Pero se desperdician 500 toneladas de comida por falta de infraestructura
Pone una bolsa de lona sobre el piso, se ve pesada. No quiso decir de qué colonia venía ni su nombre. Se sentía apenada. Apenas se encoge de hombros y trata de explicarse. “Estoy esperando a mi comadre”, dice la mujer. Sus arrugas cubiertas por un cubre bocas y unos lentes hacen suponer que tiene más de 65 años pero no dice más.
Ella es una de las aproximadamente 500 personas que acuden a la calle segunda del Mercado de Abastos. Formados todos como hormigas, en estricto orden, conocen la dinámica. El Banco de Alimentos de Culiacán de manera diaria brinda estas despensas a gente necesitada, que, con la pandemia, incrementaron su actividad.
De manera diaria es el mismo desfile pero con diferentes rostros. Gente de colonias y comunidades rurales que perdieron su empleo ven en el Banco de Alimentos una ayuda. Apenas 45 pesos y les surten una despensa completa: arroz, frijoles, atún, pasta, algunos condimentos, legumbres, verduras y hasta un refresco.
“Sí es una ayuda y más una que no tiene quien le ayude”, explica la mujer mientras espera a su comadre. Ambas acuden cada 15 días al banco, otras personas mandan a familiares a recoger su ayuda pero hay otras que no pueden y tienen que salir por su alimento como el caso de estas dos mujeres.
En 2020, durante la pandemia, la ayuda que el Banco de Alimentos de Culiacán se vio multiplicada de manera considerable. Ese año se entregaron casi 3 millones de kilos de alimentos, es decir, casi 3 mil toneladas. Así lo explica el director de la institución, Daniel Tapia Sánchez.
“Se incrementó más de un 40 por ciento (el apoyo alimentario) cuando en teoría nuestros incrementos presupuestados son de un 5 por ciento anual”, explica.
El incremento vino con la pandemia. Miles de personas que quedaron sin empleo o sin manera de acceder a un salario les vieron obligados a buscar ayuda en el Banco de Alimentos.
“La contingencia nos elevó el crecimiento en todos los sentidos. ¿Cuánto entregamos en promedio en un año? 70 mil despensas, ¿cuánto entregamos el año pasado? 124 mil”, explica Daniel Tapia.
“Son 50 mil despensas más, estamos hablando de muchísima gente más, y no se ayudó a más personas por falta de capacidad de infraestructura”, añade.
En un principio el Banco de Alimentos se limitaba a brindar apoyo a familias de Culiacán y Navolato, pero la pandemia volvió más severa la situación.
De acuerdo con los resultados de la medición de la pobreza 2018 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 30.9 por ciento de la población de la entidad vivía en situación de pobreza, es decir, 946 mil 900 personas, aproximadamente.
Y de este universo, el 28.2 por ciento estaba en situación de pobreza moderada, mientras que el 2.7 por ciento de la población se encontraba en situación de pobreza extrema. El porcentaje de pobreza en Sinaloa es 11 puntos porcentuales menores que el porcentaje nacional (41.9 por ciento).
Sin embargo la brecha se amplió durante la pandemia. Ahora, además de Culiacán y Navolato, familias de Angostura, Mocorito, Salvador Alvarado y Elota acuden a buscar apoyo de la institución altruista.
“Fue increíble el repunte que hubo en cuanto se empezaron a cerrar los negocios, nosotros nos sentimos abrumados por tanta gente que comenzó a llegar. Eso ocurrió por dos cosas, la primera porque nosotros abrimos la puerta. No estábamos preparados para atender una pandemia, nadie, pero teníamos un fondo de emergencia del que echamos mano. El gobierno ya sabíamos que no nos iba a apoyar, no podíamos voltear a verlo, al contrario, voltearon a vernos a nosotros para que les ayudáramos en plena cuarentena. Nosotros les compartimos a algunas secretarías alimento que teníamos en excedente para que no se nos desperdiciara”, explicó Daniel.
El Banco de Alimentos de Culiacán cuenta con toda una infraestructura tanto física como humana, apuntalada con apoyo de voluntarios y esta ayuda hubo de ser aumentada considerablemente gracias a un fondo de emergencia.
“Habilitamos ese fondo de emergencia para poder hacer frente a toda la gente que teníamos pidiendo, ya estábamos a un límite en febrero, nuestro presupuesto ya estaba, íbamos marchando poco a poco, no meter más gente y de repente se viene la pandemia y el cierre de negocios y con ello el repunte de solicitudes hasta en un 800 por ciento de una semana a otra”, añadió.
Sin embargo lo difícil, según explica Daniel, no es esa ampliación sino mantener el ritmo de atención. La ayuda no siempre llega y durante el inicio de este 2021 existe el temor de que, tras la “efervescencia” de la pandemia, los apoyos se disminuyan y entonces la capacidad decaiga.
Por eso, el director del Banco de Alimentos insiste en que es necesario crecer. Instalaciones más grandes para lograr mayor acopio de alimentos, ya que mes con mes se desperdician alimentos con las agrícolas. El cálculo es de hasta 500 toneladas de desperdicio al año.
Hay alimento pero falta un banco de alimentos fortalecido para que se pueda acopiar todo ese alimento que se siembra en el corazón agrícola de México, y esa es el área de oportunidad que tiene el gobierno y que no ha visto, según opina Daniel Tapia.
Se desperdician miles de toneladas al año por falta de un banco fortalecido, tráileres y más tráileres desaprovechados por no tener dónde almacenar los alimentos. Por eso, las instalaciones del Mercado de Abastos son ya insuficientes.
“En este momento no la tenemos (capacidad), pero si crecemos en cuestión de infraestructura, México porque traemos alimentos de otros estados, da para atender a 100 mil personas más o
menos cada 15 días. Nuestro padrón se puede duplicar aquí en Sinaloa a 90 mil si la infraestructura del banco estuviera ad hoc a la necesidad y a la demanda de alimento.
Y es que durante 2020 el Banco de Alimentos de Culiacán cerró con 124 mil despensas y 2 mil 945 toneladas de alimentos. Y esta cantidad podría verse incrementada si contaran con las condiciones para ello.
“Lo que queremos es hacer entender al gobierno y ya no a este sino al que va a entrar si Dios quiere, es ‘a ver, míranos como un aliado, fortalécenos, nada más, no nos des dinero de tu presupuesto, no, apóyanos en infraestructura y nosotros solitos nos aventamos’; el modelo del banco es completamente autosostenible, no necesita del gobierno para mantenerse, necesita para crear condiciones”.