Telón de fondo


Corre el rumor en las redes sociales que la división entre diputados morenistas presentada en el Congreso del Estado es producto de dos proyectos políticos que aspiran a posicionarse en las elecciones generales de 2021.

Hay quienes dicen que no por mucho madrugar amanece más temprano, sin embargo, este principio campirano no siempre vale en política que pareciera operar en sentido inverso, y si valdría el de: “quien no madruga dios no le ayuda”.

Lea: Presupuesto 2019 fractura a Morena; aprueban en la madrugada https://bit.ly/2TAS8FA

Y no es porque uno se vaya con los rumores, pero hay indicios de que en el Congreso del Estado no hay una agenda común y algunos diputados morenistas traen la suya o de grupo; lo vimos con el fallido aumento del predial, las remuneraciones de los funcionarios y ahora en la aprobación del Presupuesto de Egresos del Estado para 2019 y son al parecer los mismos diputados y diputadas que desentonan con la mayoría parlamentaria y prefieren estar con los diputados del partido del gobernador, lo que suena anti natura y arriesgado para sus carreras políticas.

Anti-natura porque Morena es inteligible en su anti-PRI, o mejor anti PRIAN, es como mezclar el agua con el aceite, siempre estarán separados, y arriesgado por lo filosa que es la Comisión de Honestidad y Justicia del Comité Ejecutivo Nacional de Morena con aquellos que son sospechosos de juego doble o doble militancia.

Aquí en Sinaloa recordemos que en 2016 se llegó incluso a actuar con injusticia, cuando bajo el argumento falaz de que la dirigencia era gente de Malova o Millán, se puso en entredicho historias largas en la izquierda partidaria y fueron señalados con dedo flamígero, renunciando o expulsados sin más del partido y todavía estaba lejos el 2018.

O sea, que este tipo de indisciplina partidaria podría ser interpretada como querer jugar con fuego, y eso igual podría significar sanciones disciplinarias en el futuro.

Hay quienes en redes sociales salen en defensa de los disidentes morenistas, argumentando que la posición que estos esgrimen es un ejercicio de autonomía con el partido que los postuló al cargo de representación, que el partido es solo un vehículo para una aspiración política; suena lógico que así sea interpretado, pero estamos en un sistema de partidos y el programa y la disciplina cuenta a la hora de votar iniciativas o en todo caso, ahí están las candidaturas independientes.

Me explico: Los hoy diputados postulados por cualquier partido o coalición ofrecieron en campaña una oferta programática, que en el caso de Morena estaría destinada, entre otras, a reorientar el gasto favoreciendo a los más desprotegidos, reduciendo las desigualdades regionales y sociales, cumpliendo con la máxima justiciera de “Por el bien de todos, primero los pobres”.

La otra es la disciplina de partido, hay una agenda legislativa de cada partido y los diputados podrán hacer valer sus puntos de vista sobre cada uno de los temas, dentro de reuniones de la fracción parlamentaria, pero ya construido un acuerdo, cada uno debería votar en congruencia colectiva y no votar con los contrarios.

Ciertamente, cada vez vemos que esto menos ocurre, y se tolera en todos los partidos, habiendo casos como los que estamos viendo, donde los diputados se ausentan tácticamente o abiertamente votan con los contrarios, coincidiendo u obedeciendo a estrategias de la competencia, y eso está debilitando el sistema de partidos porque parecería que vamos a un sistema de cargos independientes.

Pero volviendo al punto, si la división entre los diputados de Morena, entre “justicieros” y “gobiernistas”, “congruentes” y “traidores”, responsables e irresponsables, rochistas y quimicocistas, se trasmina en los círculos binarios morenistas con destino al 2021, estamos ante un escenario complicado para este partido y falta que alguien ponga orden para evitar que lo alcanzado el primero de julio pasado no se vaya al caño por personalismos y aspiraciones.

¿Quién podría poner orden en la casa morenista? Evidentemente no un asunto doméstico y no vamos a ver que los actores divididos se autocorrijan, donde además no existe una dirección estatal, sino un problema de dirección política y disciplina partidaria, y aquí hay de dos, que sea el propio AMLO el que ponga orden, o sean las instancias disciplinarias del partido.

Mientras esto sucede o se deja que se pudra, ya veremos si los disidentes morenistas deciden acompañar al PRI y al PAN en su controversia constitucional contra la validez de las reasignaciones presupuestales y en definitiva lo que resuelva la Suprema Corte de la Nación, que pondría a cada quien en su lugar.

Hay tema.

Estimado lector, le deseo un buen y feliz año 2019.

Artículo de opinión publicado el 6 de enero de 2019 en la edición 832 del semanario Ríodoce.

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