El ‘Chapo’ Guzmán a juicio

Perseguido durante años por las agencias norteamericanas, protegido por gobiernos locales, por policías y miembros del ejército mexicano; temido por las organizaciones rivales, querido y repudiado a la vez, líder de una poderosa organización del narcotráfico en México, Joaquín Guzmán Loera se encuentra ahora sentado en el banquillo principal de una corte de Estados Unidos, el banquillo de los acusados. Enfrenta 11 cargos, entre ellos el de introducir toneladas de droga a la Unión Americana. Nadie sabe en qué terminará el caso pero los ojos del mundo están puestos aquí.

 

“El Chapo era una persona de bajo perfil. Era un don nadie”, dijo Jeffrey Litchman, el abogado de la defensa durante sus alegatos iniciales en el primer día del juicio contra el Chapo Guzmán en la corte federal de Nueva York en Brooklyn. Su cliente, sentado de frente al jurado, escuchaba la traducción de la intérprete a su izquierda.

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Joaquín Archivaldo Guzmán Loera enfrenta 11 cargos, incluyendo dirigir una empresa criminal dedicada a traficar droga, haber ordenado asesinatos, lavar dinero procedente del tráfico de drogas y uso de armas. Para comprobarlo, la fiscalía debe convencer a los 12 miembros del jurado, a partir de su evidencia, de que Guzmán Loera es culpable, sin lugar a dudas razonables. Su evidencia son testimonios de testigos cooperantes y agentes de fuerzas del orden, llamadas, correos electrónicos y mensajes de texto interceptados y fotos.

Durante la primera semana del juicio, en el octavo piso del edificio con fachada de cristal, los alguaciles de los Estados Unidos y empleados de seguridad de la corte con chalecos antibalas resguardaron la entrada. Junto al detector de metales, había un par de agentes del escuadrón antibombas parados junto a su labrador negro llamado Knight —caballero, en inglés.

“Empezó muy abajo en la organización”, explicó el fiscal Adam Fels mientras narraba el ascenso del Chapo en el Cártel de Sinaloa durante sus alegatos iniciales. “Pero vendió suficiente mariguana para crecer, hasta llegar a la cima. Pasó de tomar órdenes, a darlas. Usando todos los medios disponibles, se aseguró de permanecer hasta arriba”, dijo el fiscal.

Fels procedió a explicar que por cada cargamento de droga que no llegaba a su destino, Guzmán Loera lograba enviar 100 exitosamente. Generaba billones de dólares, dijo. “Tenía su propio ejército con cientos de hombres armados con rifles de asalto, con AK-47 chapeadas en oro”.

Para convencer al jurado de que el Chapo es culpable de los cargos que se le imputan, la fiscalía tiene que comprobar que durante más de dos décadas fue el líder del cártel que logró exitosamente importar toneladas de drogas ilegales a Estados Unidos.

La meta de la defensa es precisamente la contraria. Los abogados de Guzmán Loera intentarán convencer al jurado de que el Chapo es, en realidad, insignificante.

“Ustedes, hasta cierto punto, ya piensan que es culpable”, dijo Litchman dirigiéndose a los miembros del jurado que lo veían atentos. Después de un silencio, terminó: “Porque el nombre es así de poderoso”.

Según la teoría que presentó la defensa, la figura del Chapo no es más que un mito. Si la gente supiera que no tenía dinero y a veces no tenía donde dormir, nadie querría hacer una película de él, dijo su abogado. Explicó que el Chapo disfrutaba la fama y la publicidad del nombre y por eso hizo el video para la revista Rolling Stone y por eso quería que le hicieran una película y escribir un libro. “¿Por qué más haría cosas tan disparatadas?”, preguntó en voz alta.

Durante los primeros tres días del juicio el Chapo ha entrado a la corte buscando directamente a su esposa, Emma Coronel Aispuro, quien indudablemente lo espera sentada en el medio de la banca destinada para la defensa. Cada día, Guzmán Loera levanta una mano para saludarla. Coronel, vestida siempre impecable, le responde.

La fiscalía ha llamado a tres testigos: dos agentes de gobierno retirados y el Rey Zambada, quien fue arrestado en 2008 y extraditado a Estados Unidos en 2012 y espera su sentencia después de declararse culpable. Algunos de los siguientes testigos incluyen a Alex y Jorge Cifuentes, narcotraficantes colombianos, César Gastelum, Miguel Ángel Martínez, Dámaso López y Vicente Zambada Niebla.

Durante el primer día del testimonio del Rey Zambada, antes de salir a un descanso, el Rey se paró de su asiento, y por primera vez desde que entró a la sala, volteó a ver al Chapo. Éste le sostuvo dignamente la mirada desde su asiento, y por una milésima de segundos, compartieron un intercambio del cual nadie en el resto de la sala fue parte. Después de asentir mínimamente, el Rey dio media vuelta y salió escoltado de la sala vistiendo su uniforme de prisionero.

Artículo publicado el 18 de noviembre de 2018 en la edición 825 del semanario Ríodoce.

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