“Si existe la llamada guerra contra las drogas, la hemos perdido”. dijo el juez Rubén Castillo durante la audiencia para dictarle sentencia a Vicente Zambada Niebla el 30 de mayo en la corte federal de Illinois en Chicago. Vistiendo un traje gris claro con camisa blanca y corbata rosa pastel, el hijo mayor del Mayo Zambada, de pie frente al juez con los brazos en la espalda, esperaba conocer su sentencia después de una espera de 10 años.
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“Dictar sentencias siempre es complicado”, dijo el juez, “pero éste ha probado ser un proceso particularmente difícil por varias razones”.
Castillo —de ascendencia mexicana—, fue propuesto como el primer juez latino para la corte federal de Illinois por el presidente Clinton en los 90. También trabajó durante más de una década en la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, diseñando lineamientos para dictar penas en casos federales. Su labor en la comisión se destacó por buscar un cambio estructural: imponer sentencias más duras en casos de corrupción y reducir las de los narcomenudistas y consumidores.
“Me he quejado de que muchas veces tengo a la gente equivocada enfrente de mí y he dicho que necesitamos ir tras los rangos más altos”, dijo Castillo. “Usted es uno de los rangos más altos que hemos tenido desde que soy juez”, continuó dirigiéndose al hijo de uno de los líderes del Cártel de Sinaloa.
En 2013, Zambada Niebla se declaró culpable de tráfico y distribución de drogas y en 2019 confesó, durante el juicio contra el Chapo Guzmán, haber girado órdenes de asesinato, coordinar sobornos a funcionarios públicos y administrar envíos masivos de drogas a los Estados Unidos.
Al hablar sobre la gravedad de sus crímenes y el daño que han causado las drogas, el juez le dijo al Vicentillo: “Mucha gente que usted conoce ha sufrido muertes violentas… Yo mismo he puesto mi vida sobre la línea”.
Al inicio de su carrera como abogado, Castillo trabajó como fiscal en Chicago y logró mandar a la cárcel a un narco colombiano por delitos de tráfico de cocaína. Desde la cárcel, el capo coordinó un atentado para asesinar al entonces fiscal.
Antes de ser juez y trabajar en la Comisión de Sentencias, Castillo litigó para el Fondo Mexicano Americano para la Defensa Legal y la Educación trabajando temas de migración. “Se habla de una crisis en la frontera, pero yo diría que la crisis está en México: 30 mil personas murieron el año pasado allá”, ahondó Castillo. “Nos sentamos aquí pretendiendo que este no es el caso”. Prosiguió a criticar la propuesta de construir un muro fronterizo que no serviría en su opinión, de nada.
Castillo habló de la necesidad de buscar tratamientos para los consumidores de droga en Estados Unidos. “Si no atendemos la demanda, siempre va a haber mucha gente fungiendo el rol de traer la droga”.
Esto sucedió después de que, en febrero, cuando se encontró culpable al Chapo Guzmán de los 10 delitos en su contra, varios dirigentes de agencias del orden estadounidense celebraran públicamente el éxito de la guerra contra las drogas.
El juez Castillo, desde su sala en la corte federal de Illinois en Chicago contó otra versión, haciendo alusión a Trump y a sus comentarios sobre los criminales colaboradores sin mencionar su nombre. Habló de la importancia de que la colaboración con el gobierno de los Estados Unidos, explicando que entre 20 y 30 por ciento de los casos penales en el país se concretan con datos de informantes y dijo que esta sentencia debe servir para motivar a otros a hacer lo mismo.
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Mientras narcos de mucho menor rango, como Edgar Iván Galván Chavira —cuyo mayor delito fue almacenar y transportar droga— están purgando 24 años en prisión, el juez decidió que Zambada Niebla merece pagar 15 años, de los cuales lleva 10. Los cinco restantes se pueden reducir a menos de tres por buena conducta.
“Tal vez perdimos la guerra contra las drogas”, dijo Castillo, “pero no podemos darnos el lujo de perder la guerra contra el crimen”.
Artículo publicado el 2 de junio de 2019 en la edición 853 del semanario Ríodoce.
