El juicio final

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EL JUICIO DEL ‘CHAPO’. Los enigmas del final.

Muy pronto el Chapo hablará. Pasará del banquillo de acusado al estrado, justo desde donde lo han señalado en la ola de crímenes que encabezó, ordenó, o provocó durante tres décadas. Hasta ahora, en las diez semanas del juicio, Joaquín Guzmán ha tenido que escuchar a sus pares y amigos, a compadres y socios, a una exmujer, a oficiales del FBI o la DEA, inculparlo hasta el cansancio. Cuesta creer que el Chapo pueda tener razones o argumentos en su defensa, pero todo es posible.

Podría también reservarse el testimonio, pero los mismos defensores del Chapo, un equipo de expertos fraguados en batallas legales infernales, sabe que juicios como estos están perdidos a menos que una jugada espectacular los salve. Y hasta ahora no ocurrió, por eso lo más seguro es que el Chapo cambie de silla en el final final.

El sistema de justicia estadounidense tiene fortalezas y es sólido, pero tampoco infalible ni falto de grietas. Cualquier crítica es válida, pero debe reconocerse que detrás del juicio y sus acusaciones al llamado alguna vez Enemigo Público Número Uno —un título que ya le habían dado a otros, como Al Capone—, hay años de trabajo consistente, ordenado, con visión a largo plazo de la Fiscalía. Detrás hay un ejército de agencias dedicadas a convencer a otros para acusar al pez gordo, y encima conservar grabaciones y videos que lo respalden.

El juicio ofrece también otra lectura, una comparativa entre el sistema de justicia americano y el de México. Allá se han encargado de ofrecer pruebas y testimonios de innumerables crímenes cometidos en este país, y ninguno allá. Además de que Guzmán llegó extraditado apenas hace dos años, y el juicio está por concluir. Acá en México fue detenido la segunda vez en febrero de 2014, y para su fuga en julio de 2015 ni cerca del juicio estábamos. Pasó otro año entre su tercera captura y el envío a los Estados Unidos, y tampoco nada de juicio.

Margen de error
(Acá y allá) Lo mismo sucede con algunos de los testigos: en México ni siquiera fueron detenidos y a otros ni declaración ministerial se les tomó. Destacan dos casos: Lucero Sánchez, la exdiputada y exmujer del Chapo. Y Dámaso López Núñez, socio y compadre.

El llamado Licenciado deja pendiente en México una investigación de la mayor relevancia: el asesinato del periodista Javier Valdez. Lejos de alguna aclaración, en su testimonio como testigo contra el Chapo buscó deslindarse del señalamiento e inculpar a los hijos del acusado. Lo primero que desconcierta es que sea allá donde lo diga y no en México y ante las autoridades mexicanas.

En el juicio al Chapo se han presentado tantas testimoniales y pruebas, que por sí solas darían para una docena de investigaciones en México. Sin contar las que se refieren a la corrupción al más alto nivel, o las rutas y métodos para cruzar la droga.

Mirilla
(Repetición) Ya antes de este juicio del siglo hubo un juicio del siglo —el del jugador de futbol americano O J Simpson a mediados de los 90—, ni en ese bautizo hay novedad. Aquel fue demasiado tarde y este demasiado temprano. Después de once meses de alegatos, Simpson logró ser absuelto de la acusación del asesinato de su exesposa y un amigo, aunque hoy día todo mundo asegura que él los mató. El tiempo no conservó ni siquiera la duda razonable que salvó a Simpson de la condena

Puestos a comparar es posible que el primero le gane en atención mediática a este. Pese a las declaraciones de los múltiples crímenes que el Chapo encabezó, ordenó o provocó en tres décadas, y a los titulares insistentes en los medios, al público americano no parece entusiasmarlo demasiado este juicio del siglo. Se mantiene en los límites de noticia importante, de tendencia en redes, pero no más. Quizás porque los americanos sienten que esa ola de sangre siempre se mantuvo lejos de ellos, compradores compulsivos de drogas, o quizás porque las excentricidades de Emma Coronel no han sido suficientes para atraer una mayor atención.

A pesar también de la Organización Sinaloa se acusó de una cobertura mundial, de tentáculos en toda América, Europa y Asía, las acusaciones apenas abarcan tres países: México, Colombia y Ecuador.

Deatrasalante
(El envío) Cuando el actor Sean Penn escribió la entrevista al Chapo, en enero de 2016, lo llamó el otro Presidente de México, haciendo equivalente el poder de Peña con el de Guzmán. En el artículo del Rolling Stone está la única entrevista formal, y hasta ahora el único testimonio físico del Chapo, aunque fuera mediante preguntas enviadas previamente. Demasiado parco para armar un perfil, respuestas escuetas sin desarrollo de ideas claras.

“Eso es una realidad, las drogas destruyen. Desgraciadamente, como le comento, donde yo me crié no había otra manera, ni hay, de sobrevivir y no había otro camino cómo llevar a cabo nuestra economía para poder vivir”.

“…el día que yo no exista no va a mermar lo que es nada, el tráfico de drogas, eso es falso”, casi una copia de la respuesta del Mayo a Julio Scherer.

¿Es violento? “Yo lo que hago es defenderme nada más, que yo ande buscando problemas, jamás”.

Y sobre la muerte: “espero que sea de muerte natural” (PUNTO)

Columna publicada el 27 de enero de 2019 en la edición 835 del semanario Ríodoce.

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