Hunden a Víctor Emilio Cázares en EU

 

Víctor Emilio Cázares Salazar, considerado en su momento uno de los capos más buscados por la DEA, enfrentará nuevamente a la justicia estadounidense el próximo jueves 7 de diciembre, cuando un juez federal del Distrito Sur de Nueva York lo sentencie por tráfico de drogas y asociación delictuosa.

Preso actualmente en la penitenciaria Metropolitan Detention Center, de Brooklyn Nueva York, Cázares Salazar ya había sido sentenciado en octubre de 2016, cuando fiscales del Distrito Sur de California lo acorralaron hasta hacerlo cambiar su declaración y declararse culpable, fue entonces que el juez William Hayes lo sentenció a 15 años, aunque la pena le fue reducida a once años, al considerarle cuatro años que estuvo encarcelado en la prisión del Altiplano, en el Estado de México.

Tras la sentencia, Cázares Salazar fue trasladado a Nueva York, donde también enfrentaba cargos, los cuales estuvo peleando contra la fiscalía estadounidense, hasta que  el 12 de agosto pasado, agotados todos sus argumentos, cambió su declaración a culpable y, un mes después de su aceptación de culpa, su caso se selló y el resto de las negociaciones entre la defensa y los fiscales se realizó a puertas cerradas.

No obstante, de acuerdo al código penal estadounidense, el narcotraficante podría ser sentenciado a otros 15 años de prisión, y no salir en mayo de 2025 como está programado hasta el momento, según la Oficina de Prisiones de Estados Unidos, sino hasta 2040.

EL LICENCIADO. A una corte de Nueva York.

 

El Capo de la cocaína

Documentos del Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ) identificaban con el apodo de El Licenciado, y Gatekeeper (El Guardián), y no sólo era uno de los principales socios de Joaquín el Chapo Guzmán e Ismael el Mayo Zambada, líderes del Cártel de Sinaloa, sino un jefe que movía grandes cantidades de cocaína de Colombia, Perú, Bolivia y Venezuela, hacía Estados Unidos.

Era tanto su poder, que el USDOJ ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por quien aportara información que condujera a su captura. Era tanta la coca que Cázares Salazar empezó a traficar a Estados  Unidos, que en 2006, la DEA tuvo que implementar una operación encubierta para su captura llamada Operación Imperial.

La operación, la más grande en la historia de Estados Unidos, dio como resultado la captura de más de 400 narcotraficantes, puchadores y lavadores de dinero en Nueva York, California, Arizona e Illinois, todos operadores del Licenciado.

Hasta ese momento Cázares Salazar supo que lo iban a arrestar, mientras que la DEA descubrió que la cantidad de coca que distribuía en Los Ángeles y Nueva York, era mucho más de la que inicialmente habían imaginado, e iniciaron una nueva cacería.

Cázares Salazar por su parte, se hizo una cirugía plástica para cambiarse la apariencia del rostro, y se retiró del negocio para inmediatamente después mantenerse oculto en casas de seguridad que él tenía en Culiacán y sus alrededores.

En su declaración hecha ante un juez federal del Distrito Sur de California, el capo reconoció que tenía miedo ser capturado, y que dejó de salir con amistades, familiares, y socios, por temor a ser capturado, incluso se enfermó de estres y paranoia, al grado que ni sus más cercanos familiares supieron donde se encontraba.

“Hasta que me cansé su señoría, y salí a la calle sin importarme ser arrestado, porque ya no podía seguir encerrado en esa casa”, dijo entonces al juez.

Pocos días después de salir de su guarida, en abril de 2012, el narcotraficante fue arrestado en un retén antes de llegar a Guadalajara, y fue encarcelado en el Altiplano, hasta el momento de su extradición, en marzo de 2006.

 

Dinero habla

Se declaró culpable porque Cázares Salazar ya no tenía para donde hacerse. Las pruebas eran abrumadoras, lo mismo que fotos, grabaciones en voz y vídeo, además de careos que tendrían con otros narcotraficantes que se habían integrado al programa de testigos protegidos.

Y los fiscales accedieron a darle una condena relativamente baja: 15 años de cárcel, y considerando los cuatro años que había estado encerrado en México, la pena se reduciría a 11 años de prisión. A cambió, pagaría 10 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos, de los cuales inmediatamente pagó 150 mil dólares.

Lo que nunca le dijeron fue que, inmediatamente después, sería llevado a Nueva York para enfrentar más cargos por narcotráfico, y que allá los fiscales serían más duros.

De acuerdo al expediente 1:11-CR-00685, Cázares Salazar, también conocido como Víctor Emilio Cázares Gastelum, tiene traficando cocaína y heroína a Estados Unidos desde 2003, y hasta el 2010 que se mantuvo oculto por temor a ser arrestado, lo cual le habría redituado cientos de millones de dólares en ganancias.

