Es el mediodía del 15 de mayo. El asfalto de la calle Vicente Riva Palacio arde bajo el rayo del sol que pega a casi 40 grados centígrados. En ese mismo sitio hace cinco años mataron a Javier Valdez Cárdenas.

El cenotafio levantado a uno de los costados de la calle luce limpio. Pintado de blanco, en solitario. Las ofrendas las llevaron al busto que en su memoria se erigió.

Está en el lado sur de la Catedral de Culiacán. Alrededor del busto se reúnen como hormigas alrededor de un pan. Buscan dejar la flor, el recuerdo, honrar la memoria del bato, dejar el respeto al trabajo de Javier Valdez Cárdenas.

Fue asesinado hace cinco años y la máxima es justa y necesaria: aquí nadie olvida. Y es que si bien hubo dos implicados juzgados, el autor intelectual sigue sin enfrentar a la justicia mexicana por el crimen.

Ahí en el busto, Griselda Triana en compañía de representantes organizaciones internacionales dieron a
conocer un pronunciamiento.

Explicaron que Javier sabía lo peligroso que era estar vivo y ser periodista y que a pesar de ello su auto consigna fue nunca censurarse a sí mismo. Por eso es importante mantener viva la flama ese exigencia de justicia.

A Griselda Triana también la acompañó Brissa Breach Velducea, hermana de Miroslava Breach Velducea, asesinada semana Santes de Javier en Chihuahua y cuyo crimen tampoco ha sido esclarecido.

“Estoy aquí acompañando a Gris, a sus hijos, en este acto de dolor y de ausencia que además de recordar la gran trayectoria de Javier Valdez, se convierte en una protesta y una denuncia por el imparable asesinato de comunicadores a lo largo y ancho del país”, dijo.

Brisas Breach hizo referencia al asesinato de Luis Enrique Ramírez, ocurrido también en Culiacán el pasado 5 de mayo.

“Como familias víctimas de la violencia contra periodistas, sabemos del dolor, de la impotencia al no comprender la injusticia de asesinar hombres y mujeres por hacer su trabajo”, dijo.

Propuesta Cívica, a través de su representante, Sara Mendiola, condenó también este homicidio el cual ilustra la violencia que vive el gremio junto a los asesinatos en Veracruz de las periodistas Johana García y Yesenia Mollinedo.

En ese sentido, Jan Albert Hootsen, representante del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) condenó que se revictimice a periodistas y comunicadores al ventilar aspectos de su vida privada y social, desestimando el hecho de que han sido asesinados.

En conjunto con Reporteros Sin Fronteras (RSF) leyeron un comunicado en donde fijaron posicionamiento a cinco años del crimen contra Javier Valdez.

Al gobierno de Estados Unidos que el Departamento de Justicia colabore en cumplimiento con los compromisos internacionales con el Estado mexicano para garantizar la participación de Dámaso López Serrano en la investigación y proceso penal iniciado en su contra por el homicidio de Javier Valdez.

Y al gobierno de México coordinarse con autoridades locales y de los tres niveles a fin de combatir la impunidad en los crímenes contra la Libertad de Expresión y generar la condiciones para la no repetición, y garantizar el pleno ejercicio de la labor periodística.

También hubo solicitudes a la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión (FEADLE) y al mecanismo federal de protección a personas defensoras de derechos humanos y periodistas.

A la FEADLE que continúe y pronuncie las diligencias encaminadas a la línea de investigación que involucra a López Serrano con el homicidio de periodista Javier Valdez, y al mecanismo que continúe brindando esquema de protección a la familia de Javier.

Además a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas que garantice medidas de atención integral para la familia de Javier, teniendo como consideración el desplazamiento forzado del que se han visto blanco y que la exigencia de justicia no ha finalizado con las conclusiones de los procesos contra Heriberto Picos Barraza y Juan Francisco Picos Barrueta.

Y a cinco años el recuerdo de Javier se mantiene, y si bien nada lo regresará, aquí nadie calla, aquí nadie olvida.