¿De qué va la seguridad?

SEGURIDAD Y VIOLENCIA. Los derechos humanos primero.
SEGURIDAD Y VIOLENCIA. Los derechos humanos primero.

Hace muchos años, en una de sus clases, un alumno que por más interés que ponía aún no lograba captar el concepto que el profesor explicaba, le preguntó con cierto desespero al maestro Ignacio Burgoa qué es eso de la seguridad, a lo que el jurista respondió “saber a qué atenerse muchacho, saber a qué atenerse”.
Cosa curiosa pues, que desde hace algún tiempo en muchas ciudades de la República, en materia de seguridad no sepamos a qué atenernos ni cómo entendernos entre ciudadanos y autoridades. Los primeros desconfían de los segundos, pero también la desconfianza viaja en sentido inverso.
¿Cómo construir pues una seguridad para todos, por separado? Todos los conceptos de seguridad modernos implican la colaboración de quienes son sus protagonistas. Pero si sólo entendemos la seguridad como un ejercicio de demostración de fuerza que consiste en exhibición de armas, desfile de patrullas, presentación de detenidos a la prensa y declaraciones estridentes, entonces el problema estriba en el concepto mismo de seguridad.
Durante muchos años se pensó que la seguridad pública es un tema que corresponde de manera exclusiva a la policía, la cual debe prevenir los delitos y detener a los delincuentes en flagrancia. La forma clásica de hacer ambas era a través de la multiplicación de la presencia policial mediante el patrullaje.
Después, con el avance de los sistemas democráticos, se concluyó que no era suficiente evitar los delitos y disminuir su incidencia por cualquier medio, en particular sólo mediante la fuerza, pues eso justificaría la aplicación de cualquier acción para detener la delincuencia, incluso por medios dictatoriales.
Por eso la Comisión interamericana de Derechos Humanos construyó el concepto de seguridad ciudadana. Este significa la articulación de políticas públicas en tres dimensiones: 1) prevención primaria, dirigida a toda la población y consistente en la elaboración de programas de salud pública, educación, empleo, formación para el respeto a los derechos humanos y construcción de ciudadanía democrática; 2) prevención secundaria, dirigida a grupos vulnerables y consistente en programas focalizados para disminuir los factores de riesgo y generar oportunidades sociales; y 3) prevención terciaria, consistente en programas destinados a las personas que cumplen sanciones penales privados de su libertad.
Así considerada, la seguridad involucra aspectos que tienen que ver no sólo con la prevención del delito y la detención de delincuentes en flagrancia a cargo de la policía. Ahora se incluyen también entre sus contenidos el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales bajo esquemas de participación democrática.
Vista de esta manera, la seguridad ciudadana es una de las dimensiones de la seguridad humana y, por tanto, del desarrollo humano. Para Fernando García Cordero consiste “en el establecimiento de los medios o condiciones que hacen posible el desarrollo de la persona, desde el disfrute de una vida saludable y prolongada, hasta el acceso a los recursos necesarios para un nivel de prosperidad que incluya el trabajo, la vivienda, la educación, la recreación y el acceso al conocimiento, pasando por el ejercicio de las libertades políticas, económicas y sociales.”
Si la dimensión de la seguridad es tan amplia, es claro que no es solo cosa de policías y tampoco es territorio exclusivo de las autoridades. Se necesita la participación de todos los sectores sociales en esquemas de corresponsabilidad, lo que significa la posibilidad de que los actores sociales definan ciertos aspectos de la seguridad. En consecuencia, se necesitan autoridades con el talento suficiente para trabajar con ciudadanos, no sólo con empleados y paleros.
Pero si seguimos en la miopía de jugar a policías y ladrones con tipos que no son blancas palomas, que no acreditan sus evaluaciones de control y confianza, que repiten esquemas arcaicos de trabajo policial y que ignoran la participación social que no les es favorable, pues entonces ni siquiera han generado un esquema que se acerque a la concepción de la seguridad ciudadana.
Si la seguridad, paisano, es saber a qué atenerse, pues te vas a atener a los malovas y los chuytoños. Ahí me avisas cómo te va.

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