Las pruebas que los fiscales decían tener eran abrumadoras también, e incluían careos, fotos, videos, en su contra. Si decidía retar al sistema judicial de Estados Unidos iba a perder, por lo que su defensa Jan Ronis mejor le recomendó que se declarara culpable, pues así al menos podrían negociar un acuerdo que tuviera que ver con dinero, con cooperación, y con información, a cambio de una sentencia no tan severa.

Cázares Salazar, de 54 años, lo pensó un poco y entonces decidió cambiar su declaración y aceptar la culpabilidad de todos los cargos que enfrentaba. Un mes después de esa decisión,  el 17 de octubre pasado, su caso se selló, lo que significa que cualquier arreglo que logre la fiscalía con la defensa, será realizado a puertas cerradas.

De ser sentenciado a otros 15 años de prisión, que representaría la pena mínima por los cargos que enfrenta, Cázares Salazar sería liberado hasta 2040.

 

 

Círculo vicioso

Cázares Salazar representa el más reciente de los capos sinaloenses en ser sentenciado. También tienen a Joaquín el Chapo Guzmán, lo mismo que a Alfredo Beltrán Leyva, Reynaldo Zambada García el Rey, Rodrigo Aréchiga Gamboa el Chino Ántrax, Ovidio Limón Sánchez, además de quienes ya han sido liberados, incluyendo Héctor el Güero Palma y Javier Torres Félix el JT.

Sin embargo, el problema del tráfico de droga no ha acabado, como anticiparon los gobiernos de Estados Unidos y de México.

Según la investigadora Chris Graves, quien realiza un documental sobre la historia del narcotráfico en Sinaloa, el problema no son los capos, sino Estados Unidos que se mantiene como el principal consumidor de drogas ilícitas en el mundo.

“He entrevistado a altos funcionarios de la DEA, y todos coinciden que la estrategia está errada, porque un problema de salud lo volvieron un problema de Estado”, dijo a Ríodoce Graves.

Un ex agente encubierto de la DEA que trabajó en México en los tiempos de Camarena dijo lo siguiente: Ellos (la DEA) lo saben; pueden agarrar a quien quieran, pero el problema va a continuar porque seguimos siendo los principales consumidores en el mundo.

Integrantes de nivel medio del Cártel de Sinaloa, confirmaron esa teoría hace algunas semanas, al señalar que el negocio del tráfico de drogas sigue, incluso, ahora está más solidificado que antes de la captura del Chapo.

Portavoces de la DEA por su parte, dijeron a Ríodoce que no comentarían sobre esos señalamientos, sino que ellos continuarían con su labor de colaboración bilateral con el gobierno de México, hasta acabar con las organizaciones criminales del narcotráfico.

“Es lo que dicen, pero la misma DEA sabe que está mal, que al mismo tiempo no pueden hacer nada porque ellos se rigen por las leyes que aprueba el Congreso y el Senado de Estados Unidos”, sostuvo Graves.

 

Cázares Salazar, ambición sin límites

A Víctor Emilio Cázares Salazar le gustaban los negocios. Originario de La Majada, un pueblo que colinda entre Mocorito, Sinaloa y Badiraguato, tuvo desde sus inicios negocios de transporte público, es decir, camiones de pasajeros que llevaban y traían gente de Culiacán hacia la sierra de Sinaloa.

Ya sabía del negocio de drogas ilícitas, por lo que se le hizo fácil comprar la droga en las montañas de Sinaloa, y traer costales llenos de goma de opio y mariguana para revenderlos en Culiacán.

Pronto se dio cuenta que la droga era mejor pagada en la frontera, así que empezó a mandar camiones hacia el norte, con la droga oculta en llantas y compartimientos secretos.

Pero cuando supo que aún era mejor pagada en Los Ángeles y Nueva York, ya no se conformó, y la mandó a Estados Unidos, primero por kilos, y después por toneladas.

Pronto sus compradores en el país del norte le exigieron celeridad, y fue entonces que se asoció con el Chapo y el Mayo, hasta que un día empezó a hacer todo por su cuenta, y en pocos años se adueñó de muchos de los mercados, sobre todo Los Ángeles y Brooklyn.

Empezó a mandar toneladas, pues entra más mandaba, más le pedían, y fue entonces que la DEA le puso los ojos encima.

“Fue cuando se montó la cosa esa de Operación Imperial, y de ahí ya nada lo salvó; la ambición fue lo que mató a mi primo”, dijo uno de sus familiares.

Hoy Víctor Emilio espera que le digan cuál será su sentencia, la cual, si bien le va, sería de 15 años, más once que ya fue sentenciado. Y saldría de prisión en 1940, poco después que cumpla 76 años de edad.

 

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