Solidaridad sin reflectores

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Ciudadanos de Culiacán apoyan a damnificados por sismos en el centro y sur del país

Ellos no tenían un equipo de prensa detrás. No había cámaras ni grabadoras persiguiéndolos. Sin afiliación a grupo político u organización alguna, ellos decidieron ayudar a los damnificados solamente por deber cívico.

La convocatoria salió en redes sociales. Ciudadanos culiacanenses se solidarizaron con los damnificados de la Ciudad de México, Puebla, Estado de México, Guerrero y Oaxaca, por el sismo de 7.1 grados. Y la voz se corrió de persona en persona y los centros de acopios de ciudadanos para ciudadanos, fluyeron.

En total, los centros de acopio culichis lograron más de 400 toneladas de ayuda en diversos enseres y víveres, cantidad en la que no se incluyen las 200 aportadas por el gabinete de Quirino Ordaz Coppel.

Llega una persona, luego otra y otra. De repente eran alrededor de 200 manos las que ayudaban. Unos empacaban, otros canalizaban y otros cargaban. Todas las manos trabajando, la situación lo ameritó.

Fueron dos frentes, ambos ciudadanos y con la misma finalidad. Sin fines de lucro y con la idea de aportar, durante una semana estuvieron principalmente en Morelos y Puebla.

El “ruso-mexicano”

De origen ruso, Yaroslav Smirnonff se encontraba en Culiacán al momento del sismo. Dedicado a la construcción, el “ruso-mexicano” tuvo la idea de convocar a profesionistas locales para crear una caravana de ayuda. Las despensas y víveres eventualmente terminarían, así que el siguiente paso a dar es la reconstrucción.

A la idea se sumó Natalia Reyes y Diego Félix, quienes desde un pequeño café en el centro de Culiacán corrieron la voz. El llamado fue a profesionistas a que, en caravana, acudieran a las zonas más desprotegidas tras el sismo. Fue en total una semana, y la ayuda no para, continúa.

Diego, de 24 años de edad, ocupó su tiempo en difundir las actividades para dar fe de que los recursos obtenidos fueron realmente invertidos en ayudar a los damnificados. Profesionales de la medicina, de la construcción, sociólogos y demás, se avocaron a la tarea de ayudar.

“Durante toda la experiencia recibimos mucha ayuda tanto de personas de Cuernavaca donde continua siendo nuestra base, y puedo decir que el club Rotario del Estado de Morelos nos ayudó muchísimo porque necesitábamos contactos locales, entonces ellos ayudaron en esa parte”, explicó.

Junto a Yadislav, Diego y Natalia viajaron Abigail Álvarez, Jesús Romero y Sergio Jaret Rodríguez de oficio enfermeros; los médicos Perla Castillo Zapien, Yamilet Félix y Abel Aguilar Angulo; Karina Beltrán como diseñadora industrial; José Buruoga, ingeniero civil; y Ángel Manuel Partida, sociólogo.

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Locos contagiando locos

A través de su perfil de Facebook, Karla Montero Alatorre hizo una peculiar invitación. Crear un centro de acopio ciudadano para apoyar a la gente afectada por el sismo. Daniel Almaral, DJ local se suma y junto a él, otros más.

“Como tú lo dices, la onda es que a un loco se le ocurra y tenga a otro loco cerca, y mira, siempre sí fuimos varios locos”, explica Karla. Al final lograron más de 200 toneladas de ayuda que en caravana con dos camiones tipo tráiler, llevaron hasta las localidades afectadas.

Aún agitada por el viaje de más de 1 mil 300 kilómetros, Karla bromea pero en sus ojos quedan rastros de lo presenciado. Ella lo niega, alude que se debe a un asunto personal. Karla, Abel Jacobo Miller y Francisco Monárrez abonan a la experiencia.

Abel se frota su barba, está inquieto, respira hondo y confiesa, “nunca sentí lo que sentí al ver a esa gente, loco. Es que de verdad que no lo puedes creer”.

La travesía de Karla, Francisco y Abel fue compartida por otros cinco integrantes. Les acompañaron Daniel Almaral, Rezza Pahavlevy Terán, Frank Escobar, Eduardo Nieto y Farid Alexander Lerma.

“Curiosamente somos ocho también, como los ocho indeseables del Congreso”, bromean Karla y Abel, parte de ese grupo al que hace mención.

Ambos grupos de ciudadanos coincidieron en sus vivencias. Las personas siendo ayudadas por personas, ya no tanto por organismos gubernamentales sino llevando la ayuda directamente, y el temor de la gente a que una vez que desaparezca la efervescencia del tema, los abandonen a su suerte.

Lo que sigue

De oficio arquitecto, Francisco Monárrez se promete a sí mismo dejar listos los pendientes del próximo mes para con su negocio. Dejar todo en regla y luego, marcharse un mes a Morelos para apoyar a las comunidades en la reconstrucción de sus pueblos.

“Ojalá me puedan acompañar, de verdad. Me serviría una visita cada semana, no sé, pero de que voy a volver, voy a volver”, explica.

Abel lo interrumpe. “Sí, a mí mi mujer me dijo ‘tú traes cara de que vas a volver’, y tiene razón, voy a volver”.

Ellos no han sido los únicos que lo pensaron. Los integrantes de Manos juntas por México también volverán y el llamado es a todo profesionista que tenga disposición para aportar. La ayuda puede también ser económica.

“Estamos tratando, bueno, vamos a llevar una segunda brigada de construcción, estamos buscando personas que quieran o que sepan un poco de bio-construcciones, donde las casas que vayamos a construir en las comunidades afectadas, que ya las adoptamos porque están muy afectadas, que nos contacten en Manos juntas México, tanto por Facebook, Instagram o la página www.manosjuntas.mx y ahí estaremos publicando los avances”, explica Diego.

“Ellos van a necesitar ayuda durante tres, cuatro meses donde ya vuelvan a sus vidas normales y que el tema del terremoto deje de ser de los más mencionados”, añade.

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