Somos el estado número nueve en competitividad, mejoramos dos posiciones respecto al 2014 porque rebasamos a Colima y a Quintana Roo. Obtuvimos una calificación de 48 puntos. Los estados más competitivos son Ciudad de México (67 puntos), Querétaro (53) y Nuevo León (53). Los menos competitivos son Chiapas (28), Guerrero (29) y Oaxaca (30).
Nuestro peor resultado lo obtuvimos en el subíndice de “Aprovechamiento de relaciones internacionales”.
La mala calificación se debe, entre otras cosas, porque solo captamos el 0.7 por ciento del total de pasajeros aéreos internacionales mientras que Quintana Roo captó el 35 por ciento, y porque no tenemos ningún hospital certificado para turismo médico, mientras que la CDMX tiene 34.
Nuestro mejor indicador, donde somos la mejor entidad del país, es que el 9.7 de la población económicamente activa ha recibido capacitación laboral, más del doble que el promedio nacional de 4.1.
Respecto al subíndice “Sistema de Derecho” nos perjudica estar en el lugar 28 en el número de homicidios por cada 100 mil personas con 31.4, al tiempo que Yucatán tiene un registro de 2.3. Nos ayuda que en cumplimiento de contratos estamos en el lugar 9.
En cuanto al “Manejo sustentable del medio ambiente”, por un lado estamos en el lugar 30 por el porcentaje de territorio decretado como área natural protegida (0.9 por ciento) y, por otro, estamos en lugar 7 en número de certificados “industria limpia” con 43 aunque lejos de los 98 de la CDMX.
Sobre el subíndice “Sociedad incluyente, preparada y sana” tenemos el segundo mejor dato sobre mortalidad infantil de menores de un año, y estamos en quinto lugar en mortalidad por diabetes y enfermedades hipertensivas.
En lo tocante a “Sistema Político” ahí se ocupa el último, el peor, lugar en el indicador de corrupción con base en la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del INEGI, a la par que se está en quinto lugar por solicitar menos firmas como requisito para registrar una candidatura independiente.
Referente a “Gobiernos eficientes y eficaces”, aquí se obtiene una buena posición, quinta, por el porcentaje muy bajo de población que no tiene agua entubada y debe ser atendida con pipa (0.06 por ciento). En Tabasco no hay nadie en esa condición pero en Guerrero es el 4.5 por ciento. También es notorio el décimo escalón que le corresponde por la interacción con el gobierno por medios electrónicos.
En consideración al subíndice “Mercado de factores” resalta el sexto lugar en el indicador de eficiencia terminal de preparatoria. Sinaloa tiene 69.9; Jalisco, la mejor cifra: 85.7; y Morelos, el peor, 43.7.
Por lo que toca al tema de “Economía estable”, la tasa de interés promedio de la deuda estatal, 6.8 por ciento, asigna al estado el lugar número siete. En contra parte, hay un mal dato en el indicador del PIB de sectores de alto crecimiento económico, ahí se ocupa el lugar 23 con 394 millones de pesos, muy lejos del PIB de esos sectores en Coahuila, 605.
Por lo que corresponde a los precursores económicos se tiene un buen dato en el uso de banca móvil: 1 mil 754 contratos por cada 10 mil adultos, para asignarle el escalón número siete en el país, pero en sentido contrario, hay demasiados heridos por accidente de tránsito, 189 por cada cien mil habitantes, lo que implica el lugar 28 entre los 32 estados.
Finalmente, en relación con el subíndice de “Innovación de los factores económicos” también ahí se presentan dos calificaciones contrastantes. Por una parte se obtiene el quinto lugar por la tasa de crecimiento de productividad de los factores (.41) mientras Campeche, el mejor, tiene .60 y Guerrero, el peor, está en menos 1.15.
Por otra parte, en cuanto al indicador de complejidad económica que mide la intensidad de conocimiento que se necesita para producir los productos que exporta, ahí Sinaloa ocupa la baja posición número 27 con 2 mil 018 puntos, mientras que Aguascalientes es el mejor con 2 mil 043 y Baja California Sur, el peor, con 2 mil 002.
El Índice de Competitividad Estatal presentado este mes está compuesto por 98 indicadores, categorizados en 10 subíndices con datos de 2016. Expuse algunos de los más sobresalientes.
Dudo que suceda pronto una expropiación de los medios de producción y que ya no nos rijamos por una economía de mercado. De tal modo, el empleo y los ingresos de los sinaloenses dependen de que los inversionistas encuentren atractivo dedicar su capital a negocios en Sinaloa.
Los índices de competitividad sirven para orientar a los fondos de capital.
La mejora de los indicadores y de los subíndices recae en acciones de la sociedad civil y de los distintos órdenes de gobierno. Poner el foco en este tema es el primer paso al que debe seguir la evaluación de qué se está haciendo.
Estos números nos indican que hay avances, pero también áreas que parecen abandonadas, sin propuesta ni trabajo.
Difícilmente seremos competitivos trabajando sin guía, sin proyecto y sin visión. Esto requiere planeación y coordinación para elaborar un plan de ruta. Sin ocurrencias y sin apostar a la suerte.
Artículo publicado el 17 de febrero de 2019 en la edición 838 del semanario Ríodoce.