Mi texto Cuando yo tenga 64 años publicado en estas páginas el domingo pasado fue bien recibido por los amigos, especialmente por aquellos que han cruzado la barrera sexagenaria. Siento que los que rondan ese año mágico —como creo lo calificó Maximiliano Ruiz— lo tendrán a la mano cuando se cumpla el día When I am sixty four, para dejarse llevar por la música y la letra mirando los ojos de la pareja o el recuerdo. Y eso da una enorme satisfacción, aunque podría tener errores no de mala fe. Me escribe una persona de nombre Anna Wardell, a quien no conozco, y me precisa algunas señalamientos con respecto al poeta salvadoreño Ricardo Bogrand y a su familia.
Han transcurrido treinta años desde que la familia Aparicio estuvo en la casa en Mazatlán y desde entonces solo ocasional y a través de otras personas supimos de ellos.
Anna Wardell, que no logro tener claro si es la mismísima María del Carmen, pues me escribió desde esa cuenta de Facebook, habló de su estancia en el puerto y de su estado de salud. En fin, quien sea Anna Wardell escribe con una prosa limpia lo siguiente:
“…Únicamente me gustaría agregar haciendo alguna corrección a su escrito ya que la esposa de José Antonio Aparicio (Ricardo Bogrand), María del Carmen, no lo abandonó por irse con un hombre más joven. En 1989 le hicieron una cirugía en el ISSSTE por cáncer en útero y ovarios, lo que la llevó a bajar de peso de 60 kilos a 47 kilos en cinco meses. Y él optó por llevarla con la esposa de su papá para que le cuidaran, porque en ese tiempo él estaba escribiendo su tesis de Doctorado. Así mismo, los dos hijos de ambos nunca dejaron solos a su papá y mamá, hasta la fecha. Sus últimos años vivió en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, trabajando como docente e investigador a tiempo completo en la UNICH con el Dr. Andrés Fábregas Puig, querido y entrañable colega y amigo de José Antonio y María del Carmen. Desconozco la fuente de donde obtuvo tal falsedad y agradeceré se corrija dicha información, ya que ello afecta la integridad tanto de la madre como de los hijos.
“Olvidaba hacer otra corrección a lo siguiente escrito por usted: …A ella le dedicó un poema doloroso del cual extraemos un fragmento: Es que la vida no había traído un dolor tan perennemente extraño/Y como la ceniza que se vierte las manos arden/y arde la sonrisa/las uñas se rebelan/y el corazón se sale de su órbita/Es que el dolor tiene un vestido en todo, y es invierno y es verano/musgosa soledad y piedra en sombra…
“Este poema tan doloroso, fue escrito por Ricardo Bogrand a su mamá llamada Carmen Quintanilla, quien falleció de cáncer en útero cuando él tenía apenas 25 años de edad. Ahora se encuentran unidos con papá Toño y mamá Carmen todos sus hijos e hijas. Lo que como comprenderá es aún muy doloroso para toda la familia Aparicio tanto de México como de El Salvador, ya que en estos dos años han trascendido el 15 de mayo de 2015 su único hermano José Israel; el 7 de junio de 2016 su hermana Delmy y recientemente el 24 de octubre de 2016 su hermana Alba Aurora. Todos, incluido José Antonio (Ricardo Bogrand) descansan en el Panteón El Edén de San Miguel, El Salvador, C.A. ya que su esposa e hijos cumplieron con su última voluntad de ser enterrado de cuerpo presente”.
Al no tener más evidencia, que el recuerdo lejano de un comentario que nos conmovió y el poema que lleva por título María del Carmen, y que Anna me precisa está dedicado a la madre de Bogrand, también llamada Carmen, no tengo ningún interés en reservarme las aclaraciones y no evito excusarme con la familia de este poeta grande del pueblo salvadoreño, con más fortuna que Roque Dalton, otro miembro de esa generación de poetas revolucionarios.
De Ricardo Bogrand:
POR EL AMOR VIVIDO
Vosotros estaréis aquí esperando mi muerte
Y yo os diré:
Recoged esta voz,
Lanzadla a cualquier sitio,
Escondedla en el último rincón,
Yo estaré libre nutriéndome de nuevo.
Quiero escribir para los dos días últimos,
Para cuando se empiece a formar dentro de mi piel
La fuente mineral de mi terrestre
Deformada materia…
En paz descanse.
