Cine: ‘Descuida, yo te cuido’

Cine: ‘Descuida, yo te cuido’

La recién estrenada en Netflix Descuida, yo te cuido (I Care a Lot/Reino Unido/2020), dirigida y escrita por J Blakeson (La desaparición de Alice Creed, 2009; La quinta ola, 2016), y que se perfila como una de las favoritas del catálogo de esa plataforma, se queda en una buena idea expuesta adecuadamente en su primera parte, pero que en su segunda mitad pierde el rumbo y se vuelve inverosímil, absurda y aburrida.

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Con mucha rapidez, facilidad y la ayuda de Fran (Eiza González), Marla Grayson (Rosamund Pike) identifica adultos mayores solos y con mucho dinero para convertirse en su tutora legal, pero a la vez que realiza trámites para ingresar en un lugar de retiro a las supuestas personas descuidadas y abandonadas, aprovecha para vender sus propiedades. Lo que parecía un negocio interminable, se pone en duda cuando Marla se hace cargo de Jennifer Peterson (Dianne Wiest), una señora que, en apariencia, no tiene a nadie quien la defienda.

La primicia de la película es muy atractiva, incluso, oportuna: exponer la manera fraudulenta y ventajosa con la que operan los tutores legales, especialmente, de personas de la tercera edad, en definitiva, es un problema necesario de atenderse en cualquier lugar que suceda –solo en 2018, por ejemplo, el FBI reportó cargos a más de 250 criminales que victimizaron a más de un millón de estadounidenses, mayormente, adultos mayores.

Desde la presentación que Blakeson hace de su personaje principal, quien desde el inicio aclara que las personas solo pueden ser leones o corderos y ella se ubica en uno de los grupos; la exposición de la forma de trabajo de los tutores; cuando la Marla en cuestión va a la caza de su siguiente víctima; y hasta que se enfrenta con el abogado quiénsabededóndesalió (Chris Messina) de Peterson, todo se desarrolla como un drama que pinta muy bien.

Sin embargo, salvo la actuación Wiest, a partir de ahí la cinta se pierde entre el humor negro y el suspenso con tintes de acción, y lejos de emocionar con sus “dinámicas” secuencias, acaba por decepcionar, inclusive, al menos exigente.

Con tal de demostrar que la protagonista es una “leona” a quien nada la detiene, llega el momento en que las diferentes situaciones caen en lo ilógico e irracional, al menos de acuerdo con el planteamiento inicial de la cinta. Es ahí cuando no importa estar alcoholizado, inconsciente y caer al fondo de un lago con cinturón de seguridad y ventanas cerradas, solo hay que despertar y aguantar por mucho tiempo la respiración y dar de patadas a los cristales, para salir del coche y nadar a la superficie. Ya que te salvas de morir ahogado en esas condiciones, resulta más fácil, entonces, llegar a tu casa, encontrar a tu pareja inconsciente y revivirla, así haya sido golpeada y respirado gas por algunas horas.

Considerando lo anterior, está demás decir que los golpes, las explosiones, los sistemas de seguridad de empresas y las sanguinarias y brutales formas de operar de la mafia pueden, también, esquivarse. Eso sí contra el mal sabor de boca que deja Descuida, yo te cuido, no hay nada qué hacer. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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