Los muchos qué y pocos cómo de los candidatos en el tercer debate presidencial

La expectativa se cumplió a medias. A diferencia de los debates anteriores, donde predominaron los ataques e insultos, en el último encuentro los candidatos a la presidencia se enfocaron en las acciones de gobierno. Sin embargo, ninguno de los cuatro abanderados explicó de manera clara cómo cumplirán sus promesas en caso de ganar.

Reporte Índigo señaló que aunque las propuestas llegaron, ni Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade, o Jaime Rodríguez, lograron exponer una ruta para obtener los recursos e implementarlas, y otra vez aparecieron las generalidades: acabar con la corrupción, eficientar las recaudaciones y sacar a los flojos del gobierno, entre otras.

Ricardo Anaya fue el encargado de abrir el Tercer Debate Presidencial. En el bloque relacionado con el crecimiento económico, el abanderado de la coalición ‘Por México al Frente’ aseguró que una forma de impulsar a México sería mediante la eliminación del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para los trabajadores que ganan 10 mil pesos al mes.

Explicó que esto ayudaría a mejorar la calidad de vida de los mexicanos, pues la población que percibe este ingreso tendría un aumento de 800 pesos, al pasar de 10 a 10 mil 800 pesos.

“Necesitamos más crecimiento económico y para ello es indispensable mejorar el salario de las personas”, precisó el aspirante, aunque al cuestionarle cómo lo lograría no aclaró el punto. De igual forma, refrendó su compromiso de disminuir el precio de los combustibles.

El único tema en el cual coincidieron los cuatro aspirantes a la presidencia fue en la necesidad de utilizar la tecnología en beneficio del país

El segundo en tomar la palabra fue Andrés Manuel López Obrador, a quien se le cuestionó si tiene un plan B en caso de que la renovación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) no se logre.

Por principio, el abanderado de la coalición “Juntos Haremos Historia” respondió que buscará que se preserve el acuerdo que entró en vigor el 1 de enero de 1994, aunque agregó que, si las actuales negociaciones no llegan a buen puerto, México cuenta con las herramientas suficientes para salir adelante.

“Voy a plantear que se mantenga el TLCAN, pero no puede convertirse en una fatalidad si el país se queda sin él”, expresó.

El abanderado expuso que cuenta con un plan para impulsar el desarrollo económico del país basado en tres ejes, aunque no ahondó cómo lo pondría en marcha.

Por su parte, José Antonio Meade expuso que en México no existe una propuesta integral de igualdad que ayude a las mujeres a mejorar sus condiciones salariales, en especial, aquellas que se dedican a las labores del hogar.

El candidato de la coalición “Todos por México” destacó el rol de las trabajadoras y su importancia para el desarrollo económico del país, además, propuso establecer guarderías y becas para apoyarlas en el cuidado de sus hijos para que ellas puedan salir a laborar.

“Estas medidas permitirían establecer un piso parejo para que las mujeres tengan una mayor participación dentro del mercado laboral”, ahondó.

Las propuestas económicas del candidato independiente Jaime Rodríguez, se centraron en crecer el ingreso base de los mexicanos, aumentar el reparto de utilidades y bajar el IVA y el ISR.

“Para que la gente tenga más dinero en la bolsa se tiene que liberar el ingreso base”, precisó el candidato.

Asimismo, el Bronco aseguró que una forma de mejorar la calidad de la vida de las personas es “poner a la gente a trabajar”, pues sostuvo que muchos mexicanos reciben programas sociales sin que tengan la necesidad de ellos.

En el tema educativo, los señalamientos, ataques y propuestas se basaron en la Reforma Educativa, luego de que Andrés Manuel López Obrador confirmara durante una de sus intervenciones que la cancelaría, por lo que se ganó las críticas de los otros candidatos.

“Voy a cancelar la esencia, porque considero que no es una Reforma Educativa, es mal llamada, lo que se aprobó tiene más que ver con una reforma laboral, es un mecanismo, una represión a maestros”, indicó el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

Por esa declaración, José Antonio Meade advirtió a los mexicanos no poner el futuro de sus hijos en las manos del político tabasqueño y dijo que él sí se pondría del lado de las familias y los maestros, pero no de los que son violentos.

Ricardo Anaya declaró que no está de acuerdo en la implementación de dicha reforma, pero que no la cancelaría, ya que dijo que eso que busca López Obrador, es continuar con la herencia y venta de plazas, ante ello el aludido respondió que los maestros no hacen esa práctica, el que la hace es quien era secretario de Educación, Aurelio Nuño, actual coordinador de la campaña de Meade.

