La pálida visita del embajador Salazar

KEN SALAZAR EN SINALOA. Bienvenido al paraíso.

Nos quedamos con las ganas de preguntarle al embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar, sobre algunos temas que han surgido en torno a la relación de la clase política con el crimen organizado, a raíz de que cientos de miles de correos electrónicos de la Secretaría de la Defensa (Sedena) fueron hackeados por el colectivo Guacamaya, cómo está procesando el gobierno norteamericano la información que se ha hecho pública, y donde han salido “raspados” funcionarios de altísimo nivel, como el mismo secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.

La reunión había sido acotada a temas económicos. Se miró hasta tierno el embajador cuando arribó a Sinaloa e hizo público su tuit: “Estoy en Sinaloa, líder en producción de camarón. Es un orgullo para mí que, como resultado de inspección y conservación bilateral, los Estados Unidos han certificado a los pescadores mexicanos para la exportación de camarón silvestre. ¡Un triunfo para Sinaloa, los US y nuestro medio ambiente”!

Participaron en el encuentro los gobernadores de Durango, Esteban Villegas; y de Coahuila, Miguel Riquelme. Lo recibió el secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza, pues el gobernador Rubén Rocha se había infectado nuevamente con el COVID-19.

Ríodoce acababa de publicar las conversaciones entre un agente de la DEA y un capitán del Ejército con base en la Tercera Región Militar, donde el policía gringo le daba información sobre un viaje que harían a Mazatlán dos de los hijos del Chapo Guzmán, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López, ofreciendo la oportunidad de capturarlos. Fue en marzo de 2016.

¿Tienen relevancia los correos? Sí, mucha relevancia. En ellos se evidencia el interés del gobierno norteamericano por detener a los hijos del Chapo dos meses después de que éste había sido recapturado en Los Mochis, Sinaloa, el 8 de enero de ese año. Pero queda de manifiesta, también, la negativa de los mandos castrenses para actuar, con el pretexto de que no existían órdenes de aprehensión, cuando los gringos habían solicitado tal cosa, desde mucho antes, con fines de extradición.

El agente de la DEA le ofrece al Ejército detalles del viaje que Iván Archivaldo y Joaquín harán a Mazatlán, pero el capitán con el que se está comunicando no muestra ningún interés. Y el tema quedó allí, de acuerdo a lo poco que se ha logrado saber de estas conversaciones.

Seis meses después de estas conversaciones, la madrugada del 29 de septiembre, cinco o seis células del Cártel de Sinaloa emboscaron un convoy militar y asesinaron cinco soldados, hiriendo a diez más, en una operación para rescatar a uno de sus operadores, llamado Julio Óscar Ortiz Vega, alias el Kevin.

La primera reacción fue del entonces comandante de la Tercera Región Militar, Alfonso Duarte Mujica, quien dijo que, por las células que participaron, lo más probable era que detrás de la operación estuvieran los hijos del Chapo Guzmán. “No tenemos la certeza de quiénes son estos grupos, pero es muy probable que sean los hijos del Chapo“, declaró.

El hecho se ganó la condena social, no solo de los mandos castrenses, pues se dio a conocer que los militares asesinados trasladaban –en un gesto no solo profesional, sino humanitario— a un jefe de sicarios que había atacado a ellos mismos en un retén, en la sierra de Badiraguato.

Ante la repulsa generalizada, Los Chapitos hicieron pública una carta en donde se deslindaban de la masacre.

Este hecho tendría repercusiones múltiples. Casi todos los agentes de la policía municipal que acudieron al lugar para auxiliar a los militares, fueron asesinados. Todavía hay uno desaparecido. Eran los tiempos en que los hijos de Guzmán Loera disputaban el mando con Dámaso López Núñez, quien finalmente se entregó al gobierno para no ser asesinado, igual que lo hizo su hijo meses después.

Un día después de la emboscada vino a Culiacán el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos y en un discurso casi incendiario dijo que (los solados) “fueron emboscados por otro grupo no contabilizado de enfermos, insanos, bestias criminales con armas de alto calibre, incendiando dos vehículos militares, seres sin conciencia, que basan sus acciones en atemorizar a la gente de bien, que lucran envenenando con drogas a nuestros jóvenes y a nuestros niños”.

Bola y cadena
CIENFUEGOS DIJO ESA VEZ que los crímenes no quedarían impunes. Pero quién sabe en qué estaría pensando el general secretario, porque impunes quedaron. Fueron detenidos dos o tres mandos medios del Cártel, pero nada que fuera más allá. Uno de ellos murió de Covid y otro que escapó, fue entregado para que los asesinara el ejército “en un enfrentamiento”. Pero, justicia, no hubo.

Sentido contrario
POR EL CONTRARIO, DE CIENFUEGOS se escribirían muchas páginas más, pues ya fuera del cargo y en una visita de placer a los Estados Unidos, fue detenido por la DEA y acusado de tener nexos con el crimen organizado. Se le atribuían nexos con el cártel de los hermanos Beltrán Leyva. Pero la intervención del gobierno mexicano lo salvó de ser procesado allá. Se le abrió una “investigación” en México solo para que, meses después, la FGR lo absolviera de cargos.

Humo negro
DE VERDAD, YA EN SERIO, ¿No es esto, para el gobierno mexicano, para muchas administraciones estatales y municipales, para el sistema estadunidense y para las bandas del crimen organizado, un paraíso?

Artículo publicado el 11 de diciembre de 2022 en la edición 1037 del semanario Ríodoce.

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