El robo de 10 kilómetros del poliducto que corre en el tramo Topolobampo-Guamúchil en manos de un grupo criminal, fue confirmado a Ríodoce por fuentes federales.
El columnista Raymundo Riva Palacio reveló en su entrega del 26 de octubre de su columna “Estrictamente Personal”, que desde hace alrededor de un mes se planteó dicho robo en el gabinete de seguridad y que se había ejecutado, mediante sistemas sofisticados le permitieron a un grupo apropiarse de casi el 10 por ciento de las líneas de conducción de Petróleos Mexicanos.
Aunque Riva Palacio indica que “todo lleva a pensar que se trata del Cártel Jalisco Nueva Generación”, fuentes federales consultadas por Ríodoce revelaron que no se ha confirmado que se trate de este grupo.
El poliducto se ubica en la zona rural de la entidad, y de acuerdo a Riva Palacio, el robo del combustible es del interés complementario del grupo delincuencial porque están enfocándose en construir sus propias redes de abasto y venta de hidrocarburos.
Esta percepción coincide con la del Ejército, que ha analizado cómo el despliegue por el control territorial no se limita al trasiego de drogas, ya que el ampliar sus redes les permite tener mayor poder.
“Según las estimaciones de los técnicos de Pemex, para haber realizado el robo de ese poliducto, que tiene un diámetro de 18 a 40 pulgadas, se debió haber requerido de una cuadrilla de 30 a 40 personas. Demasiada gente para no haber sido detectada, por lo que la sospecha en Palacio Nacional es que debió haber tenido la colaboración de funcionarios en varios niveles de gobierno”, informó el columnista.
El planteamiento en el gabinete de seguridad causó alarma y en Palacio Nacional se quedaron con la idea de que la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional, luego de recibir la información de Pemex, actuarían, agregó Riva Palacio.
“Hace unos días, en otra reunión del gabinete de seguridad, se informó que una vez más se habían robado un kilómetro y medio adicional del mismo poliducto. En este segundo robo se detectó la acción de dos diferentes grupos; uno sofisticado como el primero, que hizo cortes perfectos al ducto, y el otro se los llevó tras romperlos con una retroexcavadora que se conoce como “mano de chango”. La sorpresa fue doble, no sólo por la afrenta al Estado mexicano, sino, sobre todo, porque descubrieron que los militares habían sido omisos. El problema original de seguridad nacional continuó extendiéndose ante la negligencia militar”.
Fuentes federales indicaron a este semanario que corresponde a la Guardia Nacional y personal de vigilancia de Pemex como primeros respondientes, atender y actuar en torno a este robo.