Mientras que Jaime Rodríguez el Bronco, de forma burlona, cuestionó al tabasqueño si en su cartera no traía una fotografía de Elba Esther Gordillo. “No, fíjate que ahora no la traje (la cartera), por precaución”, les respondió López Obrador.

Todos los candidatos prometieron darle educación a todos los mexicanos, incluso se escuchó en más de una ocasión que nadie se quedará sin espacios, sin embargo ninguno logró plantear un plan para justificar de dónde saldrán los recursos para ejecutar esas propuestas.

También Anaya propuso clases de inglés para todos por medio de un programa con los mexicanos que radican en Estados Unidos; y Meade planteó ampliar las escuelas de tiempo completo en el país.

Sobre la temática de la salud, Meade dijo que se ha mejorado el servicio público, y presumió logro del Seguro Popular, así como el sistema de dar vales cuando los hospitales no tienen medicinas, pero los otros tres aspirantes refutaron las versiones bajo el argumento de que la realidad que viven los mexicanos es de una atención deficiente.

López Obrador se lanzó contra el Seguro Popular. “No es ni seguro, ni popular”, le dijo a Meade y agregó que bajo su administración se mejorará la atención, además de que el problema de desabasto se resolverá con transparentar y acabar con la corrupción en la compra de medicinas y de construcción de hospitales.

Sobre lo tecnológico hubo un consenso, de aplicar esa materia para varios sectores, como la seguridad, la educación y la producción. Anaya prometió que de ser presidente, todos los mexicanos contarán con un dispositivo tecnológico para que se puedan integrar, y puso como ejemplo a los campesinos, a quienes dijo les ayudaría mucho a checar los precios y evitar intermediarios.

La tensión entre López Obrador, Anaya y Meade subió de tono, luego de lanzarse acusaciones como que el de Morena ya pactó con el presidente Peña Nieto, o que simuló regresar dinero para los damnificados, pero no lo hizo, por lo que el priista pidió al INE investigar esa maniobra.

De forma irónica, Rodríguez Calderón fue cuestionado sobre quién se hará cargo de cortar las manos a los corruptos, tal como propuso en el primer debate, a lo que el independiente no logró responder e ironizó que lo que no quiere es que México se desangre.

Al llegar al tema relacionado con las propuestas del medio ambiente, el desconocimiento de los cuatro candidatos fue evidente.

Por principio, el Bronco puso sobre la mesa la idea de generar una condición de equilibrio entre turismo y ecoturismo con la finalidad de dar un impulso al sector en México.

Ricardo Anaya planteó que el país debe aprovechar más las energías renovables, como la solar, ya que esto tendría un beneficio para el bolsillo de los mexicanos.

Andrés Manuel López Obrador propuso sembrar árboles maderables y frutales en la zona sur-sureste de México.

Mientras que la apuesta de José Antonio es modernizar el transporte público en beneficio de la población y, al igual que Anaya, propuso apostar por la energía solar.

Al término del Tercer Debate Presidencial, los cuatros aspirantes tuvieron un minuto para decirle a los mexicanos por qué deben votar por ellos.

AMLO llamó a “hacer historia” y a sacar a México del retraso en el que se encuentra a causa de los “políticos corruptos”.

Meade llamó a hacer “un voto de confianza”, por su parte, Rodríguez aseguró que él representa un cambio y pidió que los votantes sean “valientes”, mientras que Anaya, encargado de cerrar el debate aseguró que él quiere “un México en el que el gobierno se conduzca con honestidad”.

Tras el paso de los tres debates rumbo a la elección del 1 de julio, los cuatro aspirantes a la Presidencia transcurrieron entre los ataques, las críticas y las propuestas poco claras, ahora toca a los ciudadanos decidir en menos de un mes quién será el que lleve el rumbo del país los próximos 6 años.

Una de las características que distinguieron a los tres debates presidenciales fue que cada uno de ellos se planteó con un formato distinto.

Para el tercer debate entre los candidatos a la presidencia de México el distintivo fue la inclusión de preguntas por parte de la ciudadanía a través de las redes sociales.

Sin embargo, esta estrategia, la cual lideraron Gabriela Warketin, Carlos Puig y Leonardo Curzio sirvió poco o casi nada para dar pie a un ejercicio que permitiera a los aspirantes a Los Pinos debatir entre ellos.

Una vez más, los moderadores fungieron como los protagonistas, interrumpiendo de manera constante a los candidatos y acaparando mucho del tiempo en formular sus propias preguntas, provocando que se diera un discusión entre ellos y los presidenciables en lugar de que los propios aspirantes al máximo cargo de elección popular en el país pudieran confrontarse y defender sus propias visiones de país en caso de resultar ganadores el próximo 1 de julio.

Con información de Reporte Índigo.

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