La instalación de la 63 legislatura en Sinaloa coincidió con el 50 aniversario de la masacre de Tlatelolco. Cuarenta nuevos diputados tomaron protesta en medio de la emblemática frase ““¡2 de octubre no se olvida!”, que brotó de los discursos de los legisladores y de la gente apostada en el graderío del recinto.
Para las 11:00 horas, los asistentes ocupaban casi por completo las butacas del parlamento local. Estaban ahí, en primera fila, líderes y representantes de organizaciones civiles que con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y con la mayoría de diputados locales de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) se sintieron reivindicados.
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Como el activista Ernesto Saldaña, quien en la pasada legislatura fue sacado a empujones del edificio por transgredir el orden. También integrantes del Colectivo de Mujeres Activas de Sinaloa, lideradas por Tere Guerra, que con cartulinas de colores exigían dar marcha atrás a la llamada ley anti-aborto, aprobada por diputados de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) de la legislatura anterior, en el último minuto del último día en que terminaron su encargo.
En la planta alta, 15 retratos colgaban de la pared que divide el recinto. Imágenes de 15 jóvenes desaparecidos, de los miles que buscan las integrantes del colectivo Sabuesos Guerreras. Las mujeres, que visten camisetas con la frase “te buscaré hasta encontrarte”, buscan apoyo para encontrar a sus seres queridos, mientras gritan y repiten su consigna: “¡Porque vivos se los llevaron..!”
También arriba se instalaron pobladores de Eldorado que pedían convertir su sindicatura en municipio, añoranza acariciada por más de 20 años y sustentada en iniciativas y estudios que archivaron las últimas seis legislaturas. Una gran manta en medio del auditorio resumía su reclamo: “Por justicia social, Eldorado, municipio 19”. La nueva composición del Congreso con mayoría morenista avivó la esperanza de los vecinos eldoradenses para que por fin su territorio se independice de Culiacán.
La sesión inició a tiempo, cuando el gobernador Quirino Ordaz llegó como invitado al recinto.
El acto abrió con el recuerdo de la masacre de Tlatelolco, “el movimiento social más importante de la época postrevolucionaria”. A 50 años de distancia, se le rindió homenaje con un minuto de aplausos.
Pero muy pronto surgieron los reproches para el PRI, cuando el diputado saliente, el priista Víctor Godoy informó de los trabajos realizados en los dos años que duró la legislatura 62.
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Mientras Godoy, quien fungió como presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) mencionaba que la legislatura pasada tuvo una productividad por encima de la del Senado de la República con una eficiencia del 61 por ciento, y exaltaba los avances del sistema local anticorrupción y de las reformas para reducir diputados y regidurías, los gritos desde las gradas se multiplicaron: “¡Háganle auditoría a Sergio Torres, Castañeda, Chuy Valdez y al Quirinón!”
Al terminar su intervención, algunas voces coreaban: “¡fuera, fuera, fuera!”, “¡escúlquenlo!”
Cuando el gobernador se retiraba acompañado de dos diputados, de nuevo el grito espontaneo: “¡Déjenlo, que se vaya solo!”, “¡Que Malova regrese… lo que se llevó!”,”¡Quirinón, no te lleves el Fonden!”
Entre las exclamaciones de “¡el pueblo, unido, jamás será vencido!” y “¡es un honor, estar con Obrador!”, vino la propuesta de Morena para integrar la nueva mesa directiva, que apoyaba a Marco César Almaral, del PT (Partido del Trabajo) como presidente.
A la diputada priista Elva Inzunza se le consideró formar parte de ésta, pero su puesto fue rechazado a través de su coordinador Sergio Jacobo, quien al final del acto denunciaría en improvisada conferencia de prensa “el mayoriteo y el agandalle del grupo de Morena” para “querer monopolizar todos los órganos de gobierno del Congreso”.
Instalada la Mesa Directiva, la diputada Angélica Díaz, del Partido Sinaloense (PAS), en su cargo de secretaria, lee los números duros:
La legislatura 63 está integrada por 40 diputados: 23 de Morena, coordinados por Graciela Domínguez; ocho del PRI, dirigidos por Sergio Jacobo; tres del PT, a cargo de Eleno Flores; dos del PAN, con Jorge Villalobos a la cabeza —quien logró recuperar su curul luego de haber sido asignada a Vanesa Sánchez—, y dos del PRD (Partido de la Revolución Democrática), con Edgar González como coordinador.
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Hay dos mujeres que no conforman ningún grupo parlamentario: Angélica Díaz, del PAS, quien se quedó sola luego de que José Manuel Valenzuela el Chenel, emigró hacia el PRD en el último momento—, y Karla Montero, del PES, que se declara independiente.
Posteriormente se realizó la conformación de la JUCOPO, que quedó presidida por Graciela Domínguez (Morena), así como el priista Sergio Jacobo, el petista Eleno Flores, el perredista Edgar González y el panista Jorge Villalobos. Los otros integrantes con voz pero sin voto son las diputadas Angélica Quiñonez del PAS y Lourdes Montero del PES, el presidente de la Mesa Directiva, Marco Almaral y el titular de la Secretaría General del Congreso.
