Pide Océanos Vivientes se revoque licencia a empresa por muerte de tiburón blanco en BC

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Ramón Bonfil Sanders, uno de los investigadores de tiburón blanco con mayor antigüedad en el país lamentó la muerte de esta especie dada a conocer en redes sociales, y para evitar que este tipo de hechos sucedan de nuevo, pide la revocación definitiva de los permisos de la empresa que presta el servicio.

A través de una carta, dijo que solicitará, a nombre de la organización no gubernamental Océanos Vivientes, A.C. a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca) que se haga una investigación rápida, además de presentar una queja y protesta por lo ocurrido, y se le revoque permanentemente  la licencia a la empresa, no solo al barco.

“Es muy grave porque es una especie en peligro de extinción, protegida a nivel mundial y en México, por leyes que prohíben que se les dañe o se les mate”, indicó el doctor en Ciencias Medio Ambientales y Manejo de Recursos Naturales.

Con 35 años de experiencia, Ramón Bonfil diseñó, dirigió y ejecutó dos proyectos de investigación de colaboración internacional para estudiar la dinámica espacial del gran tiburón blanco a través del uso de marcas satelitales, uno en Sudáfrica y uno en Nueva Zelanda. Ambos proyectos produjeron hallazgos de vanguardia sobre la ecología de los grandes tiburones blancos.

El pasado fin de semana circuló en redes sociales un par de videos en los que se observa cómo es que un tiburón blanco de casi 4 metros lucha por sacar la cabeza de una jaula, al no conseguirlo se lastima hasta morir a causa de las lesiones.

“Estoy muy indignado, muy contrariado, tratando de ver qué puedo yo hacer para tratar de llegar a las autoridades y sugerirles que tomen cartas en el asunto, que supuestamente ya las tomaron, ha habido indicaciones desde el día siguiente que se reportó esto, en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) que ya están investigando al igual que en la Profepa”, comentó.

Pero sí se ve que es muy ineficiente la manera en la que han actuado, agregó.

“Desde mi punto de vista, al día siguiente de que se enteraron debieron de haber suspendido en automático todos los permisos a la empresa, no solo en Isla Guadalupe, sino es todo el país, al parecer tienen cuatro barcos, algunos van a Revillagigedo otros a Isla Guadalupe, pero tienen muchos años sacando dinero de México y haciéndose rica trayendo turistas a México”, expuso.

Se identificó que la embarcación Undersea Hunter pertenece a la empresa Nautilus, de Estados Unidos. Recientemente la empresa hizo llegar una carta a los medios en la que asegura que el tiburón se fue nadando del lugar donde practicaban buceo, pero un video del activista Arturo Islas Allende, muestra como el animal se hunde sin vida.

Ramón Bonfil cuestionó que ya sean más de 15 años los que esta empresa lleve explotando los recursos de Isla Guadalupe, “y no sé qué le dejan al país económicamente, creo que nada solo le causan problemas”.

Desde el punto de vista del doctor Ramón Bonfil, la empresa debió de haber sido suspendida de manera inmediata, pero no lo hizo, pues el incidente ocurrió en octubre y todavía continuó trabajando todo el mes de noviembre. Diciembre ya no lo hace porque terminan las actividades a causa del cambio de clima.

Criticó la pasividad con la que actuaron los empresarios que permitieron que el tiburón se lastimara hasta morir, cuando lo que debieron de haber hecho, era meter buzos que empujaran la cabeza del animal para ayudarle a salir.

“No hicieron nada, siguieron con  sus actividades como si nada, muy reprobable lo que se ve en los videos, un daño muy grande a una especie icónica e importante para el ecosistema que tiene el derecho a vivir como cualquier otro ser viviente, pero que por el lucro de estas compañías que lo único que quieren es hacer dinero, rompieron las reglas y causaron indirectamente la muerte de ese tiburón, no digo que lo hayan hecho  propósito y hayan querido matarlo, seguro están arrepentidísmos y están muriéndose de miedo, pero tienen qué pagar las consecuencias de sus actos”, señaló.

La Reserva de Biosfera de la Isla de Guadalupe tiene alrededor de 20 años siendo sede se esta actividad turística: Las embarcaciones de la empresa estadounidense empezaron navegar 18 horas para llegar a ella, sin permiso, hasta que en algún momento la Conanp intentó tomar las riendas y regular la actividad, por lo que al día de hoy se emiten permisos para que los buzos usen el espacio para explorar sus aguas y especies marinas.

Ramón Bonfil opinó que esta actividad podría continuar realizándose, pero de manera diferente.

“Primero, el tipo que causó la muerte de este tiburón, debe ser expulsado del país y nunca más un bote de los suyos pueda operar en aguas mexicanas”, expuso.

Otro requerimiento para continuar con esta actividad, agregó, es que se tenga mayor control.

Comparó esta actividad turística con el colonialismo porque extranjeros llegan, extraen las riquezas del país, se lo llevan y no dejan un peso en México, dejando solamente problemas.

Ante este panorama, las instituciones federales que carecen de recursos económicos para realizar acciones de vigilancia se enfrenta al problema de vigilar quien entra y quien no entra a las aguas de Isla Guadalupe.

“Es una Isla muy lejana,  son 18 horas desde Ensenada para llegar ahí, no es cualquier cosa, y vigilarla permanentemente significa un gasto enorme porque tendrían que tener un barco de manera permanente, pero sería la mejor manera de evitar que entre gente que no debe”, expuso.

