Despiden miles de personas a Gabriel García Márquez en Bellas Artes

Bellas Artes. El adiós al gran Gabo.
Bellas Artes. El adiós al gran Gabo.

MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El novelista, cuentista, periodista y Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, es despedido por miles de personas quienes se sorprenden al ver la urna con sus cenizas sobre un pedestal en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, además de una gran fotografía del autor de Cien años de soledad a la entrada del teatro principal del recinto.
En la imagen del colombiano destaca una de sus frases:
“La vida no es lo que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
Los seguidores del creador de El amor en los tiempos del cólera, Cien años de soledadLa hojarascaEl otoño del patriarca y El general en su laberintocomenzaron a formarse a las 14 horas y llevaban flores amarillas, rosas, claveles y girasoles, entre otras.
José Ascensión Lara, de 76 años, con 55 años como maestro, cuenta que es originario de Petatlán, Oaxaca y que en cuanto supo del fallecimiento del narrador tomó un autobús con su esposa y dos hijos –uno abogado y otro estudiante de preparatoria– para venir a decirle adiós al célebre colombiano:
“Soy profesor de lenguas y literatura españolar. Hice 10 horas en camión. Soy además jefe de enseñanza de la región de Costa Grande, están a mi cargo 31 maestros de español para secundaria.
“Les recomiendo a los jóvenes que desean iniciarse en la lectura que empiecen con Cien años de soledad. Cuando releo este libro sueño con su magia. Los personajes se me manifiestan y los pasajes en diferente forma”.
Melania Villamar Vigueras, de 75 años, también profesora pero de música en el Distrito Federal, comenta que desde joven leyó a García Márquez:
“Me atrapó su manera de narrar, muy diferente, con mucha descripción de cómo somos los latinos. Fue un impacto para mí”.
Silvia Castilla, de 58 años, proviene de Sinaloa:
“Soy ama de casa y para mí Gabo, como lo llamaban, era un gran escritor, lo he leído y me gusta”.
Ruth Avilés, de 68 años, también de Sinaloa, lamenta las muertes de José Emilio Pacheco, Álvaro Mutis y García Márquez “porque poco a poco se están apagando las luces que nos iluminaban el camino de nuestra imaginación y aprendizaje”.
En tanto, afuera del palacio de mármol, un trompetista interpreta la canciónMacondo que Óscar Chávez compuso por Cien años de soledad.
Llaman la atención tres jóvenes colombianas que llevan en su pelo flores amarillas y en sus manos otras tantas. Son Diana y Juliana Pantoja y Ana Costa:
“Es una tristeza que haya muerto el autor de Memoria de mis putas tristes y Cien años de soledad, pero también es una experiencia poder despedirlo. Es un honor estar aquí. Era uno de los mejores escritores latinoamericanos, sin duda”.
En tanto, el historiador Bernardo García Díaz, de Veracruz, se queja:
Gabo es del pueblo, no puede ser que me forme durante mucho tiempo y deba pasar rápido ante las cenizas. ¡Es un homenaje expropiado! Sólo tienen derecho a hacer guardia los políticos e intelectuales, ¿por qué?
“Eso no le hubiera gustado al escritor. Escribía para el pueblo y es del pueblo”.
Se acerca Luis Rosas, un joven de 16 años, y también se une a la denuncia:
“No es posible que no podamos hacer guardia. Sólo los políticos que están ahí para la foto. No se vale. Todo lo vi de lejos. No es posible. Pero adoro a Gabo. Me impresionó ver la caja con sus cenizas. Y la foto de él es impresionante”.
Otra colombiana, Paula Sierra, de 33 años, con sus flores amarillas, platica que “es duro asistir al homenaje, pero viene a agradecerle al novelista por todas las palabras tan bonitas que plasmó en sus historias”.
A las 17 horas ya habían entrado a Bellas Artes mil personas y la fila llegaba hasta terminar la Alameda, en Balderas.
Un estudiante de primaria, Roberto Canto, dice que sólo ha leído Cien años de soledad y unos cuentos del autor:
“Mi mamá me compro los libros. No es difícil leerlos. Me gusta. Me hubiera gustado conocerlo, pero ni modo. Vengo a decirle que seguiré leyendo su obra”.
Un grupo de universitarias porta una cartulina que trae otra frase de García Márquez: “La crónica es la novela de la realidad”.
En coro dice: “Adiooos Gabo.
Muchas personas están desesperadas porque creen que no lograrán entrar. Hasta las 19 horas la fila no decrecía.

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