Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, descubrieron un gen que tiene relación directa con el envejecimiento del cerebro, y que a partir de los 65 años, influye en el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
El diario El País publicó que el descubrimiento estuvo a cargo de los científicos Asa Abeliovich y Herve Rhinn, quienes analizaron el material genético de mil 904 muestras de cerebros humanos sanos e identificaron un gen llamado TMEM106B, cuyas variantes interfieren en el córtex frontal, la región responsable de la mayor parte de la actividad cerebral.
“Si miras a un grupo de ancianos, algunos parecerán mayores que otros. Lo mismo ocurre con esa región del cerebro. Nuestros resultados muestran que las personas que poseen variantes de riesgo de ese gen, tienen un córtex frontal que parece 12 años mayor que el de otra que tenga variantes protectores”, explica Rhinn.
Su hipótesis, publicada en la revista científica Cell Systems, es que TMEM106B es parte de una red de resiliencia que determina cómo el cerebro hace frente a los factores de estrés relacionados con la edad.
Distintos genes que aumentan el riesgo de una persona de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa ya aparecían en estudios anteriores. Un ejemplo es el gen APOE, que se relaciona con la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Abeliovich y Rhinn sostienen que la novedad de su trabajo es el hallazgo de una variante genética que modula el ritmo en el que el cerebro envejece.
“De lejos, el principal factor de riesgo para la enfermedad neurodegenerativa es el envejecimiento. Algo cambia en el cerebro a lo largo de los años que te hace más susceptible a enfermedades cerebrales. Nuestro objetivo era investigar qué factores genéticos conducen al envejecimiento”, dice Rhinn.
Para ello, los investigadores examinaron los transcriptomas (es decir, las moléculas iniciales de la expresión genética) de las mil 904 muestras para obtener una imagen promedio del cerebro de un individuo de determinada edad.
Después compararon cada material con el transcriptoma correspondiente a su edad, buscando específicamente alrededor de 100 genes, cuya expresión se incrementaba o disminuía durante el envejecimiento.
A partir de esta comparación, llegaron al concepto de envejecimiento diferencial: la diferencia entre la edad aparente (biológica) de un individuo y su edad verdadera (cronológica) e identificaron el TMEM106B como responsable por esa edad diferencial.
Se trata de un gen cuyas variantes están muy repartidas: “Una tercera parte de la población tiene dos copias de ese gen y otra tercera parte tiene una copia”, afirma Rhinn.
La variante de riesgo del TMEM106B, junto con la variante de un gen llamado Progranulin, también tiene relación con la demencia frontotemporal, una enfermedad neurodegenerativa rara, que afecta a 10 entre 100 mil personas, que se manifiesta entre los 40 y 65 años.
Juan Lerma, del Instituto de Neurociencias del CSIC, señala, sin embargo, que todavía no se puede hablar de posibles dianas terapéuticas para las enfermedades mentales.
“Aunque la investigación es novedosa, sólo demuestra una correlación entre dos factores, no la causa del problema”, sostiene.
Lerma explica que únicamente cuando se empiecen a realizar experimentos en animales, con base en ese hallazgo, se podrá vislumbrar cómo evitar o retrasar el envejecimiento fisiológico del cerebro.