Tres especialistas en temas relacionados con tiburones en el país, piden a las autoridades ambientales de México, revocar el permiso a la empresa Nautilus Liveaboards y se realice una exhaustiva investigación de la manera en la que presta servicios turísticos en la Reserva de la Biosfera de la Isla de Guadalupe (RBIG).
Ante las nuevas evidencias de delitos ambientales que se comenten en la RBIG, y que han sido exhibidas en redes sociales por los usuarios, la petición es que se siga de oficio de manera urgente.
La muerte de un tiburón blanco ocurrida el 9 de octubre y apenas dado a conocer en la primera semana de diciembre, consternó a la comunidad científica que hoy piden a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y Comisión Nacional de Áreas Nacionales Protegidas (Conanp) una investigación rápida y eficiente, pues no es el primer caso que se presenta.
Los oficios, a los que Ríodoce tuvo acceso, van dirigidos a Víctor Manuel Toledo Manzur, titular de Semarnat, Blanca Alicia Mendoza Vera, de Profepa y a Roberto Aviña Carlín, titular de la Conanp, firman los doctores Ramón Bonfil presidente ejecutivo de la Organización no gubernamental Océanos Vivientes; Leonardo Castillo, investigador del Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca) y Fernando Márquez, profesor investigador titular ‘C’ de la Facultad de Ciencias del Mar (Facimar) en Mazatlán.
En su escrito, Ramón Bonfil expone en representación de la organización que dirige, y a nivel personal, manifestando su indignación y repudio en referencia a los hechos ocurridos el pasado nueve de octubre de este año en la Reserva de la Biósfera de Isla Guadalupe y que derivaron en la muerte de un espécimen de tiburón blanco Carcharodon carcharias.
“Es absolutamente inadmisible que un ejemplar de una especie amenazada con extinción y sobre todo protegida por legislación mexicana como las NOM-029-PESC2006 y NOM-059-SEMARNAT-2010, haya sido maltratado, herido gravemente y haya perecido por la irresponsabilidad y desacato a los reglamentos vigentes por parte de la compañía Nautilus Liveaboards, dueña del barco Nautilus Undersea”.
Océanos Vivientes A. C. trabaja desde 2015 en pro de la conservación y la investigación científica de tiburones y rayas en México.
Con 35 años de experiencia como especialista en tiburones, lapso en que realizó investigaciones con tiburones blancos en Sudáfrica, Nueva Zelanda e Isla Guadalupe, Ramón Bonfil es considerado un especialista en dicha especie, y como especialista en tiburones y rayas, ha colaborado con la Conanp y la Semarnat en varias ocasiones durante los últimos cinco años.
“Mi experiencia en el ramo, junto con la evidencia de los dos vídeos que han circulado en las redes sociales y el comunicado publicado el 7 de diciembre sobre este asunto en el portal de la Conanp me llevan a concluir que efectivamente se violaron los lineamientos establecidos para la práctica del buceo de turismo con tiburón blanco por parte de la compañía Nautilus Liveaboards al no tener sus jaulas la abertura máxima permitida, y el tiburón en cuestión murió durante los sucesos mostrados en los videos”, indicó.
Por sus características fisiológicas, todo indica que el tiburón murió de asfixia en la jaula al pasar 25 minutos atorado sin poder recibir oxígeno para sobrevivir, detalló.
“El tiburón muy seguramente cayó además en miopatía de captura y acidosis metabólica, los cuales son mortales. Todos los tiburones al ejercitarse violentamente en estado anaeróbico (en ausencia de oxígeno) por más de unos cuantos minutos corren el peligro de llegar a acumular cantidades demasiado grandes de ácido láctico en la sangre, y tener daño inflamatorio y oxidativo en los músculos debido a la sobre-ejercitación”, se explica.
En el caso del tiburón blanco que entró accidentalmente a la jaula en Isla Guadalupe este llegó a la acidosis y la miopatía debido al tiempo que peleó en estado anaeróbico por liberarse y a la falta de cuidado veterinario para prevenir dichas patologías.
El tiburón dejó de moverse solo cuando se asfixió y después de casi 25 minutos luchando por liberarse, explica en el documento.
“Este tiburón se hundió sin moverse no por inmovilidad tónica, sino porque estaba muerto por asfixia”, indicó.
Independientemente de la muerte del tiburón, es claro que las jaulas de la embarcación no cumplían con las especificaciones reglamentarias.
Ese hecho, y el haber causado que el tiburón se lastimara gravemente al atorarse en ésta, deben ser razones suficientes para actuar, pues se está contraviniendo las disposiciones establecidas para la actividad.
“La respuesta de las autoridades me parece inaceptablemente lenta y débil. En mi opinión, en el momento mismo en que las autoridades recibieron notificación de este accidente, se debió suspender temporalmente la licencia de esta compañía hasta aclarar totalmente lo ocurrido y se debió haberlos llamado a comparecer de inmediato. Sin embargo, se les permitió continuar operando hasta el final de la temporada, y dos meses después de los hechos aún no existe un dictamen de la investigación, la cual parece ocurrir tan lentamente como es posible”, señaló.
