En defensa del presidente Peña Nieto. Esa parece ser la consigna que guía a los columnistas más oficiosos para poner en entredicho lo que afirma la periodista Dolia Estévez en una entrevista con Carmen Aristegui, en la que aseveró que la charla telefónica entre ambos mandatarios “fue una conversación muy ofensiva donde Trump humilló a Peña Nieto”, cuando “Trump le dijo a Peña Nieto que no necesita a México ni a los mexicanos, en tono amenazante, e incluso se quejó del mal papel que está haciendo el Ejército en el combate al narcotráfico”, y “le sugirió que si son incapaces de combatir (al narco) ‘quizá’ tenga que enviar tropas para que asuman esta tarea”.
Y lo del pago del muro ya no es noticia, quizá lo novedoso es que pondría porcentajes a los aranceles: “10 por ciento a las exportaciones mexicanas y 35 por ciento a las que “más le duelan”.
No termino de entender por qué los voceros oficiosos insisten en poner en entredicho el trabajo de Dolia Estévez, siendo que es la periodista mexicana mejor informada de todo lo que sucede en los pasillos del poder en Washington. Ahí ha estado esta tapatía desde hace tres décadas y ha sido una referencia obligada para académicos y la diplomacia de nuestro país.
Menos se explica cuando Estévez declaró: “Obtuve información confidencial que pude corroborar sobre el contenido de la conversación que sostuvieron Trump y EPN el viernes pasado”. Quiere decir que escuchó el audio. Y no hay animadversión personal sino simple y llanamente periodismo de investigación. De contactos en el primer círculo del Presidente Trump. No hay, además, por qué pensar que en el ámbito privado no sea el mismo Trump que todo el mundo conoce. Directo, sin mediaciones, provocador, que busca acabar con quien considera su adversario, y como lo dice en uno de sus libros de estrategias de negociación comercial. Los mide y si son débiles los acaba.
Peña Nieto evidentemente es un presidente débil y basta ver los resultados de las encuestas de percepción para saberlo. Y todavía más, está en caída libre. No levanta nada. Claro, podrán argumentar las voces oficiosas, no por ello es necesario mentir. Sin embargo, sería más convincente desmentir haciendo público el audio, no vaya a sucederle lo que le pasó a Vicente Fox, en aquella conversación telefónica vergonzosa que sostuvo y fue difundida por Fidel Castro, en la que Fox le ordenó al líder de la Revolución cubana el “comes y te vas”, sin saber que lo estaban grabando los servicios de inteligencia.
Entonces, Trump podría poner en más aprietos a Peña Nieto si decide hacer pública la conversación que resulta imposible que no esté encriptada en un dispositivo electrónico y de darse a conocer terminaría por exhibir nuevamente a la Presidencia de la República y a la diplomacia mexicana.
Finalmente, lo único que puede explicar esta postura del gobierno, replicada con todo y matices por los voceros oficiosos en distintos medios de comunicación, es sostener la idea de que ante la embestida de la administración Trump, resulta necesario mantener la idea de que el Presidente, aun con toda la crítica y debilidad, debe seguir siendo el eje del consenso nacional, la unidad por encima de banderas políticas con México.
Pero disculpen quienes comparten aquel punto de vista, no se ve por donde, la credibilidad de Peña Nieto está muy por debajo del prestigio de Dolia Estévez, quien demuestra una vez más la fuerza de las mujeres en el periodismo nacional.
