El exBeatle Sir Paul McCartney, lanzó el libro Hey Grandude!, en el que habla sobre su faceta como abuelo de ocho niños y jóvenes de entre 7 y 20 años.
En la publicación dada a conocer este jueves por la BBC, se menciona que la superestrella del rock mundial, quien para sus nietos es “Grandude”, en referencia a la canción Hey Jude de los Beatles, aborda en el libro historias dedicadas a los niños.
“Uno de mis nietos, que solía llamarme ‘abuelo’, acaba de pasar un día para decir ‘abuelo’ y se quedó pegado”, explica McCartney. “Entonces los otros niños comenzaron a llamarme ‘Grandude'”.
Zing, bang, sizzle✨My book #HeyGrandude is published today! See the compass needle spin, let the magic fun begin!✨https://t.co/ckZUaKqFOL pic.twitter.com/Z1M6IkklkJ
— Paul McCartney (@PaulMcCartney) September 5, 2019
A McCartney le gustó tanto el apodo de sus nietos, que comenzó a inventar historias sobre un personaje llamado Grandude, a quien imaginó como una especie de hippie retirado que tenía aventuras con sus nietos.
“Lo imaginé como una especie de viejo excéntrico. Tiene una barba gris, una pequeña cola de caballo, por lo que es un poco maravilloso. Tiene un pequeño sombrero y una corbata de moño. Y tiene esta brújula mágica, así que cuando se frota puedes ir a cualquier parte”.
La familia ficticia del libro despega en un torbellino de misterio mágico. Montan a caballo con un vaquero en el desierto, se enfrentan a un ejército de cangrejos en una playa tropical y esquivan una avalancha mientras hacen un picnic en la montaña.
“Se supone que Grandude no soy yo”, McCartney quiere aclarar. “Porque él es mágico y yo no”.
Aún así, hay similitudes. Por un lado, ambos entretienen a los nietos tocando la guitarra.
McCartney describe una noche cuando los dos miembros más jóvenes del clan se iban a la cama y él les tocó la clásica balada de los Beatles Blackbird.
“Fueron como, ‘Eso es bueno’. No es como un tipo famoso haciendo Blackbird. Es solo el abuelo”.
McCartney trabajó con la ilustradora canadiense Kathryn Durst para crear un libro ilustrado que espera que jóvenes y mayores disfruten leer juntos.
También ha narrado una versión en audio del libro completa con una banda sonora instrumental.
Él reconoce que hay más competencia por la atención de los niños en estos días con la popularidad de los videojuegos e Internet. Pero cree que todavía hay un lugar para la narración tradicional, especialmente a la hora de acostarse.
“Me gusta, al final del día, sellar el día leyendo a los niños”, dice. “Es algo que siempre me ha gustado hacer. Y es muy satisfactorio cuando los ves quedarse dormidos”.
A los 77 años, McCartney se ve en gran forma, lleno de energía y con un brillo en los ojos.
Vestido con una camisa blanca crujiente y jeans negros, se sienta en un pequeño sofá en su oficina con una guitarra acústica apoyada a su lado.
Ha vivido prácticamente toda su vida adulta con un nivel de fama que está casi fuera de escala y, sin embargo, de alguna manera todavía parece realista.
Su habitación está llena de recuerdos de su larga carrera. Hay una máquina de discos Wurlitzer llena de discos que creció escuchando: Glenn Miller, Fats Domino, principios de Elvis.
Los juegos de cajas Beatles se sientan en los estantes. La estatuilla de la portada del álbum Wings Greatest se encuentra en el alféizar de la ventana. Su escritorio está cubierto de fotos familiares.
El cantante tiene cuatro hijos adultos de su matrimonio con su primera esposa, Linda.
Todos han forjado carreras exitosas. Heather es artista; Mary es fotógrafa; Stella es diseñadora de modas; James es músico. Cuatro de los nietos son hijos de Mary y cuatro son de Stella.
También tiene una hija de 15 años, Beatrice, de su segundo matrimonio con Heather Mills. McCartney dice que mantenerse al día con los jóvenes lo mantiene alerta.
“¡Están locos por el fútbol!” él exclama. “Y me gusta el fútbol, pero no en la medida en que lo hacen. Conocen a todos los jugadores. Pueden enseñarme todo sobre el fútbol”.
Cuando miran juegos juntos en la televisión, el veterano rockero admite que su falta de conocimiento deportivo puede ser exasperante.
“Estoy como, ‘¿Quién es él?’ Los niños sacuden la cabeza y suspiran: “¡Abuelo!”
Pero comparten su amor por la música y todos pueden “mantener una melodía”. Algunos cantan en el coro de su escuela. Uno toca la guitarra en una banda.
McCartney los alienta a hacer música por diversión e insiste en que “depende de ellos” si deciden hacerlo profesionalmente.
“Seguirme, para un niño de McCartney, no es tan fácil”, se encoge de hombros. “Así que no los empujo a eso, ni siquiera los aliento a hacerlo para ganarse la vida”.
Pero solo por placer lo animo. Y nos sentamos y jugamos juntos”.
Desde una edad temprana, los nietos conocían la celebridad de McCartney y solían ver a los fanáticos pidiendo autógrafos y selfies.
Pero McCartney dice que solo cuando lo ven en concierto se dan cuenta del alcance de su fama.
“A veces le digo a la audiencia: ‘Mis nietos están aquí’. Es una locura para ellos. Han subido a este abuelo al escenario”.
Después de seis décadas en el centro de atención, McCartney no muestra signos de desaceleración.
Todavía está de gira, realizando sets de tres horas para aglomeraciones en estadios y arenas de todo el mundo.
También está escribiendo canciones para su primera etapa musical, una adaptación de la clásica película de Navidad, It’s A Wonderful Life.
Cuando termina la entrevista, toma una armónica y comienza a tocar. Solo por el gusto de hacerlo.
Luego reflexiona: “Para mí, miro los árboles y digo: ‘¿Te das cuenta de que están bombeando agua a un ritmo fenomenal? ¡Y están produciendo oxígeno!’
“Cualquier otra persona diría: ‘Sí, está bien, es un árbol Paul, ¡supéralo!’ Pero me encanta la idea de ver la maravilla del mundo porque es mágica. Y creo que si puedes verla, entonces tienes una vida mejor “.
