Hunden a ex funcionario de Sedesol por caso de colchones

COLCHONES PODRIDOS. La burla a juicio.

Sabían que colchones eran reconstruidos y que algunos estaban en mal estado

 

 

Vendedores de colchones reconstruidos aseguraron que Carlos Castro sabía del estado de los colchones que compró. Durante el juicio oral, que inició el 9 de noviembre, la semana pasada declararon los vendedores y un amigo del ex funcionario.

Lea: Gobernador instruye quitar delito a acusado de comprar colchones podridos https://bit.ly/3qls9CU

El acusado es el ex coordinador Administrativo de Sedesol, Carlos Castro Olivas. Uno de los testigos, es Benjamín Landgrave Buelna, quien dijo que Carlos y él eran los mejores amigos.

En la acusación la Fiscalía señaló que Benjamín vendió los colchones sin dedicarse a ese giro comercial y sin estar en el padrón de proveedores del Gobierno del Estado.

“En los colchones, yo fui parte de la logística en Guadalajara, de mandarlos a Culiacán, esa fue mi parte en esta situación, la logística”, dijo el empresario dedicado a la organización de eventos.

El 27 de septiembre de 2018, narró, él se encontraba en Guadalajara cuando Carlos le marcó para pedirle que lo ayudara a conseguir colchones para entregar a los damnificados.

Señaló que estuvo preguntando y un taxista le dio el número de una señora que se dedica a la venta de colchones y se lo pasó a Carlos.

El 6 de octubre, indicó, ya se encontraba en Culiacán pero se devolvió a Guadalajara con Carlos. Cuando llegaron fueron al negocio de la señora María Isabel Rayas quien se dedica a la venta de fundas y colchones.

La señora tiene una fábrica, detalló, y acudieron a ese lugar, donde Carlos se subió a un colchón para probarlo. Ahí acordaron la compra de 2 mil colchones que serían entregados conforme los fabricaran.

Carlos se regresó a Culiacán y pidió a Benjamín que se quedara allá para que supervisara el envío y aceptó porque siempre ha ayudado en campañas y en contingencias a quien hasta ese entonces era su amigo.

Detalló que Carlos hizo una trasferencia de un millón 350 mil pesos y una de 270 mil pesos a su cuenta para que pagara los colchones.

Aseguró que compraron mil 200 colchones y pagaron mil 350 pesos por cada uno, ya con el envío a Culiacán.

El 16 de octubre Carlos regresó a Guadalajara acompañado de su mamá para buscar a María Isabel porque los colchones habían salido en mal estado.

Benjamín dijo que no encontraron a la señora y fueron al despacho de un amigo de Carlos, donde el acusado pidió al licenciado que lo ayudara a salir del apuro y le empezó a dictar la redacción de un documento con números y fechas.

En la audiencia dijo que grabó esa parte y que no entregó los videos a la Fiscalía por temor a que le hicieran algo.

Carlos se regresó a Culiacán el 18 de octubre y se día fue detenido. El 19 de octubre fue presentado ante un Juez de Control y quedó en libertad para seguir el proceso penal.

Benjamín aseguró que el 22 de octubre abrió su correo y encontró el timbrado de una factura por un millón 350 mil pesos y otra por 270 mil pesos.

Cuando las vio trató de comunicarse con su contador pero no le tomaba las llamadas ni contestaba mensajes.

Después de varios intentos el contador respondió que Carlos y su abogado lo fueron a buscar y le dijeron que hiciera esas facturas.

Mencionó que ese día también le llegó un mail de Carlos con un amparo. Aseguró que él nunca tramitó ese amparo, incluso el documento estaba firmado por él.

En el trascurso del mismo día, el abogado de Carlos al que identificó solo como el licenciado Arámburo, lo citó en su despacho para hablar con él y Carlos.

Llegó al despacho y Carlos no estaba, solo el abogado quien le dijo que acudiera como testigo y asumiera la responsabilidad, que dijera que él era el proveedor de los colchones y que todo lo había hecho él. Benjamín se negó y el abogado le dijo “si tú hablas de esto, atente a las consecuencias”.

