Las revelaciones en el juicio del Chapo en Nueva York salpican a México en su estructura política y de seguridad. Esta semana, uno de los principales testigos de la Fiscalía, Rey Zambada, relacionó en la red de sobornos a Genaro García Luna, considerado el superpolicía del gobierno de Felipe Calderón. Y ratificó las acusaciones de la participación de la Organización Sinaloa en el asesinato de sus rivales, entre ellos Rodolfo Carrillo, en Culiacán en 2004.
El todopoderoso García Luna
A Genaro García Luna se le acusó de todo siendo el hombre fuerte y pilar fundamental en la guerra contra el narco que emprendió el presidente Felipe Calderón en 2007. Se dijo que montó un operativo para la televisión en el secuestro de la francesa Cassez; que protegía a un grupo del narco y atacaba al otro; que se enriqueció con el cargo; que amenazó a periodistas… Pero esta vez las acusaciones se ventilaron en un juicio, en el país donde actualmente reside, los Estados Unidos.
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Según el testimonio del Rey Zambada en el juicio en Nueva York contra el Chapo, García Luna recibió sobornos de entre 3 y 6 millones de dólares vía directa de la Organización Sinaloa. Primero siendo el encargado de la Agencia Federal de Investigación (AFI), con Vicente Fox; y luego como Secretario de Seguridad Pública y cabeza de la Policía Federal Preventiva (PFP) en el sexenio de Felipe Calderón.
Desde 2012, al menos, Genaro García Luna arrastra los señalamientos de una sorprendente fortuna. La publicación Reporte Índigo descubrió una red de empresas en Miami vinculadas con su esposa, Linda Pereyra. “Involucra propiedades, restaurantes y consultoras de seguridad”.
Las empresas descubiertas en Florida, según Reporte Índigo, tienen como fachada el restaurante Oggi Caffe, abierto en 2011 por la esposa de García Luna en la zona residencial Aventura, un barrio exclusivo al norte de Miami Beach.
“…las fechas y direcciones de registro, los socios y los representantes legales de este negocio (el restaurante), vinculan a García Luna con Samuel Weinberg y su hijo Jonathan Alexis, empresarios que representan a las compañías de seguridad Teletron LTD, Grupo ICIT y Gull de México… Con ésta última licitó en 2010 un contrato ante la SSP en sociedad con José Kuri Harfush, uno de los consejeros más cercanos a Carlos Slim”.
Dos años después el mismo Reporte Índigo publicó que había creado una nueva empresa: GL & Associates Consulting, encargada de la consultoría en seguridad y también vinculada a otras empresas de la misma familia Weinberg que antes ya tenía negocios en común.
La revista Forbes incluyó en su versión en inglés de finales de 2013 a García Luna como uno de los 10 mexicanos más corruptos, junto a Romero Deschamps, Elba Esther Gordillo y Raúl Salinas.
Pero las acusaciones sobre sobornos directos del narco a Genaro García Luna empezaron con una declaración de Edgar Valdez, la Barbie, al finalizar su gestión en la SSP. Acusó que desde 2002 García Luna estuvo recibiendo dinero del narco.
García Luna reapareció en México previo al inicio del proceso electoral en México, después de seis años de silencio absoluto y refugiado en Miami. Su regreso al país fue envuelto en las mismas críticas y acusaciones que vuelven ahora desde el juicio del Chapo. García Luna esta vez sí reaccionó: “Es mentira, difamación y perjurio a mi persona”.
El 09/11 de Sinaloa. La extraterritorialidad en el juicio al ‘Chapo’
Pasó hace 14 años, pero los ecos de aquel 11 de septiembre de 2004 en Culiacán, Sinaloa, se siguen escuchando en el juicio de Joaquín Guzmán en Nueva York. Aunque no reveló ninguna novedad, el Rey Zambada como testigo del Fiscal acusó al Chapo de haber ordenado el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes, el menor del clan de la Organización de Juárez.
Desde octubre de 2014, unos meses después de la primera recaptura de Guzmán Loera, Ríodoce publicó algunas de las acusaciones que se preparaban contra el Chapo en las cortes estadounidenses. Todas ellas basadas en el concepto de jurisdicción extraterritorial, un término legal en Estados Unidos que les permite procesar a criminales por delitos cometidos fuera de su territorio.
Es el caso del atentado y asesinato múltiple en la plaza de Cinépolis de Culiacán el 11 de septiembre de 2004.
Era sábado. A las 17:40 horas el sitio estaba a reventar. Rodolfo Carrillo y su esposa Joana Castelo (o Quevedo) salían del complejo y unos metros atrás los escoltaba el Comandante de la entonces Policía Ministerial Pedro Pérez, acompañado de otros hombres armados. Enfilaron al estacionamiento y antes de subirse a sus vehículos les empezaron a disparar desde una camioneta doble rodado, con una caja blindada. Repelieron la agresión pero fue insuficiente, el llamado Niño de Oro y su mujer cayeron muertos junto a un cuidacarros, Juan Durán.
Luego se desencadenó una persecución que abarcó toda la ciudad. El comando agresor, enviados por el Chapo Guzmán, huyeron en diferentes direcciones. Pedro Pérez, herido de una pierna, solicitó apoyo por la radio de la corporación, ubicaron a uno de los comandos y los persiguieron por unos 10 kilómetros disparándose entre sí. En las afueras de la ciudad de Culiacán, a espaldas del Seminario, les dieron alcance y ninguno de los agresores quedó vivo.
Simultáneamente se reportaban otros enfrentamientos, uno en la sindicatura de Culiacancito, donde la policía aseguró un arsenal.
Al final del día el reporte era de 11 personas muertas, pero una semana después sumaban otros cinco asesinatos claramente relacionados con los sucesos del 11 de septiembre.
Solo cinco días después de la matanza de Rodolfo Carrillo se mantuvo en el puesto el director de la Policía Ministerial de Sinaloa, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez. Él y todo su grupo de confianza salió huyendo. En los días posteriores sus propiedades fueron cateadas y surgieron órdenes de aprehensión en su contra. Se fue para volver siete años después y de nuevo apoderarse de la corporación que dejó luego del escándalo del 11 de septiembre de 2004 que sigue sonando en Nueva York.
Artículo publicado el 25 de noviembre de 2018 en la edición 826 del semanario Ríodoce.