Tuve la fortuna de conocer a José Luis Peche Rice en su etapa de jubilado, luego de una larga y exitosa carrera empresarial. Era una persona todo entusiasmo y generosidad. Un hombre de apariencia atlética que estaba en la “última década útil”, como llamó el filósofo salmantino Miguel de Unamuno a la séptima década de vida cuando publica un libro que hoy es un clásico de las letras hispanas: Del Sentimiento trágico de la Vida (Austral, 1895), y dice en el prólogo que esa década en toda persona es en la que se puede todavía garantizar calidad de vida porque cruzando esa frontera las facultades merman y con ello los proyectos de vida.
Entonces, Peche Rice en esa “última década”, tomó una decisión que hoy los mazatlecos se lo agradecen, seguramente en esos primeros días de jubilado revisó los archivos familiares para encontrarse con una gran cantidad de documentos y fotografías, y ese hallazgo lo llevó a digitalizarlas fotografías familiares generando un archivo que rápidamente reunió más de mil imágenes en blanco y negro.
Son todas ellas estampas de la vida del puerto del siglo XX, pero no satisfecho con la joya gráfica familiar, continuó con la tarea que se había propuesto de recuperar el mayor número de fotografías que descansaban quizá olvidadas en otros archivos familiares.
Generó entonces una red social que llamó los Pechesaurios que convocó alrededor de 25 mil mazatlecos dispersos por todo el mundo. A cada uno nos hacía llegar sus hallazgos y solicitaba sus fotos a cambio de recibir las suyas y con el compromiso de que éstas constituirían un patrimonio del puerto que algún vivillo trató de tener exclusividad para comercializarla.
Al momento de su muerte en enero de 2015 había logrado reunir aproximadamente 20 mil fotografías antiguas. Un archivo mayúsculo que está esperando que las instituciones de cultura del estado permitan que se conozca en beneficio de la ciudad que tanto amó, mientras sus amigos tenemos las que generosamente entregaba en un disco para que se disfrutaran en el ámbito familiar o amistoso.
Más recientemente, en Culiacán y Los Mochis, dos personas están liderando la recolección de fotografías antiguas que con cierta regularidad circulan en la red. Se trata de Ignacio Sanz Salazar, que a través dela administración del grupo cultural Culiacán se ha dado a esta tarea y casi todos los días,él y sus socios nos sorprende con una imagen de su ciudad.
Son fotografías la mayoría inéditas que se ofrecen a los cientos, quizá miles de seguidores, que se encuentran dispersos por el mundo y que al llegar a los muros alimentan la nostalgia por esa ciudad que en muchos sentidos ya no es lo que fue. De aquel Culiacán al que le rindió tributo Jesús Andrade en su poema Culiacán aunque siendo justos felizmente queda algo incrementado: He mirado tu corte de núbiles doncellas/ de cuerpos voluptuosos y de pupilas bellas/pupilas fascinantes cuyo fondo atesora/la sombra de la noche y el fuego de la aurora (…)
VíctorManuelGutiérrez Román, un médico que se ha dedicado a escribir pasajes de la historia de Los Mochis, ahora agrega para deleite de sus seguidores en Facebook una colección de fotografías de la ciudad cañera. No hay duda del valor de sus imágenes. Nos muestra una ciudad para muchos desconocida con sus calles sin pavimentar, con algunos edificios señoriales y recupera del olvido a personajes olvidados de nuestra historia local como el llamado fundador que se dice fue Benjamín Johnston o el indomable general villista Felipe Bachomo, un indio yoreme que hizo estragos en sus incursiones armadas al Valle del Fuerte, hasta que fue aprehendido y fusilado en lo que hoy es una de las principales avenidas del centro histórico. Aquel centro que gravitaba en torno al ingenio de caña de azúcar, el mercado municipal y el templo católico.
En fin, Gutiérrez Román, como el Peche Rice y Sanz Salazar, han dedicado su tiempo “útil” a la noble tarea de recuperar esas fotografías que durante décadas durmieron el sueño de los justos en los archivos familiares y periodísticos, trata de esa manera ennoblecer la historia de esta ciudad siguiendo la máxima irrebatible: Una imagen dice más que mil palabras.
Que cunda el ejemplo.