Se tendría que estar solicitando documentación que respalde el permiso para realizar actividades en ese sitio, inspeccionar las embarcaciones y que las jaulas cumplan con las especificaciones que se han dado, que aparentemente este barco no las cumplía.

En vez de llevar a cabo ese tipo de control, la Conanp contrata a una compañía que hace el monitoreo, suben a unos jóvenes a los barcos junto con los turistas y éstos regresan y hacen sus reportes.

Reconoció que logísticamente es difícil inspeccionar a cada barco que llega a la Isla, el número de embarcaciones oscila entre 10 y 20.

Detalles que deben ser fiscalizados como el uso de carnadas, la distancia a la que son colocadas, permiten o no que los tiburones se golpeen en las jaulas, registrar si dejan que los buzos salgan de las jaulas, situación que sí sucede aunque está prohibido.

“Todo mundo lo hace, yo lo he visto, he estado dos veces en Guadalupe y lo he visto, y hay muchos videos en Internet que lo demuestran”, señaló.

Se debería de obligar a todos los barcos a que lleguen a Ensenada a revisión antes de irse a Guadalupe, cada viaje; es como pasar por la aduana, se inspeccionan jaulas, el barco completo para asegurarse que todas cumplen con la especificación, y para eso la Conanp va a tener qué contratar más gente que además tenga poder legal de ejercer acciones, tal vez la Profepa debería de tener inspectores.

También sugirió que se cobre por cada embarcación.

“A lo mejor me equivoco, pero parece que a ninguno se le cobrar por licencia anual, por decir algo, 50 mil dólares, ¿quieren venir a hacerse ricos acá? Que paguen, porque en cada viaje ellos ganan como 100 mil dólares, cobran entre 4 mil y 5 mil dólares por persona, traen 10, 12 personas o más, no sé qué capacidad tienen ahorita los botes, pero en el que fui una vez, éramos fácil una docena de buzos”, indicó.

Son 60 mil dólares en un viaje, si se hacen 10 viajes, fácilmente pueden pagar una licencia de 50 mil dólares, aseveró.

Con 50 mil pesos por permiso que pague cada barco, ya hay dinero para pagar la contratación de un vigilante de la Profepa, indicó.

“Hay esquemas en los cuales el servicio que se presta paga solo toda la vigilancia, que hagan sus números en la Conanp y la Profepa, y que calculen cuales son los costos de una vigilancia y le pasen esos costos a los usuarios, las compañías que se están haciendo millonarias, que paguen como se debe”, sugirió.

Esa es la solución; que paguen una fortuna por licencia cada barco, o que dejen de operar, agregó, y que se asignen verdaderos inspectores con poder de parar la operación en caso de que sucedan incidentes como el que acaba de ocurrir donde murió un tiburón blanco, y llevar a los prestadores ante las autoridades correspondientes.

Aunque no existe una cifra exacta que permita definir el número de tiburón blanco que hay en el mundo, no es una población muy abundante como lo es el atún o sardinas, explicó.

El especialista agregó que algunos estudios indican que en Sudáfrica puede haber hasta mil, y en Isla Guadalupe se especula que podrían ser uno o dos centenares.

“La verdad, nadie tiene una cifra a nivel mundial de cuántos tiburones blancos existen, pero no debe de pasar de unos 5 mil o 10 mil, eso puede parecer mucho, pero a nivel global, es muy poco”, consideró.

México es de los países privilegiados que cuenta con esa especie, agregó, por ejemplo, en la Isla de Guadalupe es uno de los mejores lugares del mundo para observar tiburones blancos porque ahí se congregan los especímenes más grandes y son las aguas más transparentes.

“He estado en Sudáfrica y en Nueva Zelanda  viendo tiburones blancos, y no hay como Isla Guadalupe”, precisó.

*Ramón Bonfil Sanders es un oceanólogo especialista en elasmobranquios con 35 años de experiencia en el manejo pesquero, la conservación, biología y ecología de este grupo único de peces, además de ser uno de los investigadores mexicanos de tiburones más destacados a nivel internacional. Tiene una Maestría en Biología Pesquera y Manejo de Pesquerías, y un Doctorado en Filosofía sobre Manejo de Recursos Naturales y Ciencias Medioambientales.

Trabajó para el INAPESCA (México), el Instituto de Investigación de Pesquerías de Ultramar (Japón), el Centro de Pesquerías de la UBC (Canadá), la FAO (Roma, Italia), la Organización Regional para la Conservación y el Medioambiente del Mar Rojo y Golfo de ADEN (PERSGA), la Wildlife Conservation Society (USA), MARVIVA (Costa Rica) y más recientemente, la Universidad Federal Rural de Pernambuco (UFRPE, Brasil).

*Océanos Vivientes, A. C. es una organización no gubernamental para la conservación, sin fines de lucro, tiene como objetivo promover la salud de la vida acuática para que pueda ser disfrutada por las generaciones presentes y futuras, mediante la realización de proyectos en materia de conservación, investigación y educación ambiental de ecosistemas marinos y acuáticos.

[email protected]

Dada la trayectoria de su fundador, Ramón Bonfil, la ONG tiene un enfoque muy especial en la investigación y conservación de tiburones, rayas y especies relacionadas.

 

 

 

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