En su escrito, el especialista en tiburones exhorta a las dependencias a que se realice una investigación urgente, rápida y a fondo de los hechos ocurridos.
“Y sugiero que de comprobarse la culpabilidad de la compañía Nautilus Liveaboards se le retire permanentemente todas las licencias con que cuenta para operar en aguas mexicanas a todas sus embarcaciones”, expuso.
Este no es el primer caso en la historia de la RBIG en que un tiburón sufre daños físicos por malas prácticas, reveló en el documento, la evidencia existe en redes sociales.
Propuso hacer un análisis más a fondo de las actividades que se realizan en esta reserva y cuestionó el beneficio económico que deja esa actividad al país por parte de estas compañías, todas extranjeras.
“¿Cómo pueden implementarse sistemas de vigilancia eficientes, confiables y económicamente viables para esta actividad?, ¿Qué beneficios reales o aportes significativos al conocimiento científico han brindado las supuestas investigaciones realizadas a bordo de estas embarcaciones?”, cuestionó.
Leonardo Castillo, especialista que ha laborado durante 37 años como investigador en el Inapesca, generando información científica sobre el desarrollo de pesquerías comerciales de tiburones, se sumó a título personal a la petición.
En su carta explicó que colaboró en la elaboración del primer manual de buenas prácticas para el buceo en jaulas para la observación de tiburón blanco en la Isla de Guadalupe.
Cuestionó que hayan transcurrido dos meses para que se tuviera conocimiento del crimen ecológico por la negligencia y avaricia de la empresa.
“Al día de hoy han pasado dos meses y no hay resultados de la investigación y mucho menos de las sanciones correspondientes”, indicó.
A partir del video publicado el 6 de diciembre, agregó, han surgido nuevas evidencias, algunas de ellas contundentes de la violación continua de disposiciones ambientales por parte de la empresa Nautilus Liveboards en aguas mexicanas.
La muerte del tiburón, la cual fue negada por la empresa en su comunicado oficial, por sí sola hubiera sido la causa para que las autoridades ambientales mexicanas suspendieran de manera inmediata las operaciones de esta embarcación, cosa que increíblemente no sucedió, expuso.
“Hoy algunos mexicanos con gran valentía e integridad a título personal han comenzado a proporcionar a la sociedad civil por medio de las redes sociales de nuevas evidencias de posibles violacionesa las leyes ambientales por parte de esta empresa. Estas nuevas evidencias deben por oficio ser investigadas por las autoridades ambientales”, propuso.
El especialista exigió la inmediata revocación y cancelación definitiva del permiso para realizar ecoturismo en aguas mexicanas de la embarcación Nautilus Under Sea y la empresa Nautilus Liveboards sea sujeta de una multa monetaria ejemplar”, asentó.
La solicitud incluye que se haya una revisión completa y exhaustiva de la actividad de Ecoturismo de buceo en jaula para la observación de tiburón blanco en Isla Guadalupe.
Ramón Bonfil ofreció su apoyo la Semarnat, Profepa y Conanp en cualquier tipo de discusión, opinión experta, u otro tipo de actividad conducente a sancionar a los infractores de la ley, y a mejorar desde cualquier punto de vista esta actividad, siempre teniendo como eje principal el bienestar de los tiburones blancos y la salud de sus ecosistemas.
Fernando Márquez Farías, Investigador Titular “C” de la Facimar , quien además trabajó 17 años como investigador en el Programa Tiburón del INAPESCA y 10 años en la facultad, cuestionó las acciones y sanciones en este caso.
“Me uno a la indignación de mucha gente al ver los atropellos de las embarcaciones extranjeras que han trabajado en nuestras aguas. Este es un momento de reflexión, en donde podemos preguntarnos ¿Cuál es la sanción si alguien mata un tiburón blanco?, ¿Cuál es la sanción a la empresa Norteamericana Nautilus Liveboards por matar a un tiburón blanco?, ¿Qué se está haciendo por la muerte documentada del tiburón blanco ocurrida el 9 de octubre del 2019 en la Isla Guadalupe?. ¿Quién emite los permisos?, ¿quien supervisa que haya buenas practicas?”.
Detalló que la invasión de ruido de las embarcaciones, diésel derramado, carne y sangre en el agua, número de jaulas y buzos, durante tanto tiempo representa un factor de estrés para los tiburones blancos que visitan esa remota isla.
Altos funcionarios, los mexicanos y muchas personas en otros países están a la espera, agregó, ya pasaron dos meses.
“Necesitamos una respuesta y acción. Se exige tomen cartas en el asunto deteniendo las actividades de las embarcaciones turísticas que operan en Isla Guadalupe. Se revisen las evidencias objetivamente y se castigue de manera ejemplar a los responsables. Se suspendan los permisos de marcar tiburones blancos con marcas de satélite hasta que se revisen los protocolos y reglamentos correspondientes avalados por científicos especializados sin conflicto de interés”, asentó.
Fernando Márquez ofreció, al igual que otros invertigadores especialistas en tiburón su asesoría a la toma de las decisiones que los funcionarios están facultados.