En el juicio Carlos ha sido defendido por el abogado Marco Antonio Arámburo Inzunza, quien el día que declaró Benjamín no se presentó.

“Tuve miedo, tuve rabia, me sentí engañado por mi mejor amigo en ese entonces”, expresó Benjamín.

Aseguró que todo el dinero se gastó en los colchones y ni él ni Carlos obtuvieron ganancias.

María Isabel Rayas acudió a dar su declaración y aseguró que ella no vendió los colchones porque solo se dedica a la venta de fundas pero sí contactó a Benjamín y a Carlos con los vendedores de colchones reconstruidos.

Lea: El fraude del funcionario de Sedesol por caso de colchones https://bit.ly/2CA4isT

Esos colchones, explicó, son los que compran los chatarreros en las calles y los reparan para venderlos en las calles o en los tianguis.

Contó que en octubre de 2018 llegó Benjamín a su negocio y preguntó por el precio de las fundas y le dijo que también quería comprar colchones y lo contactó con los vendedores.

Días después Benjamín fue acompañado de Carlos porque quería ver las fundas y después de revisarlas le dijo que sí le habían gustado.

Después quería ver los colchones y los llevó hasta uno de los talleres. “Sabían que eran reconstruidos”, dijo la señora.

Manifestó que los colchones tienen un costo de 350 y 750 pesos pero ellos ofrecieron pagar 400 y 800 pesos.

Hicieron el trato en los talleres y le dejaron el dinero a ella para que los pagara conforme los fueran entregando.

Abundó que compraron 914 colchones por los que pagó 420 mil pesos.

Durante la audiencia los fiscales pidieron a la señora que describiera al Carlos que había ido a comprar los colchones, luego le preguntaron si se encontraba en la sala y cuando contestó que sí, le dijeron que lo señalara y apuntó con el dedo al acusado.

Los abogados de Carlos mostraron a la señora la declaración que rindió en enero de 2019 en la Fiscalía de Jalisco y en la que le pusieron cuatro fotografías para que identificara a la persona que había ido a comprar los colchones.

Los abogados cuestionaron que en esa ocasión la testigo señaló la foto de una persona de nombre Irving y no a Carlos y cómo es que hoy sí lo reconoció a pesar de que traía cubre bocas y ya pasaron dos años.

La testigo expresó que en las fotos había dos personas muy parecidas y se había confundido pero hoy que veía a Carlos en persona, sí lo identificaba.

Crescencio Carrasco fue uno de los vendedores de colchones.

Mencionó que las personas que los compraron sabían que eran reconstruidos.

“A todos se les dice que es lo que están comprando, siempre. Es lo primero que se les tiene que decir, no tenemos porqué engañar a la gente”, expresó.

Durante la audiencia la Fiscalía le pidió que describiera a la persona que fue a comprar los colchones y luego trató que señalara si estaba en la sala pero no pudo debido a que el señor ya no puede ver.

Manifestó que cuando se enteró que salieron colchones en mal estado en Culiacán en 2018, vio los videos y no son los que él vendió.

El empleado de un negocio de colchones reconstruidos en el campo el Diez, en Culiacán, de nombre Jarquin, manifestó que en ese comercio también compraron colchones en 420 pesos.

Indicó que querían 2 mil pero solo pudieron abastecer 150. “Se les hizo saber que los colchones eran reconstruidos”, aseguró.

Mencionó que cuando estaban entregando los colchones notaron que había entre 20 y 30 que estaban mojados y le dijeron a los compradores.

“Que no había problema dijeron. Todos tuvieron conocimiento, todo se les dijo”, expresó.

El juicio continuará esta semana con los testigos que llevará a declarar la defensa de Carlos.

El ex funcionario está acusado de los delitos de peculado y negociaciones ilícitas.

Artículo publicado el 29 de noviembre de 2020 en la edición 931 del semanario Ríodoce.

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