CIP Playa Espíritu, otro fracaso que AMLO quiere rifar

FELIPE CALDERÓN Y MALOVA. La simulación.

Un proyecto-simulación turístico en el que solo ganó el ex gobernador Antonio Toledo Corro

 

 

A la mínima provocación, el presidente Andrés Manuel López Obrador hiló a modo su discurso para señalar a los ex presidentes hasta llegar al sur de Sinaloa y prender la mecha al anunciar la rifa de 5 mil lotes del Centro Integralmente Planeado (CIP) Playa Espíritu, en el municipio de Escuinapa.

Lea: Corrupción salpica al CIP Playa Espíritu en Teacapán https://bit.ly/3n0lRHi

Denominado por Fonatur como la Joya de Sinaloa, a López Obrador le bastaron un par de frases para reducirla a “otra transa” del ex presidente Felipe Calderón.

Tal como lo hizo en 2019, criticó la decisión de comprar al ex gobernador Antonio Toledo Corro los terrenos de Las Cabras, ubicados a la orilla del mar de Escuinapa, en 100 millones de dólares.

“Sí se rayaron (…) Compraron el terreno y sí, en 100 millones de dólares de aquél tiempo”, insistió por segundo día en la semana, señalando a Miguel Gómez-Mont de haber hecho la compra.

“Y qué bien que sacamos el tema”, subrayó.  “Desde que se compró no se ha hecho nada y no hay quien quiera comprarlo, por lo que está en análisis rifar los terrenos, tal como se hizo con el avión presidencial”, dijo.

“Estábamos pensando que como nos fue tan bien en lo de la rifa del avión, rifarlo, porque son 5 mil lotes, serían 5 mil premios y tendría su lote. Ya está la planeación”, anunció.

 

Cuando nació el CIP

Con una propuesta de modelo de desarrollo turístico aplicado ya en Puerto Vallarta, Huatulco, Cancún y Los Cabos, Felipe Calderón colocó la primera piedra del CIP Playa Espíritu en 2009.

Con el augurio de generar empleos con la recepción de turistas generadores de divisas, se dio esperanza a miles de habitantes del sur.

Se les vendió la idea de que este proyecto era la panacea para detonar la generación de empleos, economía y desarrollo de Escuinapa.

El  propio gobierno del estado invirtió en planteles educativos para formar a profesionistas que cubrieran el perfil turístico.

Desde 1974, el gobierno federal ha desarrollado siete CIP’s, de los cuales cinco están posicionados en el mercado turístico, cita en su libro blanco Fonatur. Nombra a Cancún e Ixtapa (1974), Los Cabos (1976), Loreto (1976) y Huatulco (1984). En el caso de Playa Espíritu Teacapán, “nace como el primer desarrollo totalmente sustentable, ubicado en la zona sur del Estado de Sinaloa”.

Pese a que los CIP’s creados por Fonatur son íconos distintivos, Fonatur reconoció que desde 1984 (Huatulco) y hasta 2008, año en el que se registró el proyecto de inversión ante la SHCP para desarrollar un nuevo CIP, en la costa de Sinaloa, no se había logrado consumar un nuevo proyecto de esta magnitud debido a varias causas:

1.- Las administraciones anteriores del Fondo priorizaron el seguimiento de los CIP’s existentes, sin atender sus propios límites de crecimiento.

2.- Escasa voluntad política basada en una reducida coordinación entre los niveles de gobierno.

3.- Limitaciones derivadas de la normatividad especialmente la ambiental.

4.- Modelos de negocios insostenibles y/u obsoletos que no fueron actualizados.

Con esos antecedentes, el nuevo CIP buscaba aportar al país avances en materia de generación de empleos permanentes y bien remunerados, atraer inversión turística privada, captación de divisas y derrama económica en la región, con estricto respeto a su entorno.

ANTONIO TOLEDO CORRO. El gran ganón.

 

La compra del terreno

Con la autorización del Instituto de Administración de Bienes Nacionales, en 2008 se formalizó la adquisición del predio de Las Cabras, con un costo aproximado, dice Fonatur en su libro blanco, de 1 mil 200 millones de pesos.

La reserva territorial se amplió a 2 mil 381 hectáreas mediante una segunda adquisición en 2009, de 93.48 hectáreas con un costo de 9.47 millones de pesos.

La principal infraestructura del CIP, se anunció, consistía en proyectos de distribución de agua potable, recurso inexistente en la zona para abastecer al complejo y que alertó a los productores del valle de Escuinapa que durante cinco meses generan 18 mil 698 empleos.

La idea de urbanizar esa superficie para dar cabida a 43 mil 981 espacios de alojamiento, siendo 28 por ciento cuartos de hotel y el resto productos inmobiliarios, tres campos de golf, malecón, clubes de playa, dos marinas, espacios culturales, plazas públicas, áreas comerciales y centros recreativos, hacían volar la imaginación hasta del más escéptico.

Los más 11 mil 289 millones de pesos que proyectaban invertirse brotaban una y otra vez en las noticias ante los habitantes de las comisarías y sindicaturas aledañas al terreno donde se esperaba llegaría el más alto nivel de turismo.

Ellos, los de abajo, se iban a limitar a prestar sus servicios y a proveer, en el mejor de los casos, el producto de sus cosechas, lo que ante la situación limitada de opciones laborales, era visto como una buena oportunidad, pues en las 10 etapas del proyecto a lo largo de 50 años habrían generado 150 mil empleos, con lo que a los viejos se les ofrecía la tranquilidad de que las futuras generaciones tenían garantizado un trabajo.

