Vicefiscalía confirma identidad de exhumados en Los Mochis

Las filtraciones afirmaban que había más cadáveres enterrados en el monte que circunda a los fraccionamientos Urbi Villa del Rey, al surponiente de la ciudad, pero una tercera incursión de “Las Rastreadoras” no los encontró.

Ellas no tenían la ubicación exacta, sólo indicios, y con ellos se lanzaron a la búsqueda.

Se trata de cadáveres que fueron sepultados muchos meses atrás, reseñó la fuente anónima a las mujeres.

No se sabe si son de hombre o mujer, ni los tiempos en que fueron sepultados.

La versión es creíble porque seis meses atrás, en el mismo monte, pero en contra esquina al hallazgo más reciente, ellas habían exhumado los restos óseos de una persona.

Por eso, Mirna Nereyda Medina Quiñónez y su grupo de mujeres rastreadoras de cuerpos se hizo la promesa: regresar por los tesoros, para entregarlos a quienes los añoran y pueda descansar esa familia.

“Pese a todo lo que digan, el descrédito o el respaldo al grupo, nosotras vamos a seguir buscando a nuestros tesoros. Escucharemos lo que la gente nos quiera decir, descartaremos uno por uno los indicios que nos lleguen, en la forma que sea. A nosotros nos toca buscarlos, porque a nadie más le duele, nadie más sale al monte a llamarlos, a escarbar. A la Fiscalía le corresponde entregarlos, y hacer lo que la ley le ordene. Nosotros tenemos que cumplir esa promesa de buscarlos hasta encontrarlos”.

La promesa hecha al atardecer del 19 de noviembre se cumpliría una semana después, justo cuando los cuerpos localizados en un semicírculo fueron entregados a los deudos. Mientras esperaban, ellas continuaron las labores habituales.

Las pruebas genéticas realizadas la semana anterior permitieron tener el 99.9 por ciento de certeza que se trataba de Manuel Salvador Becerra Gutiérrez, Marco Antonio Verdugo Gámez, José Candelario Espinoza Ochoa, Luis Daniel Vázquez Santos, José Ángel Camacho, Sergio Alberto Lugo y Blanca Sarahí Flores Ibarra, todos desaparecidos en cadenas humanas durante octubre y noviembre del 2017.

Algunos de ellos, como Manuel Salvador, Sergio Alberto y Blanca Sarahí eran conocidos de policías, pues acusaban detenciones por supuesto robo, y alguno por agredir a los genízaros.

Jesús Arnoldo Serrano Castelo, vicefiscal zona norte,  informó que los cadáveres identificados por comparación genética ya fueron entregados a los deudos.

De los nueve cuerpos, uno sólo quedó en calidad de desconocido. Son los restos óseos exhumados por peritos en criminalística. “No obstante, el caso quedará en reserva, porque se tiene el análisis genético y se tendrá disponible para comparaciones futuras”.

Dijo que las carpetas de investigación de cada caso se están integrando, pues la prioridad era la identificación.

El vicefiscal se reservó ahondar en los indicios recolectados y sostuvo que las necropsias de los cadáveres continúan. “No se han precisado las causas de muerte. Estamos en ello”.

Mientras, “Las Rastreadoras” ya han concluido sus labores habituales y se han montado en las camionetas para reiniciar la búsqueda en el terreno que se dio a llamar “el traspatio macabro” por estar ubicado justo en la espalda baja del caserío de la ciudad, rumbo al surponiente.

Ya era un camino andado por ellas. Se apearon de las trocas. Conformaron sus propios equipos, resguardados por policías. Se dispersaron entre cardos, álamos, guamúchiles, zacate, olivos negros y demás yerbas y comenzaron el rastreo. Metro a metro fue espulgado, pero el rastreo no rindió los frutos que ellas esperaban. Cansadas, pero insatisfechas regresaron a su sede, a sus hogares. “En ocasiones no logramos nada, pero regresaremos otro día. Los buscaremos hasta encontrarlos”, comentó Rosario Trigueros Salmerón, quien durante 19 años ha buscado a su hijo que desapareció en la colonia Estrella, cuando salió un momento a la tienda del barrio.

“Nunca pensé que me uniría al grupo. Siempre consideré que yo no sufriría la pérdida que ellas padecieron porque mi hijo es bueno. Y heme aquí, ahora ellas son mi familia”.

María Aracely Sepúlveda Sauceda, visitadora de Derechos Humanos Zona Norte, afirmó que los casos de desaparecidos tienen un incremento, pero las familias no reportan los casos, por extraño que parezca.

“Esto puede atribuirse al miedo natural que brota cuando se está en estrés severo. Esperemos que al pasar el tiempo, las familias reacciones y reporten los casos”.

De acuerdo con archivos policiales consultados, el 2017 registró un repunte histórico en personas desaparecidas. Sólo la vicefiscalía de justicia Zona Norte tenía 35 carpetas de investigación abiertas en Septiembre; 20 en octubre, y en las de noviembre no se han contabilizado porque aún transcurre, además de que las familias tardan días en reportar los sucesos.

 

 

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