(CNN) .- Un grupo de activistas afganas protagonizó este viernes una pequeña protesta en Kabul, controlada por los talibanes, para reclamar la igualdad de derechos y la plena participación de las mujeres en la vida política de Afganistán, según confirmó CNN.
A pesar del riesgo, un grupo llamado Red de Participación Política de las Mujeres marchó por la calle frente al Ministerio de Finanzas de Afganistán, coreando consignas y sosteniendo pancartas que exigían la participación en el Gobierno de Afganistán, y reclamaban los derechos constitucionales.
Las imágenes mostraron un breve enfrentamiento entre un guardia talibán y algunas de las mujeres, y se oyó la voz de un hombre que decía: “¡Váyanse!”, antes de que se reanudaran los cánticos.
La concentración fue relativamente pequeña, el video de la escena –transmitido en directo por el grupo– mostraba a unas pocas docenas de manifestantes, pero representó un inusual desafío público al régimen talibán.
El grupo extremista está participando en debates internos sobre la formación de un liderazgo en Afganistán, pero ya ha señalado que las mujeres que trabajan deben quedarse en casa, y los yihadistas han ordenado en algunos casos que las mujeres abandonen sus empleos.
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Los líderes talibanes insisten públicamente en que las mujeres desempeñarán un papel destacado en la sociedad y tendrán acceso a la educación. Pero las declaraciones públicas del grupo sobre la adhesión a su interpretación de los valores islámicos han avivado los temores de que se produzca un retorno a las duras políticas del régimen talibán de hace dos décadas, cuando las mujeres prácticamente desaparecieron de la vida pública.
Algunas mujeres afganas ya se están quedando en casa por temor a su seguridad, y algunas familias están comprando burkas que las cubren por completo para sus familiares.
La manifestación en Kabul se produce un día después de que las mujeres organizaran una manifestación similar en la ciudad occidental afgana de Herat. En esa protesta, las mujeres sostuvieron un gran cartel que decía: “Ningún Gobierno puede ser duradero sin el apoyo de las mujeres”. Nuestras demandas: el derecho a la educación y el derecho a trabajar en todos los ámbitos”.
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Lina Haidari, una de las manifestantes en la protesta de Herat, dijo que “los derechos y los logros de las mujeres, por los que hemos trabajado y luchado durante más de 20 años, no deben ser ignorados” bajo el gobierno talibán, según un video del evento de Getty Images.
“Quiero decir que hace 20 años me obligaron a quedarme en casa por el delito de ser estudiante”, dijo Haidari en las imágenes recogidas por la agencia. “Y ahora, 20 años después, por el delito de ser profesora y mujer”.
Las protestas se producen en medio de los crecientes temores sobre la seguridad bajo el régimen talibán. Una destacada activista afgana dijo que no participó en la manifestación de Herat debido a una amenaza directa. Habló con CNN bajo la condición de mantener el anonimato, por temor a que incluso expresar su interés en la manifestación pudiera ser objeto de represalias.
Futuro incierto
El mes pasado, el portavoz de los talibanes, Zabiullah Mujahid, dijo que las mujeres no debían ir a trabajar por su propia seguridad, socavando los esfuerzos del grupo por convencer a los observadores internacionales de que el grupo sería más tolerante con las mujeres que la última vez que estuvieron en el poder.
Mujahid dijo que la orientación de quedarse en casa sería temporal y permitiría al grupo encontrar formas de garantizar que las mujeres no sean “tratadas de forma irrespetuosa” o “Dios no lo quiera, heridas”. Admitió que la medida era necesaria porque los soldados talibanes “siguen cambiando y no están entrenados”.
Los talibanes les dicen a las mujeres afganas que no salgan de casa a trabajar porque los soldados “no están entrenados” para respetarlas
La preocupación por la suerte de las mujeres hizo que el Banco Mundial anunciara ese mismo día la suspensión de la ayuda financiera al país, que se encuentra con problemas de liquidez.
En los primeros meses del resurgimiento de los talibanes en Afganistán, las mujeres se vieron cada vez más aisladas de la sociedad y se convirtieron en objeto de acoso y ataques, incluido el sonado asesinato de tres periodistas en marzo.
A principios de julio, los insurgentes entraron en las oficinas del Banco Azizi, en la ciudad sureña de Kandahar, y ordenaron a nueve mujeres que trabajaban allí que se marcharan, informó Reuters. A las cajeras les dijeron que sus familiares varones ocuparían su lugar.
Pashtana Durrani, fundadora y directora ejecutiva de Learn, una agencia sin ánimo de lucro centrada en la educación y los derechos de la mujer, dijo –el mes pasado– que se le habían acabado las lágrimas por su país: “Llevamos ya bastante tiempo llorando la caída de Afganistán. Así que no me siento muy bien. Al contrario, me siento muy desesperanzada”.