Desde hace un mes, el gobierno de Quirino Ordaz comenzó a inhabilitar lo que quedaba en la residencia
En la Casa de Gobierno de Sinaloa sólo una cosa se mantiene bella: sus jardines.
Las enormes palmeras, los helechos, los bambúes sostienen la elegancia que algún día tuvo el inmueble habitado por gobernadores a lo largo de 53 años.
Dos jardineros y un velador son los únicos empleados que quedan en la residencia que ocupó Jesús Aguilar Padilla, a lo largo de su sexenio, hasta que Mario López Valdez decidió cerrar sus puertas.
Pero más allá de sus jardines delicadamente cuidados, la Casa de Gobierno ha sido completamente desmantelada.
Testimonios de los empleados afirman que la última etapa del desmantelamiento en la residencia comenzó hace un mes, cuando por orden de los de “arriba” llegaron a la mansión y retiraron tuberías, mobiliario de madera y la poca infraestructura eléctrica que aún quedaba.
De forma oficial, fue el 4 de septiembre pasado cuando el gobierno de Quirino Ordaz Coppel hizo pública su intensión de vender el inmueble, valorado según Catastro en 33 millones 998 mil 114 pesos.
En esa fecha, una solicitud del Ejecutivo pidió la autorización del Congreso para enajenar el bien, con el argumento principal de que los costos por el mantenimiento de la casa son muy altos. La autorización aún no se ha dado de forma oficial.
El gasto en mantenimiento que no existe
En 2010, el último año que Jesús Aguilar Padilla habitó la Casa de Gobierno, en el Presupuesto de Egresos de Sinaloa para la Oficina del Gobernador se etiquetó un millón 977 mil 164 pesos para el concepto de gasto “residencia oficial del Gobernador”.
Pero en 2017, en el presupuesto para la Oficina del Gobernador no existe un concepto de gasto para la residencia. El gasto de su mantenimiento tampoco se encuentra en ningún capitulo del Presupuesto de Egresos 2017.
Pero según el documento en el que se solicita permiso para vender la casa, su administración y mantenimiento impacta “fuertemente en el erario”.
“Representa un gasto oneroso su remodelación, mejoras y reparaciones pero sobre todo su mantenimiento y administración, impactando fuertemente al erario público”, justifica el documento.
En la semana que transcurrió, el gobierno de Ordaz Coppel abrió las puertas de la Casa de Gobierno para ofrecer un recorrido a la prensa, guiado por el secretario de Obras Públicas, Osvaldo López Angulo.
En entrevista, el funcionario admitió que no existe un dictamen oficial que detalle la inversión estimada para una rehabilitación y tampoco se ha realizado un análisis de los daños estructurales que pueda tener el inmueble.
“Lo que pasa es que nunca se ha hecho un presupuesto en esta administración de lo que cuesta repararla. No tenemos en si un monto para repararla”, admitió.
—¿Entonces no conocen que le falta o que le falla a la casa? —se le preguntó.
—Bueno, hay que hacer un estudio de todo a todo en cuestiones estructurales de la casa —dijo.
En contraparte, el documento que envió el Ejecutivo al Congreso asegura que la casa presenta un “severo deterioro, degradación estructural, espacios físicos obsoletos y falta de espacios de trabajo funcionales”.
De acuerdo con el documento, la Dirección de Bienes y Suministros de la Secretaría de Administración y Finanzas elaboró un dictamen en el que concluye que “el bien inmueble representa un gasto oneroso negativo para las finanzas del Gobierno del Estado de Sinaloa. Además que para el objeto que fue adquirido ha dejado de ser funcional”.
Los dos jardineros y el velador que trabajan en la Casa de Gobierno aseguran que el único mantenimiento que el lugar recibe es de jardinería “y ahí de vez en cuando una desempolvada”.
“Si hubieran venido antes, hubieran visto todo completo”
Dos jardineros recogen palmas y hojas que caen en los jardines mientras una decena de reporteros y fotógrafos recorren cada pasillo de la residencia.
Los jardineros observan atentos sin dejar de hacer su trabajo, pero responden amables a las preguntas de los reporteros que curiosean hasta sobre temas fantasmagóricos.
Pero cuando se les pregunta sí la casa funciona o no, su respuesta es inmediata: hasta hace un mes sí funcionaba.
“Hace poco, casi un mes, empezaron a desmantelar, se llevaron aires, se llevaron muchas cosas, se hizo un proceso de desmantelamiento no sé por qué”, dice uno de los jardineros al tiempo que guía hacía una sala de entretenimiento donde antes había una barra de madera para bebidas.
El mobiliario fue arrancado de la pared y desarmado. Lo mismo ocurrió en las dos cocinas de la residencia, donde también se arrancaron las tarjas y las barras.
“No tiene el mes que vinieron y desmantelaron todo. Parte de aquí era un bar, se quitó, estaba muy bonito todo aquí, se conservaba bien aquí, si hubieran venido antes hubieran visto todo completo”, dice el empleado de la Casa de Gobierno.
Según lo que marca la ley sobre Inmuebles del Estado y los Municipios, la Casa deberá ser valuada por dos peritos nombrados por el gobernador y sobre el valor que ellos determinen será vendida en una subasta pública.
Buscan asegurar la casa, antes de venderla
A pesar del plan para enajenar la casa, el gobierno de Sinaloa concursa actualmente la Licitación Pública Número GES 35/2017 para contratar pólizas de seguro para edificios públicos y sus contenidos. En el listado de inmuebles por asegurar aparece la Casa de Gobierno y su mobiliario. Según el anexo 1 de la licitación, el valor de la póliza para la Casa de Gobierno es por 17 millones 108 mil 183 pesos, mientras que su contenido está asegurado en 4 millones 277 mil pesos.
La convocatoria de Licitación fue lanzada el 11 de septiembre de 2017, siete días después de la solicitud para enajenarla.
