Un dilema que los padres de familia tienen que enfrentar casi a diario es el de comprar o no golosinas a sus hijos. Dulce o berrinche son las opciones.

Tan pronto visitan una tienda los menores corren a tomar algún antojo, uno que la mayor parte de las veces logran obtener, algunas veces incluso con negociaciones bastante cómicas de por medio.

A principios del mes un pequeño de nombre Matías, oriundo de Guaymas, Sonora, fue el protagonista de un video que se viralizó en redes sociales.

En este video el pequeño aparecía triste y llorando a causa de que al abrir una paleta payaso ésta apareció con una mueca triste la cual le fue contagiada al menor.

Este hecho fue grabado y subido a redes sociales por el padre del niño, quien se mostró un tanto tendencioso a la hora de hacer preguntas a Matías, al parecer para que el niño mostrara su tristeza a la cámara.

Una semana después Ricolino emprendió la búsqueda de Matías,  a quien no tardó en encontrar.

Al hacerlo, lo visitaron acompañados por “doctores de la risa” y dotaciones de paletas. Todo documentado, con la firme intención de aprovechar la ola y hacerse publicidad.

Para Matías la historia, por lo pronto, tuvo un final feliz. Para el equipo de marketing de Ricolino, también.

Del caso de Matías se desprenden dos puntos importantes para analizar: el impacto que llegan a tener este tipo de productos en los niños y la viveza de quienes ven una ventana de oportunidad para hacerse publicidad, una publicidad dirigida a niños, esos mismos que se involucran con las chucherías, a las que les lloran.

Empaque

El empaque es de color azul metálico en el fondo. La figura principal es la imagen de un niño sonriente con apariencia de payaso, con “rastas” anaranjadas en la zona del cabello, nariz roja y playera del mismo color. Este personaje además de su sonrisa hace un gesto de aprobación manteniendo el pulgar de su mano derecha hacia arriba.

El etiquetado nutrimental se vuelve un poco más visible al abrir por completo el empaque. En el observamos un 23 por ciento de grasa saturada y un 26 por ciento del azúcar máximo tolerable.

Ingredientes

Un total de 25 ingredientes componen esta popular paleta. Según el orden del listado, que se divide en cobertura y malvavisco, el que presenta mayor contenido en el producto  (y no es de sorprender) es el azúcar; es el primero en cobertura y en malvavisco. En la cobertura sabor chocolate, además del azúcar destacan la grasa vegetal y jarabe de maíz como complementos. En el caso del malvavisco, el azúcar es seguido por glucosa y jarabe de maíz… tantito peor.

La sonrisa chimuela

Paleta Payaso contiene 24 gramos de azúcares añadidos, lo que equivale al 53 por ciento del total de su peso. Este total de azúcares comparado con los valores de referencia equivale al 26 por ciento del máximo tolerable en la dieta estándar que es de 2 mil calorías (promedio calórico para un adulto), una medida bastante alta ya que este producto va dirigido a consumidores menores de edad y por ende menor tamaño, menor peso y menor requerimiento calórico.

Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, una sola de estas paletas excede el tope de consumo de azúcar para un niño en un día.

Este envase aporta…

“Contiene” podría ser una palabra más apropiada para cabecear el etiquetado, “aporta” es benévola, es positiva, no alerta, que es la principal razón de ser del etiquetado: aportar información válida para un consumo responsable, racional, que es mejor que racionado.

Esta sucede igual con las calorías, las llaman “energía”, porque la gente cuenta las calorías, no la energía. La energía es buena, te pone las pilas, las calorías te engordan. Así nuestros etiquetados; de adorno, para que Matías y se padre se preocupen más por la cara triste de la paleta que por lo que ésta “aporta”.