México honra a sus muertos del 68 con histórica marcha en la CdMx

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Donde quiera que descansen los estudiantes y demás personas asesinadas en aquel 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco -y los que han quedado en el camino-, estarán satisfechos porque la memoria del Movimiento  estudiantil resurgió con mayor fuerza en ese México enlutado que aún llora a sus muertos y desaparecidos.

Pero este memorial no solo sorprendió con el número de participantes en la marcha. Asistieron contingentes de organizaciones por la defensa de los derechos con presencia en todo el país. Las escuelas y facultades de las universidades y centros de educación superior, sindicatos y organizaciones gremiales.

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Entre esa multitud de manifestantes que marchaban desde Tlatelolco al Zócalo apareció un grupo representativo de veteranos que sostenían una manta de color rojo intenso y un texto en blanco que decía; “Partido Comunista Mexicano… Presente a 50 años del M68”. Al frente iban viejos militantes comunistas como Rodolfo Echavarría, Rito Teherán, Amalia García y un grupo de catedráticos de la UNAM, la Autónoma Metropolitana y la UACM, que no dejaban de interactuar con aquellos sorprendidos por la reaparición del PCM.

Fue una de la protestas más multitudinarias que haya registrado el Zócalo, ese manifestódromo que registra el palpitar de la nación y que al cumplirse los 50 años para recordar el suceso trágico de Tlatelolco se vio doblemente rebasado ante esa mezcla de duelo colectivo que desbordó emociones acumuladas de indignación, ira, impotencia, coraje y una sensación frustrante en una sociedad indignada por tantas tragedias e injusticias cometidas.

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La tarde amenazaba con lluvias y la histórica plaza registró una actividad intensa desde las 8:00 de la mañana, cuando empezaron a llegar artistas, comerciantes, músicos, grupos de danzantes, periodistas y familias a ofrecer flores y veladoras para los familiares y amigos caídos en la lucha contra el régimen autoritario del modelo económico representado por el Presidente Gustavo Díaz Ordaz.

El lugar se convirtió en una romería durante todo el día. Acertadamente decía la Jefa electa del Gobierno de la Ciudad, Claudia Scheimbaun, la mañana de este martes cuando acompañó al Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador: “El 2 de octubre ni se olvidó ni se olvidará jamás”.

A esas horas, el Zócalo ondeaba su bandera a media hasta y el país se decretó en luto nacional por los muertos del 68, nuestros muertos. Su memoria.

A la marcha se fueron incorporando movimientos de lucha de todo el país, como el Frente de Defensa por la lucha de los Pueblos, Grupos Indígenas organizados contra la minería, el frente por la defensa de sus ríos, lagos, por el agua y sus territorios sagrados.

Había contingentes con mantas demandando justicia en pueblos de Nicaragua, Guatemala, Perú, protestando contra el saqueo de sus recursos naturales y protestas de argentinos que exigían la renuncia del presidente Macri, y la salida de su país del Fondo Monetario Internacional.

Pero lo más sorprendente de toda la marcha fueron los miles y miles de estudiantes que en contingentes sobradamente organizados corrían, brincaban, cantaban consignas y daban cauce a esa rebeldía escrita en mantas, donde lo mismo reclamaban “fuera porros de la UNAM” o gritos reclamándole un cese a los abusos del modelo neoliberal y no a la privatización de la educación pública.

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Y es que en el desarrollo de la marcha, a los estudiantes de las escuelas preparatorias, facultades y escuelas de la UNAM, UACM, UAM, ENAH, Politécnico, se les concentró en la última etapa de la marcha, de tal forma que ya había caído la noche y apenas se acercaban al Zocalo. Algunos contingentes fueron canalizados a las calles de Palma y otras adyacentes porque la Plancha del Zócalo estaba repleta de manifestantes. Y  todavía se observaba una fila de más de un kilómetro que invadía la calle 5 de Mayo hasta el Eje Central.

Sobre las banquetas de las avenidas, los manifestantes que regresaban a sus casas se detenían a observar aquel “espectáculo”, donde los protagonistas eran los jóvenes y su rebeldía, esa energía que pareciera ser la materia prima que empujará ese cambio y algo que está por venir en este país.

Una maestra del CCH decía que si esta noche dejara de existir, se iría en paz y satisfecha porque había sido testigo de que la lucha estudiantil que vivió en su juventud de los 60, estaba dando resultados. Una joven del CCH Sur -una prepa de la UNAM- cuando terminó de escucharla le da un beso y le abraza, La maestra de unos setenta y más años,  lloraba de emoción y seguía contemplando al contingente de los jóvenes.

Ello seguían avanzando hacia el manifestódromo y la noche no les preocupaba. Saltaban, cantaban, gritaban consignas, protestas y algunos del CCH Azcapotzalco jalaban un pesado aparato que simulaba un tanque de guerra, exigiendo a Peña Nieto y a los poderes trasnacionales parar la guerra fraticida en los países latinoamericanos y del mundo.

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El primero de los contingentes de la marcha desde Tlatelolco al Zócalo llegó a las 5:30 de la tarde y el último en llegar era el de los estudiantes de arquitectura de la UNAM. Arribó a la plancha casi a las 9:00 de la noche.

Entre los oradores que participaron en el Zócalo, estaba Félix Hernández, ex dirigente del movimiento estudiantil del 68, que horas ante, en la mañana, tomó la tribuna de la Cámara de Diputados para pedir al Pleno la creación de una Fiscalía para investigar los genocidios cometidos por los gobiernos priístas y panistas que ordenaron asesinar masivamente a disidentes y manifestantes en los distintos movimientos de protesta.

Dijo que la lección que deja el 68 a los mexicanos es la necesidad de organizarse para enfrentar los embates que el gobierno neoliberal ha ejercido como una política de Estado encaminada a criminalizar la protesta social y asesinar o desaparecer todo lo que estorbe en su camino.

En pleno Zócalo se organizó un performance donde aparecen vestidos, zapatos, bolsas de mano, cuadernos, zapatillas, dispersos y manchados de sangre para ilustrar el paisaje trágico que dejó aquella matanza y que hasta ahora no se sabe cuántos ni quienes fueron, porque el Gobierno jamás ha permitido abrir los archivos, sobre todo los que están en poder de la Secretaría de la Defensa Nacional.

El único incidente que se registró de ultima hora fue la acción de un grupo de supuestos estudiantes declarados anarquistas que irrumpieron en una tienda de ropa de la firma “Aldo Conti”, a la cual rompieron los vidrios y extrajeron artículos de ropa que se exhibían en los escaparates.

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