No era un acto masivo, pero el formato se salió de control. La orden fue sólo 200 invitados, casi todos representantes de organismos del sector social y privado y uno que otro de esos residuos de la aristocracia española que todavía presumen sus títulos nobiliarios como descendientes directos de condes y marqueses que llegaron siglos atrás a este ex real de aminas del Rosario.
Afuera del Club de Leones, el pueblo desde temprano llegó de las colonias de la cabecera municipal y poblados del municipio para saludar al presidente y entregar sobres, cartas sobre las demandas y problemas de violencia en la región.
Eran unas 300 las personas que portaban mantas exigiendo solución a la violencia que cobra asesinatos y desaparecidos en esta municipalidad.
Productores agrícolas le pidieron acelerar el proyecto hidraúlico de la Presa Santa María y de entre todos emergió una protesta dura que grita una y otra vez al gobernador Quirino Ordaz, exigiéndole cumplir con el pago de sus viviendas.
Pasadas las diez horas llegó el comboy con el presidente y su séquito. Recibió cartas, mensajes. saludó gente y entró al recinto del Club de Leones de la mano de Claudia Valdez, exdiputada del PRI.
La gente que esperaba verlo, al no lograrlo, optaron por empujar la puerta y rompieron la valla de guardia hasta entrar en masa a escuchar de cerca lo que el presidente anunciaría en su visita a esta población, que durante un tiempo prolongado fue uno de los principales bastiones del priísmo sinaloense.