Entre el Covid-19 y la asfixia del pequeño comerciante

Garmendia

La esquina de Ángel Flores y Domingo Rubí luce como desde hace más de 70 días. Locales cerrados, con la cortina abajo. El Covid-19 y la autoridad municipal los han obligado a mantenerse en resguardo y cerrados.

Poco antes de las 9:00 de la mañana un joven ataviado con un cubre bocas toma temperatura a la entrada del mercado y luego pone una sustancia para desinfectar las manos. Está en la entrada de esa esquina.

Atrás de él se escucha la voz de un hombre en sus 60 años. Detrás de su cubre bocas parece sonreír y saluda. “Qué pasó, Viejón, cuántos le voy a servir”. Es una taquería de las más de 50 que tiene el Garmendia. Desde hace unos cinco días algunas laboran y desde hoy lunes con servicio para comer en el lugar, aunque con distancia de por medio según solicitó la autoridad.

-¿Desde cuándo hay servicio al público, Viejón?

-“Yo abrí hace cinco días. Ahora atendemos desde las 5:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, ya ves que antes abría a las 4:00 pero con esto ahora a las 5:00”.

-¿Y les pegó duro la cuarentena?

-“Sí, cómo no. Imagínate, dos meses y medio cerrado, sin vender pero gracias a Dios aquí estamos, Viejón. ¿Cuántos va a querer?”

Ha pasado una semana desde la conclusión de la Jornada Nacional de Sana Distancia y el comercio en el centro de Culiacán sigue paralizado. Sólo unos pocos se rebelan, pero apenas abren sus puertas, el operativo de la Unidad de Inspección y Vigilancia les ordena cerrar.

Algunos reclaman. Explican que no venden ni el 30 por ciento. Esos son afortunados porque a otros les han obligado a cerrar pero los cobros no paran. Impuestos a Hacienda, recibos de energía eléctrica, agua, pago de nómina y del IMSS.

Ese es el caso de algunos locatarios del Mercado de las Flores a un costado del Garmendia. Establecimientos que se dedican a la venta de flores reclaman su cierre, no los dejan trabajar, el centro es el único lugar donde está prohibido venderlas.

“En otros lados, muchacho, en el Mercado de Abastos, por el Zapata, en todos lados les dejan vender flores pero a nosotros aquí no y pues no se vale, no es justa la medida”, dice uno de los vendedores.

El centro cerró el paso al tránsito vehicular y al transporte público desde mediados de abril y posteriormente locales catalogados como no esenciales se vieron forzados a cerrar. Pero de eso han transcurrido más de dos meses y necesitan trabajar.

Sin embargo, el domingo 7 de junio se registraron 174 nuevos pacientes por el coronavirus. La propagación no ha bajado, al contrario y contra eso tienen que luchar.

Alrededor de las 10:00 horas una comitiva encabezada por el secretario del Ayuntamiento, Othón Herrera y Cairo realiza una inspección del lugar. Están buscando estrategias para evitar aglomeraciones en el lugar.

Reordenar paradas del transporte público, implementar algunas calles de uso exclusivo peatonal a manera de ensayo y otras medidas que no tienen fecha de inicio. Y a los comerciantes les urge, están cerrados sin ingresos y con facturas qué pagar.

“No se nos hace lógico que en este momento hay negocios que están operando vendiendo todos los artículos que en el centro viendo. Tiendas como son Wal-Mart, Costco, Coppel, ellos sí están abiertos, o sea, por qué no es parejo. Estamos en rojo y tenemos que estar cerrados, estamos de acuerdo pero no la aplican para todos”, explicó Carlos Gallegos, empresario local.

Ya para las 10:30 un grupo nutrido de comerciantes se apostó al pie del reloj del mercado Garmendia y desenrollaron las mantas y lonas. Otra vez a marchar al Ayuntamiento para exigir solución a su situación. Miguel Millán, comerciante del área, reclama que ya los dejen trabajar.

“Ellos se encuentran en una cerrazón, digamos en una posición de cerrazón para los comerciantes del centro, los pequeños comerciantes, los pequeños propietarios. Sabemos que las grandes cadenas comerciales no han cerrado ni un día, ellos han seguido trabajando, el problema radica en que somos pequeños empresarios y no podemos soportar más tiempo con las cortinas abajo”.

Y el otro lado de la moneda se ve sobre la misma calle Ángel Flores. Frente a frente sucursales de Elektra y Coppel ven entrar y salir clientes. Ambos negocios no dejaron de trabajar durante la cuarentena, durante los más de 70 días de cierre total del centro.

“Nosotros podemos elucubrar, podemos tener una idea, posiblemente hay algún interés particular en el punto económico del centro, del primer cuadro entonces lo que ellos están queriendo hacer es acabar con la economía del primer cuadro puesto que no nos apoyan con nada, ningún subsidio de luz, de agua, despensa y cerramos la cortina y no trabajamos… es una situación que no se puede sostener mucho tiempo”, añade Miguel.

El contingente acudió al patio del Ayuntamiento. En los tiempos del Covid-19 también las protestas han cambiado sus formas. La fila de personas se ordena para entrar una por una mientras un policía a la entrada les aplica líquido desinfectante alcoholado.

La manta o lona bajo el hombro, estiran la mano, cae el líquido, frotan sus manos y adelante. Estricto orden, uno a uno van entrando. Y ya en el interior, separados entre sí gritan al unísono “queremos trabajar”.

El rumor sobre la reapertura del centro corrió y muchos lo llegaron a creer. Sin embargo, a una semana de la “nueva normalidad”, este no tiene fecha para reanudar sus actividades, y mientras tanto, el comercio ahí se asfixia.

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