“Los niños de la Escuela Enrique Rébsamen, que fallecieron en el temblor el 19 de septiembre del año en curso, se pudieron haber salvado, la SEP, conjuntamente con Protección Civil Nacional, el CENAPREP y el Gobierno del Distrito Federal, ahora ciudad de México, se hubiesen dado a la tarea de implementar un Programa de Seguridad Estructural de las Escuelas de México, principalmente para la Ciudad de México, por su elevado riesgo sísmico”. El párrafo anterior fue publicado en una carta del Ing. Marco Antonio Noriega Salazar, la cual fue publicada en el Periódico Noroeste.
La ciudad de México tiene edificios emblemáticos que han soportado los sismos de 1957, 1985 y los de septiembre del 2017. Ejemplo de ellos son la Torre Latinoamericana y el edifico WorldTrade Center, antes Hotel de México.Los cálculos estructurales de sus cimentaciones y del resto de la construcción hablan de los conocimientos científicos de los ingenieros mexicanos veracruzanosLeonardo Zeevaert y Heberto Castillo.
Cuando se habla de un Programa Nacional de Seguridad Estructural de las escuelas (propuesta del Ing. Noriega Salazar), este debiera extenderse también a los hospitales, edificios gubernamentales, auditorios e iglesias, los cuales albergan a un número grande de personas, que en caso de colapsarse, los daños serían menores.
Estos dictámenes estructurales pudieran dar como resultado la obligatoriedad de la demolición de algunas escuelas que se encuentran en mal estado, en otros casos pudiera ser con el reforzamiento suficiente.
Una de las causas de los sismos en esta región de Sinaloa es la falla de San Andrés, la cual tiene una longitud de 1 mil 300 kilómetros y recorre el estado de California en los Estados Unidos, y Baja California en México. Forma el límite tectónico entre la placa norteamericana y la placa del Pacífico y su desplazamiento relativo es horizontal dextral (direccional derecho). Esta falla es famosa por producir grandes terremotos. El sistema está compuesto por numerosas fallas o segmentos. El sistema de fallas de San Andrés termina en el Golfo de California.
El deslizamiento lateral medido en el sector central de la falla es de unos 25 mm/año, mientras que en otros, más alejados de la misma, llega a los 30 mm/años, lo que podría indicar una acumulación de deformación elástica en la zona de la falla.
Este deslizamiento está moviendo a la Ciudad de Los Ángeles en dirección hacia la bahía de San Francisco, acercándose a una velocidad de unos 4.5 cm por año. Este movimiento es tan lento que no puede ser percibido a escala humana, pero ha ocasionado numerosos daños a obras de ingeniería como acueductos y carreteras.
Hace varias décadas, el Estado de Sinaloa estaba considerado como una zona de baja sismicidad, así nos lo decía el Ing. Sergio Moya Núñez, Pedro Valenzuela Sánchez y el propio Ing. Noriega Salazar, en las clases de Análisis Estructural en la década de los 70s del siglo pasado. Hoy, Sinaloa ha cambiado, en los últimos años hemos tenido sismos como el del domingo 13 de septiembre del 2015 que sacudió parte de la zona norte de Sinaloa, con una magnitud de 6.7 grados en la escala de Richter, según el servicio meteorológico nacional, lo cual no deja de ser una alarma roja, porque es posible que tengamos un sismo al menos de 7 grados en la escala de Richter, el cual pudiera ser peligroso estructuralmente hablando.
Por los cambios que ha sufrido Sinaloa en esta materia, los Colegios de Arquitectos y de Ingenieros deberán hacer los cambios necesarios en los reglamentos de construcción, y además, empezar a discutir la propuesta de un Programa de Seguridad Estructural.
Estamos a tiempo de poder prevenir, que no nos pase lo del Colegio Enrique Rébsamen.
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