Por ahí dicen que no es recomendable meterse en los problemas de una pareja, pero, al parecer, el director y guionista Sam Levinson (Nación asesina, 2018) opina lo contrario con su más reciente película: Malcolm y Marie (Malcolm & Marie/EU/2021), en la que muestra todos los rincones de la casa de un dúo amoroso y sus intensas discusiones, que, como también aseguran algunos, no necesariamente terminan en mejores reconciliaciones… en la cama.

En la trama, luego del estreno de su película, el director de cine Malcolm (John David Washington) y su esposa Marie (Zendaya), una actriz retirada por problemas con las drogas, regresan a su casa tras una ajetreada noche. Mientras él espera que aparezcan las críticas de filme y lo traten bien, ella aguarda el momento de hacerle ver a su esposo un olvido en su discurso de agradecimiento, lo cual hace que inicien una serie de peleas que los lleva a decir lo que en realidad piensa uno del otro y a poner en riesgo su relación.

Indiscutiblemente, lo más sobresaliente de la teatral y minimalista cinta escrita por el propio Levinson son las actuaciones tanto de Zendaya como de Washington –los únicos que aparecen, por cierto: sus miradas, movimientos, gestos; sus palabras, tono de voz, discusiones, gritos; su discurso, provocaciones, alegatos, reproches; sus sentimientos y emociones de alegría, bienestar, felicidad, molestia, coraje, rencor, resentimiento, celos y desconfianza, exponen de manera precisa a una pareja, específicamente cuando se molesta y pelea.

La película llega a ser tan íntima, que provoca la pena, el pudor y la incomodidad en el espectador, quien no solo conoce de primera mano los pleitos de dos personas que se aman, lo que las motiva a hacerlo y observa desde afuera de la casa lo que sucede, gracias a que esta es, prácticamente por completo, de cristal, sino que se mete a cada uno de los espacios del inmueble para enterarse de cerca, al grado de convertirse, sin intervenir, en un tercer personaje: el intruso.

Lo anterior se logra, en gran medida, gracias al hábil trabajo del fotógrafo Marcell Rév, quien, con imágenes en blanco y negro, va del baño a la cocina, de la sala al comedor, de la recamara al portal y recorre la vivienda entre travelings de izquierda a derecha o hacia el frente, planos cerrados, abiertos o detalle, que lo mismo forman parte de escenas fragmentadas por cortes, que de interesantes planos secuencia.

Sin embargo, el filme recién estrenado en Netflix, que repasa temas que van desde crítica cinematográfica, color de piel, ego, drogadicción, celos profesionales y hasta violencia psicológica, es mayormente repetitivo, tedioso y aburrido: la primera pelea, al poco tiempo de llegar al hogar es coherente, lógica y verosímil, similar a ese impresionante encontronazo en Historia de un matrimonio (2019); la segunda es de menor fuerza; y a partir de ahí, cada discusión y arreglo están de más, por lo que terminan cansando y ocasionado el desinterés en la historia.

Se puede aguantar hasta el final, sobre todo porque Malcolm y Marie podría propiciar la reflexión en algunos tópicos, aunque más allá de su primera parte, el resto es superficial e innecesario. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.