Hacer una expedición a la orilla del mar, en un ambiente tropical, escalando una isla y llegar a la cúspide para observar la ciudad, es posible. Sólo basta el espíritu de aventura, una buena hidratación… ¡y a trepar se ha dicho!
El Pacífico mexicano resguarda el faro de Mazatlán ubicado en el cerro del Crestón, que según data la historia oficial del municipio, antiguamente era sólo una isla con una longitud de 641 metros por 321 metros de ancho y una altitud de 157 metros. El hecho de estar sobre una imponente formación natural lo hace ser aún más espectacular.
El Faro de Mazatlán se asienta en una impresionante formación natural que está conformada por acantilados que deben ser recorridos con cuidado.
A la distancia, si se observa el cerro con detenimiento, su forma asemeja a la de una pirámide triangular; por la parte externa, la que da al mar, se podrá encontrar en su estructura algunas cavernas profundas, a las que es muy peligroso entrar a causa de las corrientes.
De las cavernas se cuentan decenas de historias que apuntan a la posibilidad de que en su interior se encuentren incalculables tesoros que en el siglo XVI dejaron ahí escondidos piratas tan famosos como el sanguinario inglés Thomas Caldrens o Cavendich y el rubio holandés Spilbergen y que eran producto de los saqueos que realizaban.
Subir al faro es un excelente ejercicio para toda la familia, aunque no se tenga la mejor condición física para hacerlo. Se puede hacer de la caminata un paseo que permitirá ir descubriendo la ciudad desde las alturas.
La brisa marina acompaña en todo momento el recorrido, desde ahí se puede observar la Isla de la Piedra, el canal de navegación, y con un poco de suerte hasta el arribo de las embarcaciones como los cruceros que han regresado al puerto y son todo un espectáculo para los visitantes por la majestuosidad de sus dimensiones y colores.
También desde las alturas, los techos de los edificios del Centro Histórico, la Catedral, Cerro del Vigía, Olas Altas, y el espectáculo de cómo el mar baña las playas hasta el otro extremo, donde las tres islas cobran su justa dimensión ante los ojos de quien las observa.
No hay otra manera de subir, por lo que se sugiere que se use ropa fresca, protector solar, gorra para cubrirse del sol y suficiente agua para hidratarse en el camino.
Los expertos recomiendan que no se explore más allá del camino indicado, es decir, que se aventuren a subir por donde no hay brecha, pues podría resultar peligroso.
Subirlo puede resultar, para unos, una odisea, para otros una manera de ejercitarse, para otros más un reto y hasta un paseo que servirá para entender por qué en el Corrido de Mazatlán, José Alfredo Jiménez quiso que hasta en el faro se escuchara su canción.
Cualquiera que sea lo que motive el recorrido, vale la pena, pues la vista es espectacular y no hay otra manera de observar al puerto desde este punto.
Tips
- Evite subir por el lado del mar, hay un camino ya formado que debes seguir para que no haya accidentes
- Suba ligero, arriba del faro no hay nada que comprar, sólo bancas para descansar y recuperarse para la bajada
- Evite aventurarse por caminos inexplorados
- Tome agua antes, durante y después del recorrido
- Cuide a los niños, no los pierda de vista
- No olvide recoger la basura que genere
- De preferencia suba cuando la luz del sol favorezca la observación del camino
- Tome fotos y recomiende el recorrido
*Con información de www.mazatlan.gob.mx