Los llamados políticos independientes que están alcanzando cargos de representación política tienen un mismo origen y una doble responsabilidad: una, son el resultado de la confianza que en ellos o ellas han depositado los ciudadanos; y la otra, es que sus actos y declaraciones públicas, deben ser acordes con esa confianza depositada.
Cierto, algunos de ellos han gustado a los ciudadanos por su capacidad rupturista y anticoloquial, lo que cae bien ante tanta solemnidad que suelen tener nuestros políticos de habla pausada, retórica y falta de compromiso social.
Sin embargo, un tiempo es el de las campañas electorales y otro muy distinto es el del ejercicio de gobierno. En el primero, pueden hasta mentar madres y acusar sin medida ni control; eso, en una sociedad de irritados gusta y hasta se festina, pero ya en el cargo todos aquellos que festinaron, más los otros, vuelven a la realidad de la casa, la calle, el barrio, la colonia, su ciudad, estado, y esperan resultados tangibles ante los problemas que les aquejan cotidianamente.
Seguir con gestos, actitudes, pronunciamientos ligeros o decir lo contrario de lo que se sostuvo en campaña es inaceptable porque genera inmediatamente frustración. Un caso reciente es el de Jaime Rodríguez, el Bronco, gobernador constitucional del estado de Nuevo León, al que no sólo ya no se le ven ganas de perseguir a los corruptos del gobierno que le precede, sino que va en contra de sus propios dichos políticos.
Además, en temas muy sensibles socialmente, como es el de las madres con hijos desaparecidos, no se puede un día decir una cosa y al día siguiente otra completamente distinta.
El Bronco acaba de dar una entrevista a la periodista Sanjuana Martínez publicada en el diario digital Sinembargo.mx, donde expresó que “la mayoría de los desaparecidos tienen o tuvieron alguna razón para estar desaparecidos”, cuando antes en campaña había dicho que sentía el dolor por ellos y que llegado al gobierno colaboraría con sus familias hasta el total esclarecimiento de estos hechos lamentables; sin embargo, hoy a las familias les dice que esos desaparecidos “se lo buscaron”, sin establecer matiz alguno.
Simple y llanamente se asume como juez y emite sin más una sentencia mediática que ha provocado la reacción molesta de los familiares dolidos.
Al responder de esa manera, lo único que muestra es que la gestión de problemas de gobierno no se le da, como todos esperarían, sino refleja desconocimiento e insensibilidad ante el dolor humano, algo que todo político debe ostentar como carta de presentación. Ante todo cuando se trata de esta nueva generación de políticos que están “hartos de corrupción y abuso” y que han llegado para hacer política con cara humana.
Pero vemos que si antes las respuestas eran retórica y hasta cantinflescas, ahora el Bronco es como esas personas que tienen respuestas automáticas para todo, aun en contra de sí mismo.
Esto significa la historia de personas que han llegado al poder con un gran capital político —oíste Malova— y literalmente de tres patadas empiezan a consumirlo sin considerar los daños que provocan entre la población que les dio su voto y animó a otros a favorecer el cambio.
Los independientes son una esperanza para muchos. Están obligados a distinguirse en forma y fondo. Y en primer lugar, lo que deberían hacer es dar muestra de trabajo, convicciones democráticas, transparencia y rendición de cuentas de lo que han encontrado al asumir los cargos. No pueden actuar como lo está siendo el Bronco, que antes de demostrar capacidad y resultados ya está pensando en que puede ser Presidente de la República. Por favor.
