Rescató a su hija y tiene un pie en la cárcel

Manuel Huberto Chan y Yumiko. Justicia torcida.
Manuel Huberto Chan y Yumiko. Justicia torcida.

Fragua PGJE acusación por abuso sexual contra un padre que reclama a sus hijas
Manuel Humberto Chan es un padre soltero que está a punto de ir a la cárcel, por una venganza de la policía de Guasave en complicidad con agentes del Ministerio Público del Fuero Común de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa, acantonados en esta ciudad.
Esta tiene su origen en la desaparición de Yumiko Analí y Adelina Abigail, de 14 y 13 años de edad, respectivamente, quienes se habían fugado de casa paterna una madrugada de marzo, en Juan José Ríos.
Ese día, recuerda Manuel, despertó temprano para irse a trabajar en la recolecta de cartón y fierro. Buscó a sus hijas pero no las encontró dormidas. Entró en desesperación, y recordó a retazos lo que la noche anterior había sucedido: estaba enojado, porque ya era casi de madrugada y sus hijas estaban afuera, platicando con dos hombres mayores de edad, jornaleros en el ejido 4 Milpas, fuereños.
Las llamó, las obligó a meterse en casa y adentro las regañó y como reprimenda les pegó cinco cintarazos a cada una. Luego las mandó a acostarse.
Ellas no durmieron. Hablaron con sus novios y se fueron a una casa de jornaleros, con ellos.
Chan fue a la policía de Juan José Ríos y los gendarmes se rieron de él. La burla cerró con la frase lapidaria de que “la virginidad de mis hijas no valía nada”.
Acudió al Ministerio Público de esa misma sindicatura de Guasave y nadie lo atendió. Sólo más burlas recibió. La ignorancia de Manuel Humberto y los casi harapos que vestía insultaron la integridad de la fiscal. Él fue rechazado muchas veces.
No se quedó así, fue a los medios y publicaron su caso. Eso movió la alerta Amber y en 24 horas, la policía ya había rescatado a sus hijas, gracias a que él había iniciado sus propias investigaciones.
Cuando se enteró que Yumiko y Abigail estaban con la policía respiró tranquilo. Regresarían a casa. Así pasó la noche, casi en vela. Y sus hijas no aparecían. Nadie en la Subprocuraduría Regional de Justicia en esta ciudad le informaba nada. Un día completo y nada, dos días y nada, tres días y nada.
Él nunca supo que sus hijas estaban siendo aleccionadas en el interior de la Subprocuraduría de Justicia en la zona norte, tal y como ya había pasado en las patrullas en las que con sus novios fueron subidas luego de ser encontradas en el albergue jornalero en el ejido 4 Milpas.
“Los policías me dijeron que si queríamos que soltaran a los muchachos, a nuestros novios, y que si queríamos irnos con ellos, tenía que declarar que mi papá me tocaba, que me daba dinero por no decirle a nadie lo que sucedía en casa. Y sí, lo dije. Soltaron a los muchachos, pero a nosotros no”.
En automático, Manuel Humberto pasa de denunciante a acusado de abuso sexual.
Yumiko y Abigail fueron entregadas a su madre, quien seis años antes las había abandonado en Hermosillo, Sonora, y por ello había perdido la patria potestad. Ahora ella tenía una nueva pareja.
Yumiko explica que durante dos días vivieron como una familia que se reencuentra. Pero al tercer día, su madre les llama, estaba con su nuevo marido. Las suben con un extraño y las llevan a un parque. Las emborrachan. Las hermanas son separadas. Yumiko no sabe lo que le sucedió a Abigail, porque ella no le cuenta nada.
Pasan los días, y Abigail se vuelve más hermética. Su madre comienza ausencias prolongadas de casa. Se droga con un foco. Las hermanas descubren la droga, la usan como lo habían visto que hace su mamá. Se marean. Yumiko llama a su padre, y pide que vaya por ella. Él se va de raite, la recoge. Ella se apega a él, Abigail a su madre. Las hermanas se separan, pero las une el Facebook, hasta la madrugada. “Dice que está sola”.
Yumiko quiere contar la verdad, pero no puede. La agente auxiliar del Ministerio Público Especializada en Violencia Intrafamiliar, Mayra Bobadilla, se niega a recibirla. Pone evasivas, se ausenta.
Manuel Humberto tiene una explicación para esa conducta: “Quieren consignarme, sin defensa”. En sus manos lleva la declaración de su hija, pero sólo puede hacerlas royo.
Mirna Duarte León, presidenta de la asociación Dignifica tu vida en familia asegura que la conducta de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) es de ignorancia pura y de venganza hacia un padre que no hizo nada más que buscar a sus hijas y que, agobiado por ser ignorado denunció en medios la parsimonia de la autoridad, y en respuesta pasó de ofendido a acusado.
La ineptitud de la justicia para proteger los derechos de los niños es superlativa, pues antes de reunir a familias desintegradas, las separa con mayor intensidad. Y peor aún, con sus resoluciones, pone en riesgo la integridad de los niños y menores de edad, como le sucede a Abigail, la hermana de Yumiko, entregada a una madre adicta que ya había perdido la patria potestad de ella.
Las etapas del drama
21 de Marzo, desaparecen las hermanas
25 de marzo, encuentran a Yumiko y Abigail
28 de Marzo, PGJE libera a los novios
29 de marzo, padre es acusado de abuso sexual
15 de Mayo, Manuel no tiene defensa.

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