A dos años del suceso, familiares de policías desaparecidos continúan la búsqueda

Festejar con un pastel el aniversario de vida lo cambiaron por festejar con palas y picos la ausencia del ser amado. Así es la historia de María Isabel, quien desde hace dos años busca a su hijo desaparecido.

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A Reyes Yosimar García Cruz y a José Antonio Saavedra Ortega los siguen buscando. Han pasado dos años del hecho. Seguir el rastro de su paradero ha convertido a sus familiares al oficio de rastreadoras.

Y vuelto todo una costumbre, las mujeres con palas, picos, cedazos, cernidores y otros artefactos del oficio, regresan a San Pedro, sindicatura de Navolato. Ahí suponen se encuentran los restos de los dos jóvenes policías desparecidos.

María Isabel, madre de Yosimar, es ahora rastreadora. Encabeza al grupo de Sabuesos Guerreras AC, y se convirtió al oficio desde que supo de la desaparición de su hijo. Y se mantiene en la búsqueda.

Y María Isabel mira la tierra. Fija sus ojos como pala escarbando. Luego levanta la mirada y recorre el predio cercano a las cribas de San Pedro y al balneario conocido como Acapulquito.

“Aquí estamos donde todo empezó, ya dos años de pelear casi diario, de pelear con la tierra para que me regrese lo que tal vez le dieron sin que le perteneciera, y pelear con las autoridades para que se me haga justicia pero no, ni una ni la otra”.

Está sentada bajo un árbol torcido. El tronco está chamuscado a un costado, tiene viejas marcas de fuego. El lugar tiene connotación para María Isabel. Voltea alrededor y recapitula lo vivido en dos años de rastreadora.

“Mira, como colectivo nos representa el seguir buscándolos, seña de que no hemos dejado de buscarlo. Estamos en el árbol emblemático, el lugar donde se encontró a Israel”.

Se refiere a Óscar Israel Ruiz Félix, comandante de la Policía Municipal levantado el sábado 21 de enero de 2017. Los restos de su cuerpo fueron encontrados al pie de ese mismo árbol un mes después de su desaparición. El cuerpo, semienterrado, tenía rastros de quemaduras.

El comandante Ruiz Félix estaba al frente de los agentes que auxiliaron a los militares emboscados la madrugada del 30 de septiembre de 2016. Días después de su levantón, José Antonio Saavedra corrió la misma suerte el martes 23 y Reyes Yosimar García el jueves 26 de enero de 2017.

En esa misma zona de San Pedro fue localizado el cuerpo de José Eusebio Soto, parte del mismo grupo de agentes municipales y quien fue levantado el 18 de febrero; otro agente del mismo grupo, Jesús Alberto López Vargas, fue asesinado en febrero también.

Por eso sospechan que ambos agentes pueden estar en las inmediaciones de ese predio. Y por eso vuelven a cada oportunidad. El sitio es conocido también como la criba de huesos, ya que en 2018 durante el mes de junio fueron hallados más de 5 mil restos óseos en el sitio. María Isabel conoce la cifra exacta.

“Fueron 5 mil 217 fragmentos. Y yo creo que eso nos da más esperanza de seguir buscando, aunque no sabemos quiénes son, no sabemos si ya tienen una identidad, desconocemos absolutamente”.

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El paradero de los restos óseos es con la autoridad. No saben más nada al respecto. El colectivo no sabe si pertenecen a una persona. Tampoco saben si gracias a ese hallazgo una familia dejó de buscar. Solamente los encontraron, los entregaron, y nada más. Y por eso, aferradas como sabuesos, reanudan la búsqueda en el sitio.

“Seguiremos buscando aunque sea una uña, un pedacito que nos diga que ellos estaban aquí y yo la verdad tengo la esperanza de algún día encontrar a Yosimar”.

Y aunque la autoridad les había dicho que no había más que buscar, ellas vuelven con el mínimo pretexto tanto a las cribas como a Acapulquito.

“Siempre nos dicen lo mismo, siempre nos dicen que no hay más que buscar. Yo creo que ellos han de estar aquí pero no damos con el lugar aún. Esperamos encontrarlos porque yo la verdad ya me siento cansada emocional y físicamente”.

Desacreditar

El viernes 4 de enero, el colectivo Sabuesos Guerreras se disponía a “mapear” un predio cercano al sector de Urbi Villas del Cedro, al norponiente de Culiacán, y en el sitio terminaron por encontrar mil 21 fragmentos de huesos.

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En ese mismo sitio el 5 de abril de 2017 se encontraran tres cuerpos y debido a ello acudieron al lugar. Luego del hallazgo, varias integrantes del colectivo se quejaron de algunos señalamientos. Las acusan de “sembrar” los huesos. Y María Isabel lo relata incrédula.

“Que nosotros vamos a otro lado, nos encargamos de recoger los casquillos y los ponemos a que se hagan viejos, los llevamos y los sembramos y ya luego volvemos cuatro o cinco meses después”.

Inició como una serie de burlas por parte de algunos peritos. Pero ahora María explica que han recibido señalamientos de que ellas mismas “siembran” los restos, y estos se han venido repitiendo cada vez más.

“Yo creo que hasta ahorita nos hemos caracterizado porque nuestro trabajo ha hablado por nosotros y nosotros con eso no jugaríamos, seríamos incapaces de hacer una bajeza así y mucho menos con los restos”.

Por ello, no descarta la posibilidad de acudir a interponer una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y a algunas otras instancias. Ya que, aunado a la desconfianza en la autoridad y su actuar en los análisis de los hallazgos, están también los señalamientos.

Y mientras tanto, María Isabel reanuda la búsqueda en Acapulquito. Así celebró un aniversario de vida más de su hijo desaparecido. El 20 de enero habría cumplido años. Pero a cambio, cumple años de desaparecido. Cambian el pastel por las palas y los picos.

Articulo publicado el 27 de enero de 2019 en la edición 835 del semanario Ríodoce.