A 11 años de distancia, el principal ganón es el finado Toledo Corro, quien de manera oficial recibió en su cuenta bancaria los 100 millones dólares por la compra-venta de terrenos a la que le antecede el fantasma de un supuesto fraude que el ex gobernador orquestó para alterar el mapa catastral del Estado y recorrer a su conveniencia los límites municipales de Rosario y Escuinapa, para adjudicar a su propiedad mil 200 hectáreas.

Este polígono es reclamado por integrantes de la Comunidad Indígena Totorame San Pedro Chiametlán, A.C., en el expediente 614/2011, donde exigen la nulidad de escrituras de la compraventa en la cual Toledo Corro vende a Fonatur en el 2009,  2 mil 284 hectáreas —comprendidas dentro del polígono del CIP Teacapán—, de las cuales no acreditó la propiedad de mil 200 y que el grupo reclama de su propiedad con un título virreinal autenticado que data desde 1715.

 

La debacle del CIP

En 2015, Eduardo Bazúa, delegado de Fonatur, confirmó el recorte de 100 millones de pesos para el proyecto.

El reajuste federal, dijo, podría posponer algunas obras pero no detendría el proyecto.

Negó que fuera a detenerse, al contrario sigue más vivo que nunca.

Y a cuenta gotas continuó con la construcción de vialidades, la conclusión de un hotel bajo la modalidad Business Class de 53 habitaciones pero que a la fecha se encuentra sin operar.

 

FONATUR. Cómplices del engaño.

 

Según el calendario fiscal de la SHCP, la inversión total programada para el CIP concluiría en el 2019, pero se estancó.

El ambicioso proyecto se redujo a 10 mil cuartos de hotel para los que se hubieran requerido 70 millones de litros de agua al día, recurso con el que no contaban y para el que le apostaban la conclusión de la presa Santa María, pues el río Baluarte no acepta más perforaciones, ya que está en veda desde el 2013.

 

 

Sur de Sinaloa, el gran perdedor: Walfre Ibarra

Desde el punto de vista de Walfre Ibarra Escobar, ex integrante del Consejo de Promoción Turística de México y miembro del comité de mercadotecnia del mismo, el gran perdedor de este proyecto es el sur de Sinaloa.

“Si no lo van a detonar como un proyecto turístico, le van a dar en la torre, no lo van a poder detonar como agrícola o ganadero. ¿Cómo puedes detonar la actividad agrícola en más de 2 mil hectáreas si la vas a fraccionar, y va haber 5 mil y tantos dueños, y con qué perfil…no hace sentido nada de esto”, consideró.

Walfre Ibarra atribuye a la falta de voluntad política del ex gobernador Mario López Valdez para gestionar el avance del proyecto, pues su interés e inversión pública se concentró en el norte de Sinaloa.

“El CIP era una estrategia para detonar al sur de Sinaloa porque la pesca no iba a resolver el problema, y otro criterio es que, se visualizaba por parte de la federación, que en la zona de Quintana Roo, era una zona de desarrollo turístico saturada y urgía detonar otra”, expuso.

Esta situación debió ser aprovechada por parte del gobierno del estado para atender los niveles de pobreza en el sur, porque mientras no se detone un proyecto estratégico de alto nivel como estos, no se ve por donde.

Pero no le vieron ganas al gobierno del estado, agregó, porque cuando entró Malova ya no le interesó el sur porque no hizo nada.

Ni la iniciativa privada a través del Codesin presionó ni los presidentes municipales, tampoco hubo interés por parte de los funcionarios de Fonatur a cargo de este proyecto, estaban muy cómodos recibiendo un sueldo, “aunque no formara parte de sus facultades, debieron concientizar a los inversionistas e iniciativa privada que buscaran la manera de detonarlo.

El CIP pudo haber empezado como un trailer park, segmento que tiene mucha demanda, pues los turistas se estaban yendo a Nayarit y Jalisco.

 

CIP PLAYA ESPÍRITU. Maqueta engañabobos.

 

—¿Por qué los grandes inversionistas, las cadenas compraron en Cancún y no en Sinaloa?

—Porque no hubo compromiso del gobierno del estado de cumplir con sus compromisos, como reparar la carretera que siempre ha estado en malas condiciones, y en empezar a meter servicios de alguna forma, pero nunca se le vio iniciativa de nada al gobierno del estado.

“Como el gobierno federal no vio interés del estado ni capacidad de quienes estaban al frente del sector turístico estatal, no generó certidumbre”.

Consideró que no era pretexto la falta de agua pues Cancún así inició y poco a poco creció, mientras que en Los Cabos se cuenta con desaladoras para hacer potable el agua marina.

Se perdieron los seis años de gestión del ex presidente Enrique Peña Nieto porque nadie dijo nada ni mostró interés.

Ante el anuncio de que es una obra costosa e inviable, Walfre Ibarra consideró que podrán decir lo que quieran, “pero es una irresponsabilidad pues se sabe que es un proyecto estratégico y crucial para detonar el sur de Sinaloa y sacar a los sinaloenses de esa zona, de la pobreza en la que están”.

Así como hay dinero para meterle a los proyectos que le interesan al presidente, debe de haber un fondo para este, “y ahí es una responsabilidad de diputados y senadores sinaloenses de gestionarlo, pero no han abierto la boca”.

Ante la propuesta de rifar los 5 mil lotes, anticipó que primero debe reglamentarse para especificar qué está permitido desarrollar ahí, cuál será el uso de suelo.

“A poco uno va a hacer una casa y al rato va a tener un cerco con cerdos y aves de corral: en necesario determinar primero cuál va a ser el uso del suelo”, señaló.

Artículo publicado el 27 de septiembre de 2020 en la edición 922 del semanario Ríodoce.

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