Más aplausos y gritos de júbilo ante la composición mayoritaria de Morena: ¡Duro, duro, duro!, ¡están vigilados!
Posturas partidistas
Mientras tres jóvenes recorren los pasillos frente a los diputados y les sirven agua y café, el orden del día marca los posicionamientos de cada grupo parlamentario. La pasista Angélica Díaz, única diputada que se benefició de la reelección por la vía plurinominal, dijo tener claro su papel en el Congreso “a través de un trabajo solidario y crítico”.
Karla Montero (PES) habló de promover la diversidad, apoyar a rastreadoras, a maestros, a agrupaciones civiles, “todo de mano con el proyecto de AMLO”.
El perredista Edgar González describió que tenemos una agricultura “sin planeación” y una pesca “que agoniza por la contaminación”. Criticó la ineficiencia de protección civil y pidió poner “fin a la congeladora legislativa que fabricó el PRI por más de 80 años”.
Fue el turno del polémico panista Jorge Villalobos —acusado en 2013 de golpear a su esposa en el aeropuerto de Culiacán, cuando era diputado federal—, quien inició su posicionamiento reconociendo el triunfo de Morena.
—¡No le queda de otra! —se escuchó.
“Somos el partido de las libertades…” —la lectura de Villalobos fue interrumpida: “¡No es cierto!”, “¡No les da vergüenza!”, “¡Puro discurso!”
El presidente de la mesa directiva intervino para pedir que escucharan al diputado panista, quien continuó:”“Somos el partido de la economía…”
—¡Y la guerra que hicieron!, ¡Habla de los muertos que dejó Calderón!
“Somos oposición férrea, tenaz, constructiva…”
—¡Desde cuándoooooo!
—¡Échale Montana! —le gritaban desde el público, haciendo alusión a un polémico video en donde el diputado panista se embriaga e involucra con bailarinas de table dance —una de ellas llamada Montana— en una lujosa mansión de Playa Venados, Puerto Vallarta.
La fiesta fue en enero de 2014, cuando se realizaba una reunión plenaria del PAN.
Luego el diputado petista Eleno Flores les dio cuerda a los eldoradenses: “Qué bonito se ve el número 19”.
La intervención del priista Sergio Jacobo inició con “la triste noche de Tlatelolco” que “marcó el inicio de la transición política”.
Los gritos arreciaron: “Mentiras, asesinos, corruptos…!”
“Con el movimiento estudiantil de 1968 la democracia se fortalece…”
—¡Traidores, no tienen vergüenza!
Interviene la diputada priista Gloria Félix para pedir al presidente de la mesa directiva que ponga orden en el recinto, que aplique la ley para acallar los gritos de los inconformes.
Sergio Jacobo continúa, pero solo por un breve instante:
“Tenemos un gobernador, Quirino Ordaz, con una buena labor democrática…”
—¡Pícaros!
“Habrá comunicación y dialogo permanente entre el ejecutivo y el legislativo…”
—¡Que ya se calle!, ¡La palabra de un priista no vale!, ¡Ya estamos hartos de tanto robo!
Salió a la defensiva el diputado priista Faustino Hernández, quien pidió respeto para el orador.
—¡Fuera, fuera, fuera, fuera! —fue la respuesta.
De nuevo pidió la voz la diputada Gloria Félix, pero antes la había solicitado el diputado Pedro Villegas, de Morena, a quien se le concedió el uso de la palabra.
Molesto, el coordinador priista quiso continuar: “Voy a terminar mi intervención”. Pero el morenista ya tenía el micrófono en la mano y respondió: “El pueblo debe ser siempre escuchado y así va ser…” De nuevo gritos de júbilo.
Luego la diputada del PES sugirió calma a los presentes: “ya vamos a darle chance a ver si se disculpan…”
Sergio Jacobo retoma la palabra: “El movimiento del 68 fue una gran fiesta democrática…”
—¡Fuera el PRI!, ¡Ni PRI, ni PAN, gobierno popular!
Por último, la intervención de Graciela Domínguez inició con la frase “El 2 de octubre no se olvida”. Y una remembranza de la masacre de Tlatelolco: “aquellas esperanzas de los jóvenes del 68 son raíces que soportan el sufragio del 1 de julio pasado”.
La tarea central, resumió, es democratizar el ejercicio de la autoridad y restituir el poder a los ciudadanos.
“Ni simulación ni opacidad ni persecución política; sólo cumplir la ley y ejercer la política con sentido ético es el camino y nuestra obligación”, dijo.
Fue una intervención tersa, sin perturbaciones. Solo exclamaciones de apoyo cuando reiteró que el Congreso será de puertas abiertas, en donde a nadie se le prohibirá el acceso. Y aplausos y vivas al final, cuando la líder del grupo de Morena exclamó: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
El pasado 2 de octubre, la única fiesta que se vivió fue la de los diputados de Morena, en un Congreso, por primera vez, en manos de la izquierda.
Artículo publicado el 7 de octubre de 2018 en la edición 819 del semanario Ríodoce.
