El Pochotal, El Fuerte.- Ejidatarios indígenas de esta comunidad estuvieron a punto de enfrentarse a golpes este medio día de lunes al surgir una división azuzada por el particular, Antonio Anival Miranda López, que a la fuerza pretender sembrar las tierras de uso común.
El altercado que fue verbal porque la presencia de la policía impidió que un grupo de jóvenes jornaleros y de mujeres al servicio del agricultor llegaran a los puños contra los indígenas mayores de edad, sucedió poco después de las 12:00 horas, en la zona agrícola conocida como el Capricho y que se encuentra entre los límites de los municipios de El Fuerte y Sinaloa.
Los grupos se encontraron en el lugar porque el agricultor comenzó a regar las tierras al habérsele autorizado el riego por el módulo Nohme, cuyo presidente, Juan José Lugo Saracho lo negó a los indígenas, pese a que el usufructo del predio está en litigio en tribunales agrarios.
Los juicios civiles enderezados por Miranda López en contra de los indígenas de El Pochotal los ha perdido.
Delfino Heredia Calleros, ejidatario de el Pochotal dijo que estaban en el predio para defender los intereses de Miranda López y enfrentar a la comisariada, María de los Ángeles Usacamea Valenzuela, quien se ha negado a distribuir entre los campesinos el casi millón y medio de pesos que el agricultor pagó como renta de 100 hectáreas en dos ciclos agrícolas. “Él (Anival) nos dijo que ella tiene el dinero, y queremos que nos de nuestra parte. Mientras no lo entregue, no entrarán a las tierras”.
Y luego se formó una valla de aparentes ejidatarios, pero quienes se cubrían los rostros ante las cámaras.
Ninguno de los presentes, incluyendo a Heredia supo precisar el origen del conflicto ni pudieron acreditar que la comisariada había cobrado el dinero. “Lea las cartulinas, allí dice todo. No queremos hablar ni decir nada. Lea, ponga lo de las cartulinas”, pretendieron ordenar las mujeres, que lanzaron insutos e improperios a sus opositores.
En tanto, Usacamea Valenzuela dijo que en el grupo de Delfino Heredia sólo hay cuatro ejidatarios del Pochotal, el resto son jornaleros y mujeres ajenas al conflicto, pero utilizadas por Miranda López para generar violencia. “No responden cuando se les pregunta del conflicto. Evidentemente, son manejadas. No vamos a caer en provocaciones”.
El conflicto se estancó en medio de un ambiente explosivo.