Están listos para la mexican piñata parte 3? La entrada en vigor del T-MEC coincide con el inicio formal de la campaña de reelección de Donald Trump. Esto no quiere decir que habrá fiesta, cuando menos del lado mexicano. Todo lo contrario. A partir del 1 de julio, el gobierno mexicano tendrá que atender dos nuevos frentes en la relación comercial. Vienen demandas laborales y también litigios relacionados con la política mexicana en la restricción del uso de los transgénicos.
Robert Lighthizer fue aliado de México durante la negociación del T-MEC. Se convertirá en otra cosa en los próximos días. Quizás en el villano de una nueva película, donde habrá proteccionismo, política electoral y ataques contra México e intereses mexicanos. El representante comercial de la Casa Blanca ya avisó que Estados Unidos presentará controversias, dice en materia laboral y medio ambiente. En la primera carpeta, donde está la etiqueta laboral, pero también podríamos colocar la de proteccionismo agropecuario, parece que están listas acusaciones por el uso de trabajo de menores de edad en algunos cultivos de exportación. La lista de productos es extensa: tomate, pimiento, café, pepino, berenjena, melón, cebolla, caña de azúcar y tabaco. En el caso del tomate y el pimiento, la zona geográfica incluye Sinaloa, Jalisco, Baja California, Coahuila y San Luis Potosí.
No está claro a qué se refiere Lighthizer con lo de medio ambiente, toda vez que la administración de Donald Trump tiene un pobre récord en esta materia. Hay indicios de que Estados Unidos aumentará la presión contra México para lograr la autorización de cultivos transgénicos de algodón. Al norte del río Bravo se refieren a esto como agenda biotech. En México, en este asunto estamos un poco fuera de foco. Desde hace años se han hecho cultivos experimentales en territorio mexicano, pero no hay luz verde de parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios para pasar a los cultivos comerciales. Las grandes empresas estadounidenses han expresado su molestia con esta situación desde hace tiempo, pero no han conseguido nada, ¿podrán lograr algo esta vez? En este punto, las diferencias entre los países son abismales. Estados Unidos hace tiempo le dio el sí a los transgénicos. México está en la zona de los no, con poco margen de maniobra.
Regresemos a la controversia sobre malas prácticas laborales en México. Ésta puede tener sustancia, pero también tienen mucho que ver con la disputa de mercados. México se ha convertido en el gran proveedor de productos agroalimentarios para el mercado de Estados Unidos. En el 2019, las exportaciones mexicanas ascendieron a 37,516 millones de dólares. En muchos casos, el avance mexicano se ha producido a costa de productores estadounidenses. En tomate y caña de azúcar, da la casualidad que los perjudicados radican en Florida, un estado que está llamado a ser clave en la contienda electoral entre Donald Trump y Joseph Biden.
Huele a peligro. Todo está listo para que el equipo de Trump use la agenda comercial de una forma política. El presidente podrá acercarse a los productores de Florida y, al mismo tiempo, presumir el T-MEC. El nuevo acuerdo le permitirá a Estados Unidos desplegar una ofensiva mucho más intensa en las controversias laborales. Le dará a nuestros vecinos del norte el mecanismo de respuesta rápida que obliga a México a dar respuesta a la queja de su socio comercial en un lapso de 80 días. En el caso más extremo, el incumplimiento de México en lo laboral, le permitiría a Estados Unidos impedir la entrada de productos mexicanos. Eso no lo tenía ni Obama. La presión laboral con el TLCAN no tenía garras ni dientes.