaloa para lograr accesos únicos, y precisar cómo opera esa organización criminal.

Dicen los documentos que la investigación inició en Cancún y Tulum, en Quintana Roo, y siguió su ruta hasta llegar a la ciudad de Culiacán, donde habría trabado una relación de “amistad” con coordinadores de la mafia de nivel medio. De esa escueta manera narra el expediente de cómo se le infiltró la DEA al Cártel de Sinaloa.

Dreyer y otros agentes encubiertos llevaban meses en investigaciones sobre las rutas de trasiego de droga que controlan miembros de la organización Sinaloa.

 

Antes de Las Arenitas

No es la primera vez que la información de la agente Danielle Dreyer conduce a un aseguramiento mayúsculo. El pasado mes de septiembre, en Quintana Roo, fueron aseguradas casi 3 toneladas de cocaína a unas 85 millas náuticas (136 kilómetros) al este de Mahahual, Quintana Roo, en una embarcación menor con tres tripulantes.

La Secretaría de Marina se atribuyó en México el aseguramiento en coordinación con la Sedena, pero siete días después, el 9 de septiembre de 2020, se presentó en los Estados Unidos una acusación contra los tres detenidos aquel 1 de septiembre: Raymundo Montoya López, Abraham Alfonso García Montoya, Felizardo Díaz Hernández.

Más aun, Danielle Dreyer admitía en el expediente 20 MAG 9611, radicado en la corte del Distrito Sur de Nueva York, que ella misma estuvo en la investigación y que participó personalmente.

 

Conexión Las Arenitas

Muy parecido a lo que narró Danielle Dreyer ante la misma corte al presentar el expediente 21-MAG-1432, radicado también en el Distrito Sur de Nueva York: Ella misma se movió con gente cada vez más cerca a la cúpula de alguna de las facciones del Cártel de Sinaloa, aunque no se especifica nombre, hasta que el pasado mes de enero la agente se enteró que uno de los “jefes del cártel” estaba por enviar un cargamento muy “grande” a San Felipe, Baja California.

No pasó mucho para que Dreyer supiera que serían más de 2 toneladas de droga sintética lo que traficarían, y que el cargamento saldría desde Las Arenitas, una zona que en su momento controlaba Dámaso López Núñez el Licenciado, y su hijo Dámaso López Serrano el Minilic.

Según expone Dreyer en su testimonio, hecho por escrito y bajo juramentación ante el juez federal James L. Cott, no se trataba de lanchas rápidas zarpando de las costas sinaloenses, sino una embarcación grande, la cual zarparía de Las Arenitas.

Como lo hizo en septiembre de 2020, Dreyer notificó a la Armada de México para detener la embarcación, y tras hacer una revisión “exhaustiva” de documentos y registros, se ubicó el barco que saldría de Las Arenitas el 29 de enero de 2021, “una embarcación con motor fuera de borda, y entonces se implementó un operativo por aire y por mar, y dos horas después, los Marinos y Dreyer ubicaron finalmente el barco, algunos kilómetros al norte del puerto de Topolobampo”.

Los marinos subieron para hacer la revisión correspondiente, y arrestaron a dos mulas que la DEA identificó como José Loreto Gastélum Torres y Freddy Alejandro Gastélum Vega.

Según el reporte, los Marinos encontraron 2.5 toneladas de metanfetamina y 100 mil píldoras de M-30, una pastilla de fentanilo que ciudades como Arizona y Los Ángeles tienen un precio en el mercado negro de hasta a 20 dólares cada una, mientras que en Culiacán se venden en 2 dólares cada una.

Poco después del arresto se comprobó que tanto Gastélum Torres como Gastélum Vega, forman parte de una cooperativa pesquera llamada “Pescadores Libres de Nico”, y que ambos estaban dados de alta dentro de un padrón que otorga beneficios a pescadores de la región conocido como Programa Estatal de Empleo Temporal Pesquero 2020.

Poco después del arresto, como sucedió en Quintana Roo, a ambos pescadores se les presentaron cargos criminales por tráfico de droga y conspiración en el Distrito Sur de Nueva York, y aunque ambos se encuentran detenidos en cárceles mexicanas, será cuestión de ciertos protocolos para que Estados Unidos solicité su extradición.

 

La ruta de la droga

Según el departamento de justicia americano, USDOJ, la agente Dreyer tenía meses o quizás años investigando la cúpula del Cártel de Sinaloa, luego de una investigación iniciada en Quintana Roo. Allá intentaba detectar una red de lavado de dinero que estaba dirigida originalmente para desmantelar a operadores del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero que invariablemente llevó a los investigadores a detectar al Cártel de Sinaloa, cártel de Golfo, y Zetas.

Fue entonces que Dreyer habría logrado un enlace con la organización Sinaloa, y entonces viaja al pacífico mediante una serie de contactos hechos en Cancún. Así ingresó con una identidad falsa y llegó a Culiacán, posteriormente logró involucrarse con coordinadores de nivel medio que eventualmente le informarían sobre cargamentos que salen por mar y tierra, desde Sinaloa hasta la frontera norte con Estados Unidos.

Según ese reporte, Dreyer logró identificar a operadores de Ismael el Mayo Zambada y de Los Chapitos, que aparentemente lavan dinero mediante negocios lícitos en los municipios de Benito Juárez (Cancún), Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas, Puerto Morelos, Solidaridad, Tulum y Cozumel.

Según ha revelado la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) junto con la OFAC, “el lavado de dinero” sirve a la delincuencia organizada para mejorar sus estructuras, corromper funcionarios, minar la certeza jurídica, asegurarse impunidad, fomentar la economía informal, incursionar en los sistemas de pagos legales, realizar operaciones en dólares y otras divisas y realizar movimientos financieros transfronterizos.

De acuerdo a la UIF, en los últimos dos años las actividades ilícitas han generado un billón de pesos en todo el país.

Artículo publicado el 14 de febrero de 2021 en la edición 942 del semanario Ríodoce.

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