Murales que gritan por justicia

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El arte urbano y su compromiso de resguardar la memoria colectiva

 

La mañana del 15 de mayo de 2017 el colectivo Gran OM & El Dante, preparaban los colores para un mural trazado con los rostros de miembros del Consejo Nacional Indígena (CNI) en la ciudad de Monterrey. Ahí reciben la noticia del asesinato de Javier Valdez en Culiacán. Deciden darle vuelta a su plan inicial. Empiezan de inmediato a trazar la figura del periodista, junto a los rostros del CNI, con el lema “Javier Valdez Vive”.

Lea: Javier Valdez, el guerrero multifacético que no sucumbió https://bit.ly/2JibKx7 

Lo cuenta el mismo Dante, el muralista que participa desde hace dos años en muchas de las actividades de protesta por el asesinato de Javier Valdez. A partir de entonces la frase del mural se convierte también en una consigna de lucha y justicia, que marca la línea social estrechamente relacionada al arte urbano y el muralismo.

Javier Valdez, siempre cercano al arte y los artistas, fue un comprometido con la recuperación de espacios públicos y culturales en un ambiente de violencia, como respuesta y contrapeso al fenómeno cultural y social del narcotráfico.

El artista no puede mirar hacia otro lado, “no se puede hacer pendejo”, dice El Doctor Feis, porque existe una responsabilidad al volverse un medio entre todas las manifestaciones del fenómeno social y su trinchera específica que es el mundo del arte, donde convergen las grandes intuiciones, las transformaciones sociales, y el cambio de paradigmas.

En palabras de Ryszard Kapuściński: “no hace falta fijarse en la política, sino en el arte. Siempre ha sido el arte el que, con gran anticipación y claridad, ha indicado qué rumbo estaba tomando el mundo y las grandes transformaciones que se preparaban. Es más útil entrar en un museo que hablar con cien políticos profesionales […]”.

El Doctor Feis y Javier platicaron en varias ocasiones: En este caso los museos “han salido a la calle”, “Que las paredes hablen si la ciudadanía calla”, le decía Valdez a El Doctor Feis tras las amenazas recibidas por su pinta sobre Sandra Luz Hernández, activista asesinada en 2015 en la ciudad de Culiacán, en búsqueda de su hijo desaparecido.

Dos años después las paredes habrían de hablar de nuevo, y El Doctor Feis habría de titular su mural del periodista, localizado en el centro de la ciudad de Culiacán, con esa misma frase mencionada años antes.

Más que activismo a través del arte, o arte a través del activismo, es la concientización de las distintas dimensiones del artista, desde su trinchera específica que es la creación artística, la apuesta en contra de un olvido programado, la búsqueda de una memoria colectiva y en este caso el señalamiento de una justicia que todavía no llega, ni para Sandra Luz, ni para Valdez, ni para miles de víctimas y familiares de desaparecidos y asesinados.

“Yo no soy un activista”, dice El Doctor Feis, que cree en el compromiso social del artista, pero traza una línea entre su trabajo con un enfoque más social. El mural de Javier, para él fue una respuesta de alguien a quien sentía cercano, una especie de homenaje, lo que se busca es un renacimiento a través de la memoria, y un claro señalamiento al que se siente obligado como artista.

La colectivización del trabajo artístico, hablando no estrictamente de su elaboración como proceso colectivo, sino como la integración de sus distintas dimensiones; individual y colectiva, marca una de las pautas principales del arte urbano que es su línea social, este compromiso, cercano siempre a la gráfica y los movimientos sociales en México, se vuelve vigente ahora más que nunca en el arte urbano, existe una necesidad de hablar de estos temas, de mostrar y mantener una memoria por parte de la sociedad, de todos sus miembros no sólo artistas; contribuyendo a disipar la tiniebla cada quien desde su frontera.

Para El Dante, a la cabeza ahora del colectivo Juan Panadero taller de gráfica popular, cualquiera, no solo el artista trata de mejorar esta situación, pues su misión más que buscar un impacto directo a través del arte es propiciar a través de él, atender a una necesidad más colectiva que individual, involucrar a las personas, acompañarlas en algo que llama un proceso colectivo de “sanación”, todo esto surge, de igual manera por una necesidad de hablar de estos procesos sociales. “En el arte hay dos direcciones, la individual y la colectiva”, dice El Dante, y estas de igual manera son las dos motivaciones del artista, la necesidad personal y la colectiva, el arte de El Dante se orienta más a la segunda, busca ilustrar y acompañar a los protagonistas de estos procesos sociales.

Artículo publicado el 12 de mayo de 2019 en la edición 850 del semanario Ríodoce.

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