‘Pie pequeño’, la película que recaudó 65 mdp en un fin de semana

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La nueva película de la Warner Bros., Pie pequeño (Smallfoot/EU/2018), dirigida por Karey Kirkpatrick y Jason Reisig, no solo es una de las más taquilleras del año —en su fin de semana de estreno en México recaudó alrededor de 65 millones de pesos— sino también una de las más divertidas, tanto para los niños, como para adultos.

En su primer día de entrenamiento para ocuparse de la actividad que su papá y otros de su familia han realizado por cientos de años, Migo (Channing Tatum, en inglés; Sebastián Yatra, en español), un simpático yeti, se topa con un “pie pequeño”: un ser humano, de esos que en su comunidad unos aseguran que no existen y otros defienden que sí.

Con mucho entusiasmo, el enorme “monstruo de las nieves” convoca a todos para hacerles saber su hallazgo, pero nadie le cree. Además, lo expulsan de la aldea y le piden que no vuelva hasta que se retracte de lo que dice o lo demuestre. Por fortuna, se encuentra con un grupo de yetis que sí concuerdan con él y están dispuestos a ayudarlo a que localice a esa pequeña criatura.

Migo emprende un viaje hacia donde cree que hallará a ese humano para llevarlo a su comunidad y que ésta lo acepte de nuevo, sin imaginar que el lograrlo puede llevarlo a él y todos los suyos a conocer muchas de las razones por las cuales en su contexto siempre pasa lo mismo, y a la posibilidad de que eso ya no pase jamás.

La versión del “monstruo de las nieves” de la Warner Bros es más interesante de lo que parece. En primer lugar, por ese abordaje de la monotonía a la que se llega a veces, en donde todos los días se realizan las mismas actividades solo porque así se ha hecho siempre, y no se cuestiona o no se buscan alternativas, hasta que alguien se atreve y muestra que hay algo más allá de lo rutinario.

Otro aspecto que llama la atención es ese tratamiento de la discriminación que se da a partir de atacar a los demás solo porque son diferentes. Tanto los habitantes de la cima de la montaña como los que viven al pie de ella piensan que los otros son peligrosos y, por lo tanto, hay que exterminarlos, sin antes tomarse la molestia de conocerlos: el aspecto determina cómo se traten entre sí.

El comportamiento de Migo es por demás inspirador: un yeti que en un principio asegura haber visto una criatura distinta y, como no le creen, hace todo lo que puede para demostrar la existencia del “pie pequeño” con el que se topa, a pesar de lo que eso implica, ser expulsado de la comunidad y de que puede perder el trabajo que su familia ha realizado por años. Migo también es ese héroe capaz de “recapacitar” con tal de salvar a los suyos, aun con las graves consecuencias que eso conlleva.

Aunque no presenta nada novedoso en ese sentido, la animación es impecable —como sucede en la mayoría de las cintas en la actualidad, gracias a los avances tecnológicos— tanto en los espacios en el mundo de los yetis como en el de los humanos: las texturas y los colores están muy bien aplicados. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 14 de octubre de 2018 en la edición 820 del semanario Ríodoce.

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